Obediente // Trueplik

03

Como dijo Marcos, sus padres vinieron a visitar.

Obedientemente, Mateo siempre hizo lo que le dijeron.

Limpio la casa, puso la mesa, cocinó la cena, y se hizo cargo de la resaca de Marcos.

Los padres de Marcos, que eran tíos de Mateo, se quedaron todo el fin de semana hasta que llegó el lunes.

Mateo salió de la cama, se duchó y rápidamente se vistió.

-¡Adiós Marcos, me voy a la escuela!- Mateo grito corriendo por la puerta.

Hoy Mateo decidió caminar a la escuela. Cuando llegó no había mucha gente por lo que Mateo felizmente se acercó a su casillero, agarró las cosas que necesitaría y procedió a dirigirse hacia su clase para evitar la gente que realmente no le agradaba.

Valentín y Daniel.

Por supuesto no salió bien.

-Oye Mateo- Dani se burló chocando sus hombros con los de él.

Mateo se estremeció de miedo.

-Aw, ¿el pequeño bebe Mateo tiene miedo?- Valentín arrullo.

Mateo cerró los ojos y miró hacia otro lado.

Dani y Valentín rieron.

-Mateo, bofetéate- dijo Dani

Mateo miró a Dani suplicante.

-Ahora, mejillas dulces- dijo Valentín

Mateo miró las sonrisas satisfechas en sus caras, entonces, tomó una respiración profunda y... se abofeteo. Fuerte.

Dani y Valentín rieron.

-¡No puedo creer que hayas hecho eso, ingenuo obediente!- Dani rio.

Mateo masajeo el lado de su cara que abofeteo y miro hacia otro lado vergonzosamente.

Si tan solo supieran porque soy obediente...

Valentín y Dani dejaron de reír y revolvieron el cabello de Mateo, pellizcaron su cara y se fueron.

Mateo respiró hondo y siguió a su siguiente clase actuando como si nada hubiera ocurrido.

Estaba realmente agradecido que lo que pasó no fue tan malo como los tormentos habituales de Valentín y Dani.

Tal vez hoy iba a ser un buen día para él... o tal vez no.

Mateo nunca tiene buena suerte.

Cuando Mateo dobló la esquina del pasillo vio al mismo chico que le había ayudado en la cafetería, mirándolo.

Excepto, que no parecía tan simpático como lo fue antes... parecía casi enojado con Mateo.

Mateo frunció el ceño y se apresuro a salir del pasillo.

Extraño.