Una historia de Terror

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     Cuentan los que lo vieron, yo no estaba pero me lo dijeron, que había una vez un hombre de oscura tez que visitaba nuestro vecindario y era casi diario; se dice que era amigo de las primas (y ya me dejo de rimas). Su trabajo era exorcizar o "poner a descansar", según él, a los espíritus malignos que rondaban por el pueblo. Como todos aquí sabemos, si no tienes cuidado te llevarás a uno pegado, te seguirá a todos lados aunque no sea buscado. Johan Vargas, así era su nombre, era un inmigrante colombiano que vino a Inglaterra en busca de trabajo, tuvo la suerte de encontrar buena gente y un trabajo que disfrutaba.

Una noche de verano, Johan estaba haciendo un trabajo en la casa del "escarabajo", como le decimos. Tenía que exorcizar el espíritu de una mujer anciana que falleció allí; se ve que el pobre estaba apresurado y no tomó todas las precauciones, pues un niño abandonado lo siguió a todos lados hasta llegar a casa, donde lo esperaban su esposa, Amy Williams, y su hija, Lilith Williams. Por unas semanas, el espíritu de aquel niño pasó desapercibido para el matrimonio hasta que descubrieron que todas las noches, de madrugada, su hija hablaba sola en su habitación. Les pareció normal al principio, los niños suelen tener amigos imaginarios con quienes juegan a toda hora pero comenzaron a dudar cuando se dieron cuenta de que todos los días tenía la misma conversación; llena de curiosidad, Amy le preguntó a la pequeña de 3 años con quién hablaba tanto, a lo que ella respondió:

-Con Zack

-¿Quién es Zack? -preguntó la madre-.

-Es el niño que trajo papi. Está buscando a su mamá -le dijo-.

Tanto fue el miedo que le provocó aquella respuesta, que esa misma noche Johan y su familia empacaron apurados y fueron de visita a la casa de la abuela. Afortunadamente para ellos, Zack Brown se quedó en la casa a esperar que volvieran y así fue, a los 15 días Johan y Amy volvieron a la casa para empacar algunas cosas que quedaron. Ese día, pudieron ver con claridad al niño del que hablaba Lilith, esperando a que vuelvan en las escaleras que llevaban a las habitaciones; ninguno de los dos reaccionó, se quedaron impactados al ver tal aparición, sin saber qué hacer.

Zack se les acercó lentamente, ellos retrocedieron. Llegó la gran pregunta:

-¿Quién eres? -dijo Williams-.

-Soy Zack, ¿no me reconoces?

Reinaba el silencio, la casa en penurias haría temblar a cualquiera pero el matrimonio permaneció allí, de pie y en absoluta calma.La pobre mujer buscaba en sus recuerdos y con dificultad a Zack, al cual apenas lograba distinguirlo de las sombras y cuyo rostro se tornaba cada vez más difuso. Una imagen golpeó a Amy. Ese niño misterioso, a quien alguna vez había querido tanto, apareció en las noticias un lunes por la mañana.

-Esta madrugada, la policía encontró el cuerpo de Zack Brown, de siete años, en la cocina de su casa -dijo un reportero-. Aún no se han encontrado rastros de sus padres, los posibles asesinos.

La madre de Amy apagó la televisión, la niña lloraba en sus brazos con desesperación y le rogaba para ir a la casa de Zack, que todo era mentira y que él en realidad estaba bien.

-Mañana vamos a ir al Zoológico, no puede ir sin mí -decía entre sollozos-.

La cabeza le daba vueltas, el reencuentro que esperó toda su vida por fin había llegado y de la manera más espeluznante. Las lágrimas se deslizaban lentamente por sus mejillas mientras temblaba; Johan la abrazó aún sin comprender lo que estaba sucediendo mientras Zack sólo la miró con nostalgia. Las palabras de Lilith sonaban una y otra vez, cual disco rayado, en la mente de Amy.

-¿Sabes dónde están tus padres? -le dijo-.

-Mi madre aún vive en Londres, mi padre murió conmigo pero nunca lo encontraron -respondió Zack-. Estoy seguro de que sabe dónde está ella.

Nuevo plan: encontrar a la madre de Zack para que pueda descansar en paz. Paso número uno: ir a la casa de Zack y hablar con su padre.

-Hecho -dijo Johan mientras tachaba el paso uno en su libreta-.

-Vas a acompañarme, ¿verdad? -le dijo Amy, nerviosa-.

-Claro que si, no te voy a dejar sola.

-Gracias...

Entraron en la casa con los equipos necesarios para hablar con los espíritus de la casa; no tardaron mucho tiempo en encontrar al padre de Zack, pues les dió una cálida bienvenida.

-Lárguense... de... aquí... -se escuchó en uno de los aparatos-.

-Venimos a hablar con...-empezó Johan-.

-Con Brandon Churchyl -dijo Amy-. ¿Eres tú?

-Fuera...-se volvió a escuchar-.

-Queremos saber dónde está Kimberly Brown -dijo Vargas-.

Silencio. ¿Sería ese Brandon, el padre de Zack? ¿o estarían hablando con el espíritu equivocado? Cuantos más segundos de silencio pasaban, más dudas crecían en sus cabezas. Estaban a punto de abandonar la casa cuando el aparato volvió a sonar:

-Myddleton... street...

-Myddleton street -dice Johan mientras lo anota-.

-Veinti... nueve...

-¿Es ahí donde se encuentra Kimberly? -preguntó

-Tal... vez...

   Fue una mala idea buscar a la madre de Zack, ya se los digo. Algunos se estarán preguntando el por qué y es que se metieron en la boca del lobo, por así decirlo. Ah, perdón por no presentarme antes, mi nombre es Amelia Brown y soy la hermana de Kimberly. ¿Quieren saber lo que pasó después? Pues les contaré un poco... Mi hermana es más conocida como "La asesina del machete", pues desde chica le gustaba cortar cosas con su machete, y eso incluye personas. Brandon y Kimberly se conocen desde niños, siempre se gustaron y terminaron casándose con un hijo; adivinen lo que pasó cuando discutieron por primera vez. A pesar de todo, Brandon aún la ama y protege desde el mundo de los muertos y como a Kimberly le encanta cortar cosas, le envió dos personas que la buscaban. Ups, les hice un spoiler del final?

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⏰ Last updated: Oct 20, 2020 ⏰

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