—¿Desde cuando... Existe?

—Desde siempre, al igual que el sexo.— se encogió de hombros restándole importancia—. Las relaciones sexuales son primitivas, existen desde la aparición del hombre. Somos animales, después de todo.

—¿A qué te refieres con eso?

—Siempre habrá uno que domina y otro que se somete. Las personas, tal vez, podemos someter y ser sometidas en más de un modo. Dominamos para sobrevivir, por placer y por miedo.

—¿Por miedo?

—Dominar a los miedos para que estos no te dominen a ti. No sólo son los motivos, también las formas. — ladea su cabeza—. Puede haber un sometimiento físico, emocional o mixto.

—Entonces es algo que podría hacer cualquiera.

—No. — es rápido en decir mientras niega con la cabeza—. Si fuerzas a una persona a que se someta a ti, si lo haces a la fuerza. Eso no es un juego es una violación.

Layla tragó saliva con dificultad, el nerviosismo seguía ahí. Christopher también notó como la mano de Cyara sudaba bajo la suya.

—¿La curiosidad es más grande que el miedo? ¿Vais a dejar que el miedo os domine?

Ambas lo miraron, sin saber muy bien que decir pero aún así se atrevieron a negar.

—Entonces venid conmigo.

Se levantó de donde estaba sentado, obligando a Cyara a imitar su acción. Layla no tardó en hacer lo mismo.

Salieron de casa con un rumbo muy claro: Moleko.

—Pensé que esto sería mañana.

—Cuanto antes mejor, ¿no? — preguntó de forma divertida.

Layla se mantuvo en silencio, ¿en que momento de su vida había sentido curiosidad por esto?

El club no estaba tan lejos de casa, las letras doradas con el logo de Moleko le dieron le bienvenida y fue inevitable no sonreír.

—¿Algo que quieras saber antes de entrar al infierno?

—Creo que no...

Christopher asiente, aún sabiendo que su hija está mintiendo, y las guía hasta la entrada.

—Por lo que más quieras no te despegues de nosotros. — dijo Cyara mirando a su hija.

—No te preocupes, todos aquí son respetuosos.

—¿Todos? — pregunta Cyara en un tono sarcástico, a la mente de ambos llegaron varios recuerdos de cuando ella ejercía de camarera y alguno de los hombres quería pasarse de listo con ella.

Christopher hizo una mueca de desagrado y sacudió su cabeza, no era beun momento para enojarse.

—El hijo de puta que se atreva a decir o hacer algo va a tener consecuencias, no les conviene. — murmuró mientras abría la puerta y las dejaba pasar.

La cara de Layla era un poema mientras avanzaba por el club, era un lugar de fantasía.

Sus manos se apretaron ligeramente en puños, no era capaz de asimilar que su padre fuera el dueño de este lugar.

Los murmurllos entre alguno de los aprendices de denominación empezaron a oírse, Layla caminaba tan sólo un par de pasos delante de Cyara, Christopher estaba a un par de metros de ambas para dejarla asimilar todo.

—¿Y esa jovencita? — preguntó uno de los que estaba sentado en una mesa cercana.

—Ah, no amigo, quita tus ojos de encima que es la hija del dueño.— advirtió su compañero.

Oscura tentación Место, где живут истории. Откройте их для себя