Desvío mi mirada de ella. Me siento como una pervertida psicópata. Escucho una pequeña risita, volteo la cabeza y la miro.

—¿Qué?.— pregunté.

Niega mientras suspira con una sonrisa.

—Nada, nada.— otra risita.

Entre sierro los ojos. Sigue insistiendo en que nada pasa y la dejo en paz.

Loca.

Corrección, mi loca.

Seguimos caminando y llegamos a su casa. Nos despedimos con un beso en la mejilla y corto abrazo (el que ojalá hubiera sido más largo). Ella camina a la puerta y yo, pues... le miraba el trasero. Desvío nuevamente la mirada, con un rosa el las mejillas.

Espero hasta que cierra la puerta y sigo mi camino. Cansada por el día llego a mi casa gritando un "ya llegué" apenas estoy dentro.

Unos pasos rápidos y unos gritos me avisan de los dos terremotos que vienen sin frenos hacía mi. Los abrazo con fuerza hasta que me piden que los suelte. Sonreí.

Los observo. Ya están más grandes cada día. Sus cabelleras color chocolate como la mía y la de mamá, los mismos ojos de papá, la sonrisa que solo tenemos nosotros tres. Mis hermanos. Esos dos insoportables que tanto quiero.

—¡Hola, Annie!.— saluda Richie.

—Hola, gemelos desastre.— devuelvo el saludo.

Ray hace una mueca de disgusto, haciendo me reír. Richie me hace una seña extraña, como si estuviera espantando algún insecto.

—Oh, hola Annie. Ven. Vamos a comer.—saluda mamá, con unas señas de que todos fuéramos a la cocina.

Hacemos caso y la seguimos a la mesa. Mis hermanos y yo nos sentamos mientras jugábamos. Ray y Richie empiezan a golpearse, hacen eso desde que vieron lucha libre con mi papá. Quieren ser luchadores profesionales, ser super famosos.

—Ray, Richie. Dejen de golpear.— advierte mamá.

Papá entra saludando alegremente. Se detiene frente a mí y me da un beso en la frente, saludando con su típico "bebé". Al estar frente los gemelos chocan las manos y hacen como si estuvieran en una pelea de lucha, mientras les decía "sus campeones".

Le da un corto beso a mamá y Richie hace una mueca de asco. Ray fingía vomitar. Reí y los llamo para tener su atención.

—¿Que les pasa?, Seguro no han besado a nadie. Ya los veré con su pareja, mientras se dan muchos besitos.— empiezo a lanzar besos al aire.

Ray, a mi lado, se ríe abiertamente. Richie a su lado hace sonidos de asco.

—Seguro no has besado a nadie.— se burla papá

Me encogo de hombros.

—No.— miento—No he besado a nadie.

—Mas te vale.— dice papá en forma de advertencia, con su dedo.

Obvio ya había dado mi primer beso. No le diré a ese hombre que mi primer beso fue con una chica en un juego de retos. Ojalá hubiera sido con Daiana, quisiera saber cómo se sienten besar esos lindos labios...

Ya, Annie. Para.

Ray le da un golpe en el brazo a su hermano y este se queja mientras lloriquea.

—¡Raymond, disculparte con tu hermano!.— riñe Margareth Johnson, la señora que con una sola mirada y sabes que tus días han acabado.

Me tapo la boca con una mano, tratando de que no se escapen unas carcajadas.

—Pero... - empieza Raymond —¡Mamá, Annie se está riendo de mí!.

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