5.Optimistic Voices

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Parece la niña, apenas mujer, que conoció un verano antes de que a los dos les cambiara la vida para siempre. 

No puede evitar preguntarse cuando hay de fachada en ese aspecto frágil, si puede evocar esa imagen a voluntad para confundirle. 

Tristemente hace un tiempo que todo lo que hace o dice Aitana Ocaña le parece un disfraz. 

Así que, remordimientos y putos principios aparte, se apresura a levantar la coraza antes de dejar que los recuerdos le jueguen una mala pasada. 

- Habría hecho lo mismo por cualquiera. 

Casi se lo cree. Casi. 

Carraspea incómodo y ella esquiva su mirada una vez más. 

No tiene la menor idea de las razones de Aitana para subirse al vuelo de media noche entre Ibiza y Londres y, desde luego, no entiende porque su horda de esbirros no ha hecho ya acto de aparición en un helicóptero para rescatarla. 

Con plancha de pelo y frapucchino en mano. 

- ¿Quieres...estoo, necesitas llamar a alguien?

Antes de que acabe la pregunta, Aitana le mira por primera vez con ojos de duplican su tamaño original y niega con la cabeza hasta casi dislocarse las cervicales. 

- No, para nada, gracias, no pasa nada- responde rápido- De verdad. 

Demasiado rápido. 

Si se tratase de cualquier otra persona en el mundo, incluso una persona a la que odiase, ese sería el momento para preguntarle si tiene algún problema. 

El momento de ofrecer un hombro en el que llorar. 

Pero no es cualquier otra persona. 

Es la jodida Aitana Ocaña Morales. 

Así que decide que ya ha cubierto su dosis de buen karma ese día y decide ignorar la incómoda sensación en la base del cuello cuando Aitana rechaza tan vehementemente avisar a sus conocidos. 

Rebusca en cambio en su cerebro cualquier tema, por trivial que resulte para iniciar una conversación en lugar de quedarse ahí parados como dos idiotas. 

- ¿Cuál es tu plan para volver?

De nuevo la mirada deslumbrada del ciervo delante del camión y de nuevo el labio torturado entre los dientes. 

- El hombre de la mochila...Daniel, fue él quien me dijo que lo mejor era ir en barco hasta Italia. Tenía el billete en el móvil. 

- ¿El irlandés?- Luis le recuerda sentado pacificamente mientras los demás se peleaban- ¿y dónde está ahora?

Aitana se encoge de hombros. Cuando el conductor la despertó en el autobús al final del trayecto, había tardado unos minutos en recordar dónde estaba, aún un poco más en comprender la situación. Para cuando se había dado cuenta, por fin,  de que su mochila con todas sus pertenencias no estaba, el autobús estaba ya vacío del todo. 

- No dormí nada ayer por la noche- se disculpa rápidamente- yo...

Luis siente algo parecido a la simpatía. 

También él está agotado y eso que consiguió dormir un par de horas en el aeropuerto, incómodo e inquieto, pero no está totalmente en vela. 

Lo tiene en la punta de la lengua. Una palabra amable. Decirle, quizás, que puede pasarle a cualquiera y quitarle importancia. 

En ese momento Barbara se acerca a ellos con el ceño fruncido. 

- Tienes que presentar la denuncia por la mochila y todo lo que había dentro, te hará falta el papel que te den para conseguir nueva documentación. 

Cambio de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora