Eso es amor || Juliantina || Missing Scenes

sleepovers in my bed

Antes

Juliana no está segura de que es lo que está sintiendo.

No sabe si es...normal o no, y no tiene manera de saberlo. Nunca ha tenido una pijamada antes, ni un solo sleepover cuando era niña en Texas. Nunca la han invitado a pasar la noche en una casa extraña con alguna de sus amigas. Para ser honesta, nunca había tenido amigas cercanas. O amigas, y punto. Al menos, no amigas como Valentina.

Valentina.

Valentina duerme plácidamente a su lado, su largo cabello claro regado sobre su almohada. Las puntas le hacen cosquillas en el brazo a Juliana. La verdad, siente cosquillas en todos lados.

Y eso es lo que no sabe si es normal.

Podría serlo, ¿no? Nunca ha tenido una amistad tan cercana, nunca la han querido tan bonito, y ni siquiera ha conocido a Val por mucho tiempo. Podrían ser mejores amigas, y compartir noches como esta siempre. Tendría a alguien a quien acudir cuando Lupe se pone pesada con lo del Chino, alguien con quien llorar como siempre evita hacerlo enfrente de su mamá. Podría ser solo eso, saber que al fin consiguió una amistad tan increíble, como en las películas.

Pero en el fondo, Juliana sabe que no es cierto.

Las amigas no se quedan mirando los labios de sus amigas, porque son preciosos y rosados y Valentina tiene la costumbre de pasar su lengua sobre ellos cuando piensa. A las amigas no les tiemblan las manos cuando ayudan a sus amigas con el zipper de sus vestidos. Las amigas no aguantan la respiración cuando sus amigas las sacan a bailar. .

Las amigas no sienten que encontraron su lugar en el mundo cuando sus amigas las abrazan, no se sienten seguras y a salvo y como que nunca las quieren soltar.

A Juliana esto nunca le había pasado antes, pero no es tan tonta como para no darse cuenta de que es lo que le pasa con Val.

Solo logra aceptarlo ahora porque es tarde en la noche, el cuarto está completamente a oscuras, y está tan cansada de la fiesta que no tiene la fuerza para mantener los ojos abiertos, y mucho menos para mantener erguidas todas las paredes con las que se protege durante el día.

Val le gustaba. Le gustaba como nunca le había gustado otro ser humano, y aquel pensamiento era tan terrorífico como emocionante.

Mariposas habían revoloteado en su estómago cada vez que Val la tocó en el transcurso de la noche. Había sentido ganas de llorar cuando los dedos de Val acariciaron sus hombros y sus mejillas cuando la hizo jugar a "sentir su energía" lo que sea que eso fuera. Había sido una angustia dulce, se había sentido como estar parada al borde de un precipicio. Por un momento, pensó que Val...pensó que la iba a besar.

Y Juliana había querido que lo hiciera.

Es el último pensamiento que tiene antes de sucumbir al sueño, y a la dulce tranquilidad que le da estar entre las sábanas de Val, cubierta por su perfume.

Ahora

—Vamos, Juls, quita esa cara. Va a ser como un sleepover.

Juliana arrastra los pies mientras camina detrás de Valentina, en dirección a su cuarto.

—Tenemos nuestro propio depa, con nuestro propio cuarto. No sé cual es la necesidad de quedarnos donde tu papá.

—Juls. No es como si fuera la primera vez que te quedas a dormir.

Eso era cierto, pero era la primera vez que se quedaba a dormir desde que estaban juntas, desde que eran pareja. Había pasado poco más de un año desde que Val le había declarado al mundo lo que la quería en aquella entrevista, y en todo ese tiempo se habían quedado muchos fines de semana en la Casa del Valle, o en el cuarto de Juls cuando su mamá estaba fuera con Panchito, o en la casa que Val tenía en Acapulco. Además, ya iban a cumplir tres meses de vivir juntas.