Crecer y relacionarse a veces suele ser complicado, sobre todo en la adolescencia que mientras algunos la recuerdan como su época dorada otros ni siquiera la mencionan. En esta historia, doce chicos viven su último año escolar al compás que van afro...
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—Y uno, y dos, y tres... desde arriba —ordena mi instructor de ballet.
Estamos practicando para el recital de invierno y dentro de algunas semanas ya nos anunciaran los roles. Como cualquier bailarín desea, ser el estelar en su último año es el objetivo y sueño más grande por lograr, y yo no me quedó atrás. No me rendiré hasta que el protagónico masculino del Cascanueces sea mío.
El grupo de baile es variado, la misma cantidad de chicas y la misma cantidad de chicos, por lo que si bien todos nos tenemos mucho respeto, nadie dejará de luchar por los papeles principales.
—¡Vamos Chicas, concéntrense! —exclama nuestro superior. —solo observen la resistencia de Marie-Anne al dar el Arabesque.
Marie-Anne es mi mejor amiga aquí y al igual que las otras chicas, también busca el papel de Clara, y yo estoy completamente seguro de que lo conseguirá, es la mejor en lo que hace, posee una técnica perfecta y un control y fuerza sobre sus piernas que nunca antes había visto. No es por menospreciar el trabajo de las demás ya que creo todas son grandes profesionales pero Marie... ¡ella es única!
—Bien chicos es todo por hoy. Emily has mejorado tus piruetas pero debes seguir puntualizando la resistencia. Leonard, si mantienes esa actitud floja te dejaré fuera del recital. Reinhart eres increíble... ¡cuando prestas atención! no te consideraré si no te aprendes a rajatabla los pasos...
Siempre lo mismo, siempre la concentración.
A veces simplemente no puedo evitarlo, desde pequeño me considero un gran observador de las cosas, es por eso que soy un buen bailarín, me dedico a los pequeños detalles. Mi problema es que en algunas ocasiones suelo mirar tanto lo que hace el resto que pierdo el ritmo de mi propia rutina... o de mi propia vida.
—Reinhart no te consideraré si no te aprendes los pasos —interrumpe mis pensamientos Marie-Anne imitando al instructor.— ¿En que piensas tonto?
—En mis problemas de concentración.
se ríe casi irónica.
—Por dios ¡No me digas!
—Lo sé, estoy un poco distraído, de verás quiero el protagónico.
—Y lo conseguirás, yo creo en ti, pero debes entregar lo mejor, demostrar que en serio es tu sueño y que estás aquí por ello. Si no te aprendes los pasos, serás una sucia rata... literalmente.
