Capítulo 11: Siempre junto a ti

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Está de piel delante mío, sin decir nada, sin expresar nada. El brillo de sus ojos marrones ha desaparecido y ahora todo su cuerpo es gris y frío. Tiene el brazo estirado, y aunque estoy lejos de él salgo corriendo; gritando Pterseo.....

           Me despierto agitada todavía con el miedo en el cuerpo, pero unos brazos me acurrucan tiernamente al lado suyo dándome calor y diciéndome: -Ya ha pasado Mel, estás conmigo.-
No puede ser Pterseo, me digo. Él está convertido en piedra.

- Abre los ojos Mel, estoy aquí. - Unas manos me cogen de la barbilla y me la levantan haciendo que le mire.

Es él, lloro de la alegría. Desde que le he conocido me he convertido en una llorica.

- ¿Has tenido otra vez el mismo sueño?- me pregunta mirándome a los ojos con ternura y delicadeza.

Asiento y tiemblo del recuerdo. Llevo varias semanas con el mismo sueño, le pierdo para siempre y no puedo hacer nada para salvarle.

- Mel, estoy aquí. Siempre estaré aquí.- me dice mientras me da un beso en la cabeza.

No debería decir la palabra siempre, ya que es imposible saber lo que nos deparará el futuro; pero no le corrijo. Es mejor soñar que ser realista.

- ¿Desde cuando tienes estas pesadillas?- me pregunta.

- Desde que te conocí, luego estuve un tiempo sin ellas y ahora las vuelvo a tener. ¿Crees que las tengo por alguna señal del futuro?-

- No... - Silencio. - No lo creo.-

Me gusta estar cerca de él, tumbada al lado suyo. Poder sentir el ritmo de su corazón, de sus respiraciones; se está tan bien. También se que soy egoísta, estoy jugando con él. Pterseo me ha dicho sus sentimientos y yo en cambio le he dicho que me de tiempo para pensar. ¿Pensar en qué? En ningún momento me ha obligado a corresponderle, tal vez es porque cree que ya estoy enamorada de él y solo falta que yo lo acepte. Pero la verdad es que no lo creo, ¿no es mucho más fácil pensar que somos robots sin sentimientos, sin dolor, sin ansiedad?

- ¿Cuanto tiempo me he quedado dormida encima tuyo?- le pregunto, mientras intento quitarme las legañas sin mover las gafas; por si acaso.

- No mucho, tal vez tres cuartos de hora más o menos.-

Me acomodo y me aparto un poco de él, noto frío al instante; una corriente helada que nos separa. ¡Con lo bien que estaba al lado suyo! - Lo siento mucho, estaba cansada - me disculpo.

- No pasa nada Mel- dice mientras me agarra de la cintura y me vuelve a arrimar a él. - Eres como un ángel cuando duermes, dulce y silencioso. -

- ¿ Entonces cómo soy cuando estoy despierta?- salto. Me he puesto nerviosa cuando me ha acercado a él, y lo ha notado.

- Eres mi angel caído; caído del cielo. Fuerte y magnífico.-

Carraspeo e intento cambiar la conversación, dice unas cosas más cursis dirían algunos; para mí esas dulces palabras son incertidumbre, miedo a lo que no sé contestar.

- Una pregunta, ¿ porque me llamas Mel? - Comento mientras me levanto de la cama y miro hacia la ventana, intentando desviar mi mirada de él.

- Tienes muchas preguntas sobre mí - y se ríe. - No es importante. Además eres tú la interesante, no yo. Tendría que ser yo el locutor. -

- No es que me importe, era por saber.- Y en voz baja digo: Me llamo Melanie, mis padres me llaman Melie, los desconocidos la rara y mi nov... -

¿Pero qué iba a decir? ¡¿Estoy loca?! Espero que no lo haya oído Pterseo. No lo he dicho pero casi meto la pata, ¿no?

- Mel- dice Pterseo con una sonrisa mientras se levanta y se acerca a mí.

Me remueve en el sitio e intento pensar en algo ingenioso que decirle. Pero Pterseo se me adelanta y dice: - Mel, eres tan expresiva. Siempre que tienes miedo te tocas el pelo, cuando estás nerviosa te tocas la mejilla y cuando te gusta algo te asustas y huyes; como ahora.-

Menos mal que me he puesto dos pares de lentillas en los ojos, por que se me están derritiendo rápidamente. ¿Por qué tiene que ser tan dulce? Tan dulce como su miel, y eso me hace recordar a sus labios. Unos labios que están delante mío, susurrando cosas que ya no escucho. Solo están los ojos de Pterseo y yo. Entonces el cuadro de la pared se cae y me alejo de él agitada.

- Han llegado mis padres.- le digo.

Cuando estoy nerviosa me muevo, parezco un terremoto igual que ahora. No paro de andar de un lado de mi habitación a otro, mis padres han llegado a casa y tengo a Pterseo en mi habitación.

Unos padres normales tal vez les podrías engañar con que tienes un trabajo con él o un examen muy importante; pero mis padres no se lo creerían, porque me tienen escrictamente prohibido traer gente a casa aunque sea el cartero. No saben que tengo amigos, ni a Pterseo, no saben nada y hoy tampoco será el día que se lo cuente.

-¡Salta por la ventana! -le grito nerviosa.

- ¡Estás loca! No soy super-man. - Sí, es cierto estaba loca, realmente loca por querer salvar su vida antes que la mía. - Han cortado el árbol por el que podía bajar.-

- Y por quién lo habrán hecho - Suspiro. No es el momento para discutir, se tiene que ir o tendrá un problema.

- ¿Por qué no bajo y les digo que soy tu amigo y que he venido a hacer un trabajo?-, en verdad era cierto habíamos venido a mi casa a hacer un trabajo pero al final después de hablar un buen rato, me había quedado dormida encima de él.

- Mis padres no son lo que se dice comprensivos.-

- No creo que me maten.- y me cayo. No quiero mentirle, no creo que le dejen salir de casa de rositas. Seguramente si notan algo extraño, que lo notarán, mi padre le inyectará algo para que olvide o le cuente lo sucedido y nos tendremos que mudar; como la última vez.

Después de unos segundos de silencio, intenta volver a la conversación. - ¿Les has contado que somos amigos? ¿Acaso saben que los tienes?-

No le respondo, él ya sabe la respuesta.

- Por favor vete Pterseo, ya hablaremos luego de esto.- le digo, cuando en ese momento mi madre pregunta desde la planta baja: - Melanie, ¿estás ahí? -

Intento gritar lo máximo posible y la digo: - ¡Sí mamá, ahora bajo!-

Cuando me doy la vuelta Pterseo está serio, enfadado delante mío, pero no tengo tiempo para hacerle caso; así que cojo unas cuantas sábanas, las hago nudos y la tiro por la ventana.

- No creerás que voy a bajar con eso, ¿verdad?- dice Pterseo con la cara expectante.

- Lo siento marqués si no tengo una escalera de su agrado - le replicó con sarcasmo. - Pero o bajas por la cuerda o te tiro a patadas.-

Poco a poco y a regañadientes Pterseo baja la cuerda la cual he atado a mi cama, pero cuando está casi abajo, se rompe la sábana. Mi sábana favorita rota, todo por culpa de Pterseo.

- Estarás contenta, me he roto el pantalón.- comenta Pterseo cuando está abajo. Me río a escondidas y cuando estoy a punto de cerrar la ventana, me dice: - Tendremos que hablar de que tus padres todavía no me conozcan.-

No le hago caso y bajo rápidamente a la planta de abajo donde están mis padres. Al principio me miran de forma extraña pero luego me abrazan y me dan varios besos.

- ¿Qué tal el día Melanie? - Me pregunta mi padre.

Antes de poderle contestar, alguien llama a la puerta. ¿Quién será a estas horas? Mi madre, que es la que está más cerca de la puerta, la abre y para mi asombro es Pterseo.

Cuando decía lo de conocer a mis padres se refería a ahora.

Eterno Poder © #Wattys2017Where stories live. Discover now