21: ¿Lo prometes?

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—No pasa nada, llora si quieres, es necesario a veces.— me dio una sonrisa compasiva, yo asentí antes de romper en llanto en silencio, no quería llamar la atención. Frenkie quitó la división de los asientos y luego me abrazó. —ni siquiera puedo imaginar como te sientes... pero lo que sí puedo decirte es que todo estará bien.— saqué mi rostro de su pecho y volteé a verlo.

—¿Lo prometes?— pregunté en un hilo de voz.

El rubio levantó su mano, me mostró su dedo meñique y luego lo unió con el mío.

—Lo prometo.

•••

Leon.

Tomé aire antes de golpear la puerta de aquella casa en la que había estado innumerables veces. Cuando se abrió pude observar a Martha al otro lado.

—Hola Martha, ¿puedo pasar?— ella asintió y se hizo a un lado, así que entré y caminé hasta el living. —¿Dónde está Alec y Caroline?— pregunté.

—La señora salió y el señor está en la oficina, lo llamaré.— dijo y caminó hasta la oficina, sin dejarme decirle que no era a él que quería ver sino a Erin.

Ayer no había podido hablar con ella, la cobardía me había ganado. Volví a casa y tuve una mala noche, debía admitir que una de las peores que he tenido en toda mi vida, por suerte, Mila regresó ayer por la noche y me ayudó a sentirme mejor. Hoy, me había armado de valor, debía hablar con Erin, debía aclararme el por qué me ocultó el embarazo y bueno, también ofrecerle mi apoyo, porque seguramente ella era la que peor se sentía.

—Leon, no te esperaba, ¿Qué sucede?— la voz de Alec me sacó de mis pensamientos. Me levanté del sofá rápidamente.

—Realmente no te buscaba a ti, Martha no me dejó aclararle eso.— dije. —¿Puedo ver a Erin? debo hablar con ella.

Alec exhaló fuertemente y luego lo vi fruncir la boca.

—Te prometo que no la molestaré.— lo miré con algo de súplica.

—Ella no está.

—Ah.— era extraño, ¿Dónde podía estar? conociendo a Erin pensé que no iba a salir de su cama en días. —¿A qué hora regresa?

—Leon, Erin se fue a Barcelona.

•••

Erin.

Habíamos llegado al rededor de hace media hora, luego de salir del aeropuerto tomamos un taxi y llegamos al lugar donde Frenkie vivía. Era un edificio lleno de departamentos preciosos, el suyo estaba en el noveno piso.

Él metió la llave en la cerradura, y nada más entrar vi una chica rubia en el sofá, la había visto en fotos.

—¡Llegaron!— ella se puso en pie, rápidamente vino hasta nosotros y luego de abrazar a Frenkie me abrazó a mí bastante emocionada. —por fin conozco a la novia de mi hermano.— chilló.

—Dios Anne, no somos novios.— miré a Frenkie y podía jurar que sus mejillas estaban teñidas de carmesí. —aún.— terminó y ahora fui yo la que enrojecí.

—Hola Anne, también me alegra conocerte.— sonreí y ella también lo hizo.

—Vamos, te mostraré tu habitación, apenas Frenkie me dijo que vendrías la arreglé lo mejor que pude.— ella tomó mi maleta y comenzó a caminar, Frenkie rodó los ojos divertido y yo seguí a la rubia.

Anne De Jong era probablemente una de las chicas más hermosas que había visto en toda mi vida (multimedia). Me mostró la habitación que era bastante linda por cierto, y luego de hablar un poco se fue para que yo arreglara mis cosas.

A la noche, habíamos pedido comida mexicana mientras mirábamos un maratón de Malcolm in the middle. Tres horas después cada quién fue a su habitación dispuesto a dormir.

Unos pequeños golpes en la puerta llamaron mi atención, después de decirle adelante vi a Frenkie, ya en pijama. Él entró.

—Pensé que estarías dormido.— reí.

—No sin antes despedirme.— vino hasta mí y me acercó a él tomándome del brazo. Lo rodeé con mis brazos y él me abrazó sobre los hombros. Nos observamos por unos segundos en los que me logré sentir en paz por primera vez desde lo que había pasado. Después de unos segundos terminó por acortar la distancia y dejó un corto beso en mi boca. Al separarse dejó su rostro cerca del mío.

—Buenas noches.— sonrió.

—Buenas noches, Frenkie.

WE BELONG | Leon Goretzka Where stories live. Discover now