7: Conociendote (1/2)

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Sabia que Inosuke no era una mala persona pero posiblemente el sentirse vulnerable le hizo ser más sincero y dejar salir sus sentimientos, eso podía ser realmente peligroso, más para su propia confianza que por los demás.

Era el chico confiable y se había acostumbrado a apoyar, no ha ser apoyado.

¿Qué pensaría Inosuke de el ahora? ¿Creería que era raro, un miedoso?

Esperaba que no, pero sabía que incluso un ángel podía utilizar una máscara.
Tuvo que lidiar con gente así en el pasado y por ello no le gustaba que lo vieran así de desprotegido...podría decirse que era como un "pequeño trauma".

—¡No tienes porque temer, Gompachiro! ¡El gran Inosuke te cuida!—

Sintió su cuerpo ser llevado hacia adelante de nuevo pero esta vez, Inosuke tomo su mano y la entrelazó con la suya propia.

Se sentía cálida.

—¡Nada malo te pasará mientras yo esté aquí!—

El ritmo en el que danzaba su corazón aumento de golpe y sus mejillas tomaron un leve tono carmín.

¿Podía una sola persona irradiar tanta luz como el mismísimo sol?
Pues si antes no se podía, Tanjiro había encontrado a alguien que rompía las leyes de la física.

El azabache le sonreía con tanta confianza, con tanta inocencia, con tanta... seguridad.
Si, si estaba Inosuke allí, aún si no lo conocía muy bien, se sentía seguro.


"Supongo que si estás aquí sentir miedo está prohibido y sonreír es la primera y única norma."

Le devolvió el gesto, apretando el agarre de sus manos firmemente para dar un paso hacia adelante dispuesto a seguirlo.

—¡Bien! Entonces, usted guía Capitán Inosuke.

El mencionado tomo un porte orgulloso al escuchar el cuidado en las palabras de su futura reina.
El pelirrojo siempre era amable con el y no lo criticaba por su actitud infantil.
¡Incluso le seguía el juego!

Con dos sonrisas cómplices dignas de personas que conocen el alma de la otra a la perfección, fueron rumbo a el juego frente a ellos.

¿Como habían llegado a esto?

Bueno, Inosuke solía acompañar a Rengoku cuando esté iba a visitar a Giyuu a la cafetería y empezaron a charlar.
Charlas desde el espléndido sabor del café que allí se servía -cortesia de Obanai- hasta los berrinches sin sentido de Zenitsu y sus constantes peleas en las que el pelirrojo solía interferir para que no se generarán disturbios mayores.

Pláticas que rozaban lo poco convencional, pero que se habían vuelto una pequeña rutina en la vida de cierto par tomado de las manos.


...

Giyuu suspiró como por octava vez en menos de diez minutos, exasperado totalmente.

Últimamente su empleado favorito y ese niño revoltoso de cabellos negros pasaban mucho tiempo juntos.
Y hoy habían salido juntos.

¡Habían salido juntos!

A Tomioka, Inosuke no le daba buena espina.
Desde su mal lenguaje hasta su confianza excesiva con las personas y disparatadas ideas, todo eso lo veía como un potencial peligro para el menor de los Kamado.

—Si sigues suspirando te quedarás sin aire.—el rubio sonrisa radiante dejo el café que acababa de preparar en frente del de ojos azules—¿Qué es lo que está mal?—

—Ese niño que trajiste contigo es una mala influencia para Tanjiro.—

—...—

Se arrepintió de haberle citado sus preocupaciones a Kyoujuro de inmediato.

El no lo entendía. Porque no era su casi hijo adoptivo el que estaba siendo asechado por un jabalí salvaje.

Se paró de golpe y se dispuso a caminar silenciosamente hasta la salida, tomar sus cosas, cerrar la cafetería y dejar a Rengoku encerrado dentro, pero esa molesta voz trato de apaciguarlo al ver sus intenciones de abandonarlo a su merced.

—Tranquilo hombre, Hashibira es un buen muchacho, algo despistado y brusco, ¡pero es un buen muchacho en definitiva!—sorbio un poco de esa bebida llena de cafeína que se había servido recientemente para el mismo y prosiguió—Te aseguro que no le hará daño al joven Kamado.—

Giyuu decidió confiar en las claras y puras afirmaciones del de mechas rubias pero aún asi sentía que algo malo podría pasar.

Los dejaría estar por ahora...pero, bueno...si Tanjiro llegaba a tan solo ponerse triste por causa del de ojos verdes, no dudaría en amarrarlo en un saco y tirarlo por un puente.

Se encargaría de proteger a los Kamado y los que le importaban a toda costa, después de todo...no podría perdonarse perder a alguien más.









no podría perdonarse perder a alguien más

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Hey, pelirrojo! (Inotan)Where stories live. Discover now