Capitulo 9: ¿Mentira o autenticidad?

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—Heaven —insistió por tercera vez, perdiendo la poca paciencia que poseía. Ella no lo dejaba hablar ni un momento—. ¡Por lo que más quieras, Heaven, escucha!

Gruñó molesto, elevando la voz, haciéndola callar de golpe. El joven respiró varias veces para calmarse, odiaba perder los estribos, sobretodo delante de ella. Se disculpó luego de haberse calmado, y volvió a tomar las manos de la teñida.

—No puedo ser yo quien te explique porqué pasó lo que pasó —acarició sus manos—. No estuve allí, lastimosamente. No tuve que dejar que fueras sola, lo siento... por no cuidarte como lo mereces.

—Descuida, Trouble. Sé que si hubieses sabido que eso iba a pasar... —se detuvo al recordar levemente lo que la hizo quedar en ese estado. No recordaba mucho, pero sí recordaba lo que habló la madre de los hermanos Elijah.

—¿Heaven, te encuentras bien?

Sostuvo el rostro de la joven entre sus manos, ella no se movía, sólo observaba al vacío con fijación. Trouble no comprendía que sucedía, asustado; la sacudió levemente para hacerla reaccionar, pero Heaven estaba en un estado de shock.

La teñida rememoraba cada cosa que escuchó por parte de la madre de los gemelos, y en su cerebro todo hizo clic. Los recuerdos se acumularon dentro de su cabeza como ráfagas, su respiración se aceleró cuando comprendió todo, y comenzó a hiperventilar.

—¿Heaven? —llamó, pero ella no reaccionaba—. ¡Heaven! ¡Naiel, entra! —gritó desesperado, levantándose de la cama al observar como su amiga rápidamente comenzaba a entrar en pánico.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver al cuerpo robusto del señor Naiel, quien al ver la situación en la que se encontraba Heaven, palideció.

—Salga —ordenó al joven.

—¿Que?

—Yo la ayudaré, salga, joven Trouble.

Repitió el mayor, apartando al joven de la teñida. Trouble salió de la habitación, preocupado. No le gustaba lo que le sucedía a Heaven, y tampoco le gustaba que alguien del exterior la tratara.

Mientras tanto, adentro Naiel se encontraba tratando de llamar la atención de Heaven. La joven veía al mayor, pero no distinguía lo que él le decía, su mente no procesaba del todo.

—Respira conmigo, pequeña —exclamó el mayor, inspirando y espirando lentamente para que la joven lo imitara—. Vamos señorita Heaven, concéntrese en respirar conmigo.

La teñida asintió con dificultad, imitó la forma en la que el mayor respiraba y lentamente fue controlando la manera en la que respiraba. Poco a poco su respiración se normalizó, y el hormigueo de sus manos se redujo notablemente, pero lo que no reducía era su paranoia. Así que cuestionó, a pesar de sentirse asfixiada, a pesar de sentirse amenazada.

—¿Tu hijo está muerto?

Cuestionó, aun cuando su subconsciente le decía que sí estaba muerto. Pero en el fondo, muy en el fondo, quería escuchar otra cosa. Algo que le redujera su miedo, algo que le asegurara la mentira que ella misma se decía. Algo que simplemente no podía ser como ella quería.

Naiel dudó, pero hizo algo que nunca antes hubiese querido hacer.

Negó —Él no está muerto, señorita Heaven —suspiró pesadamente y se sentó sobre la cama a su lado—. Él está bien, más que bien. Lo que sucedió allá... creo que sería correcto que te lo explicara él mismo.

Heaven instintivamente se puso en alerta, sus nervios se dispararon cuando la figura alta de Elijah atravesó la puerta. La joven retrocedió y se escudó en sus sabanas, cubriendo todo con ella, menos sus ojos. El castaño se quedó al pie de la cama, observándola, sin saber bien que hacer. No le gustaba lo que estaba haciendo, se sentía extraño, pero lo hacía por el bien de la joven.

El Bosque De Las Almas Perdidas ©️Where stories live. Discover now