Capítulo Único.

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Decir que Yaoyorozu Momo y Saiko Intelli eran amigas era un error, pensar que aquello quería decir que no se conocían era uno mucho peor.

Escuelas distintas, amistades distintas y personalidades que no podían estar más alejadas la una de la otra, era fácil pensar por qué podrías haber alcanzado aquella conclusión.

¿Qué era lo que las unía? Tal vez ni ellas mismas lo sabían.

Debía de haber algo en la manera en que su ingenio competía inevitablemente en el momento en que se encontraban o en cómo la lógica pura no era suficiente para analizar por completo a Yaoyorozu y viceversa, el egoísmo de Saiko hacía ciertos planes casi impensados.

Atraídas la una a la otra, gravitando como dos estrellas, girando sobre el mismo centro de masas común en la forma de sus pies danzando en círculos mientras calculaban cuando iba a ser el momento de la explosión.

Se conocían, por supuesto. ¿Cómo no iban a hacerlo? Años de experiencia en batalla habían forjado un lazo inquebrantable de secreta admiración hacia su oponente, pero a la vez, también habían hecho que la distancia entre ambas se incrementara cada vez un poco más.

Siempre había un olor a té en el aire y siempre había una pelea de por medio cada vez que se veían. No había necesidad de saludos o formalidades en el momento que ojos plata azul conocían negro eterno y una vez más, genia contra genia reconocían la fuerza de su oponente y daban todo de sí para ganar.

Anotarían mentalmente los resultados de la batalla en su cabeza y se irían sin más, cada una a su escuela respectiva, como un ritual improvisado que eventualmente se había quedado.

...Pero por una vez en su vida, Momo realmente quería romper con aquellas reglas no dichas.

En algún momento, su cabeza tenía un compartimiento especial dedicado a la información que tenía de Saiko Intelli y en la carpeta con su nombre había anotado más de un par de cosas que no eran estrictamente necesarias para la batalla. Antes de saberlo, era difícil no pensar en qué extravagante plan Saiko la sorprendería sin una sonrisa tonta en el rostro y alguna extraña fantasía corriendo por su mente.

Su cabello de algún color entre celeste, lavanda y gris pálido inmovible de espaldas mientras Yaoyorozu se le acerca y la sonrisa llena de orgullo desaparece a medida que se da cuenta de que una vez más, Creati es quién ha ganado. Entonces la sonrisa regresa, en la forma de una perfecta media luna, que satisfecha de una buena pelea se quita su monóculo dorado para limpiarlo.

Solo que, en vez de hacerlo, Saiko se le acerca. El rastro de un brillo malicioso en sus ojos, la respiración se le atora en la garganta cuando sus labios se acercan a los suyos y su suave cabello hace cosquillas en sus mejillas ardientes, Intelli siempre sonriente, siempre tan orgullosa, es difícil perderla de vista cuando sus suspiros se entrecruzan y Yaoyorozu no sabe qué hacer con si misma tras ver la expresión reflejada en su iris.

Sus largas pestañas se cierran suavemente. Sus labios a milímetros de los suyos. Y un grito ahogado por su almohada al despertar frustrada de que aquella intoxicante realidad no sea más que un sueño hace que el grito silencioso que se escapa de lo profundo de su ser sea incluso más molesto.

Yaoyorozu está harta de este ciclo enfermante de sentimientos en su pecho sin respuesta y tras consultar con sus amigas, un plan comienza a formarse en su cabeza.


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Si le preguntaran a Saiko si es que estaba interesada en el amor, entonces la respuesta lógica sería no.

Si le preguntaran lo mismo, con Yaoyorozu Momo en la misma habitación, entonces sus mejillas sonrojadas traicionarían su respuesta.

Tenía un par de admiradoras en la Academia Seiai y más de alguna chica le había confesado su amor, pero ninguna como Yaoyorozu había logrado captar su atención.

Inteligente, de la forma en que unos pocos podían llegar a ser sin un quirk que facilitase el proceso. Hermosa, como si la misma diosa de la luna se hubiese levantado específicamente para crear la perfección de su ser. Amable, en una manera que no terminaba de comprender.

Era la incertidumbre calculada que Momo le agregaba a sus ecuaciones lo que las hacía mucho más entretenidas a pesar de que la marca de té que estuviese tomando no fuese la correcta. La sonrisa emocionada que le dirigía después de haber ganado y le hacía recordar que Yaoyorozu era un año menor, avergonzándola más de lo que podría llegar a decir por pensar en lo tierna que se veía era por una razón. El fuerte agarre de sus manos, que no dudaban en ensuciarse para ayudar y entrar en acción, a diferencia de ella que se quedaba sentada en el mismo lugar mientras los demás peleaban.

Ella era un héroe cómo Saiko nunca podría llegar a ser, pero aquello no era inherentemente malo.

Podía sentarse, como ahora, y disfrutar de una buena taza de té mientras cómo el rostro de su linda Momo se llenaba de determinación mientras les daba órdenes a sus amigos, impulsándola a planear una contra-estrategia al instante para comandar a quienes suponía podría llamar amigas también.

Solo tenía un año más para verla de esta manera antes de graduarse y ser finalmente una heroína profesional, aunque últimamente se preguntaba si es que aquello era realmente el trabajo que quería.

Por ahora, iba admirarla de lejos sin atreverse a romper la persona arrogante que había construido y perder su orgullo en el proceso.

Saiko Intelli.

Su corazón saltó cuando escucho su voz decir su nombre tan de repente y tan fuerte.

¿En qué momento la había perdido de vista? No sería fácil ganar si sus compañeras habían sido derrotadas, pero aun así Saiko tomó otro sorbo de su té, planes formándose en su cabeza a medida que se paraba de su asiento y analizaba la figura de la chica en frente suyo.

En dos años desde que se conocieron, los músculos en sus brazos se habían hecho más notorios, su cabello negro más revoltoso y la mirada en su rostro más amable.

Ella no se movía de su sitio, rojo en sus mejillas, no comprendía por qué aún no había atacado para alcanzar el premio detrás de ella y ganar el combate.

—Me gustas, por favor sale a una cita conmigo.

Todos los planes y ecuaciones en su cabeza se borraron inmediatamente al escuchar su voz determinada y sus mejillas ardieron en color rojo a medida que Yaoyorozu se acercaba a ella.

—¿Qué dices, Intelli-san?

Con una sonrisa galante en su rostro y su voz siendo mucho más suave al mirarla con cariño, era imposible que la respuesta de ella fuese otra que...

—...De acuerdo.

Escuchó el sonido del altavoz declarando que el equipo de Yaoyorozu había ganado y el lamento decepcionado de sus compañeras de escuela, más la sonrisa avergonzaba que Saiko intentaba esconder entre sus manos era imposible de borrar cuando la alegre risa de Momo llenaba el espacio y rompía de un solo corte las reglas no dichas entre ellas.

Saiko Intelli nunca había pensado que salir con Yaoyorozu Momo sería tan fácil.

Pero una vez más, las acciones basadas en emociones nunca fueron su fuerte.

Reglas no dichas | MomoSai |Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang