Cap. 12

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-¿Le conoce?-  pregunte clavando mis ojos en él.

-Soy Basili Zaliery, madame. Es un placer conocerla por fin, Gizhele - sonrió y prosiguió andando echando un vistazo fugaz a mi abultado bolso.

-No sabe que remover el pasado a veces es peligroso, hay cosas… que es mejor dejar como están.

Sus expresiones eran serenas y su voz reposada denotaba cierta tristeza, rezumaba experiencia, educación y profería respeto. Sonrío satisfecho y volvió a mirar al frente. Sí, era muy astuto y peligroso, sin duda un vampiro antiguo. 

-¿Por qué lo dice, y de que me conoce?

-Cuantas preguntas… andemos – hizo un ademán con el brazo para que se lo agarrase pero preferí seguirle en silencio, giré la vista un momento y vi como poco a poco el camino se iba llenando de una espesa bruma blanca que serpenteaba resiguiendo la calle que dejábamos atrás, mientras, una fina lluvia empezaba a caer.

- Aún no a respondido a ninguna de mis preguntas señor – le miré de reojo.

- No eran las adecuadas.

- Yo creo que si.

- Ah, la impaciencia de los jóvenes ¿esta segura de querer saber? – me miro fijamente mientras andábamos.

- ¿Pero saber el qué?

- Esa si es una buena pregunta macherie. – sonrió quedamente y levantó la vista al cielo y empezó a abrir la boca.

- ¡Gizhele! 

La voz de Naigel me sobresalto, giré la cara rápidamente y vi como se acercaba hasta nosotros, estaba tan serio… se situó a mi lado y me paso la mano por la cintura. Sólo le faltaba enseñar los colmillos…

- Basili, ha pasado mucho tiempo.

- Si, casi una eternidad en este mar de tiempo. Estaba conversando con tu bellísima acompañante. No me extraña que no quieras soltarla…

- No lo dudo, debemos irnos  ya – dijo añadiendo esto último más para mi que para su interlocutor – Gízhele adelántate un momento, enseguida te alcanzo.

- Claro – murmuré y echando un vistazo me dispuse a hacer lo que me había pedido muy a mi pesar, entonces Basili me agarró la mano con suavidad pero firme y me la beso.

- Un placer conocerla madame – se inclinó a modo de reverencia quitándose el sombrero que llevaba.

Asentí y me adelante unos pasos intentando oír lo que decían.

- Déjala en paz Basili, no te acerques a ella.

- ¿De qué tienes miedo Naigel? No voy a hacer nada.

- Si claro, no soy tan estúpido.

Basili rió divertido.

- Todos saben que esta aquí Naigel, la sienten. Quien ha de andarse con cuidado eres tú, yo haré lo que me plazca. Encantado de volver a verte querido. Espero que sepas lo que has hecho al traerla aquí, te has arriesgado demasiado, pero claro que se yo… – se giró para irse

- No olvides lo que te he dicho – volvió a increparle al vació.

Al poco Naigel llego junto a mí y me agarró de la mano con cierta violencia y empecé a intentar andar en pos de él.

-¿Qué ocurre? – le pregunté.

- Nada, vamos – dijo secamente.

- ¡Naigel! – me solté de su mano parándome en seco.

GizheleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora