Capitulo 004

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Capitulo dedicado a:
Im_Darkie

-- Agente Seo, ¿me recibe? Cambio -- la voz gruesa y distorsionada de Bang Chan se escuchó a través del parlante del handie que poseía el castaño enganchado en el uniforme por su hombro izquierdo

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-- Agente Seo, ¿me recibe? Cambio -- la voz gruesa y distorsionada de Bang Chan se escuchó a través del parlante del handie que poseía el castaño enganchado en el uniforme por su hombro izquierdo.

Changbin caminaba con tranquilidad por uno de los tantos pasillos del edificio junto con Félix, el cual estaba felizmente entretenido lamiendo un chupetín de cereza que el mayor le había dado luego de haber pasado por la cocina del establecimiento.

-- Aquí el agente Seo, cambio -- habló presionando un botón del handie. Lo soltó en cuanto terminó de pronunciar la última palabra, cediéndole la palabra al otro.

-- Tenemos las pertenencias del joven, ¿nos deshacemos de ellas o todavía no? Cambio.

-- No, no, aún sigue con vida. Ya se encuentra a salvo. Cambio -- contestó, echándole una mirada rápida a Félix, esbozando una sonrisa sin darse cuenta.

-- Bien, nos vemos en la sala de reuniones, cambio y fuera –- informó Chan, finalizando la comunicación.

La sala de reuniones quedaba unos cuantos pisos más arriba de aquel inmenso edificio que se hallaba en el centro de la ciudad de Corea, por lo tanto, el castaño guió al pequeño hacia uno de los tantos ascensores.

Félix nunca se imaginó que fuese posible el hecho de que estuviese caminando por un amplio pasillo demasiado pulcro, formal, y hasta se podría decir lujoso. Sentía en las plantas de sus pies la frialdad de los relucientes pisos que era de un color blanco salpicado de gris, las paredes también contenían ese color níveo sin siquiera tener una pequeña mancha de suciedad o humedad. Cada tanto pasaban por grandes puertas teñidas de un suave grisáceo que a su costado poseían una placa de metal que mencionaba el propósito de esa habitación, pero Félix no tenía tiempo para detenerse a leer cada una ya que intentaba seguirle el paso al castaño.

Ver puros grises y blancos le resultaba muy aburrido. No tenía ni la menor idea de que era ese lugar, ni de que hacía él ahí, ni a dónde se dirigían, pero estaba con Changbin y eso solo importaba para que Félix se sintiera seguro.

Por otro lado, el ojiazul no podía dejar de pensar en cómo le diría a su jefe que no permitiría que se llevaran al rizado, quería que lo dejaran bajo su cargo porque podía perfectamente cuidar de él; su instinto le exigía sin piedad que cuidara de él, le era imposible evitarlo. Pensó que su jefe quizá entendería, haría todo lo necesario para que le diera el permiso, después de todo, Changbin era una persona muy confiable, el azul de sus ojos lo delataba. Cualquiera que lo mirara sabía que la lealtad lo era todo para él.

Una vez que subieron al ascensor y llegaron al respectivo piso, se dirigieron en silencio a otra de las tan repetitivas puertas grises. Changbin saludó a un guardia de seguridad, para luego ingresar sin ningún tipo de problema a la sala de reuniones. Le sostuvo la puerta a Félix para que éste también pudiese entrar.

Una grande y espaciosa habitación los recibía, en apariencia era igual de formal que los pasillos y de, tal vez, el resto del edificio. Aunque la misma tenía algo que la hacía ver muy llamativa y entretenida; poseía un gran ventanal en uno de sus laterales ocupando todo el perímetro de una pared, donde le dejaba como obsequio para los ojos la iluminada ciudad de Corea por la noche. A Félix le pareció increíble, se quedó embobado en lo absoluto con aquella impresionante vista.

Justo en el centro de la sala se hallaba una gran mesa de madera con una forma ovalada, la cual tenía capacidad para unas dieciocho personas aproximadamente, pero en aquel momento nadie estaba sentado. Eran apenas cuatro personas las que se encontraban presentes y entre ellas no estaba el jefe de Changbin, lo que le pareció extraño.

Mientras el rizado se quedó de pie frente al ventanal, hipnotizado por la belleza que derrochaba la ciudad de noche, Changbin se acercó a sus compañeros.

-- ¿Donghae no vendrá? -- preguntó el castaño refiriéndose a su jefe.

-- No, tiene otros asuntos pendientes que resolver y el segundo al mando no está disponible por lo que me dejó a cargo a mí -- respondió Chan con orgullo.-- Así que hagamos esto rápido, ¿el chico está bien?

-- Sí –- instintivamente desvió su mirada hacia el ojiverde.-- Sólo tiene una herida leve en la rodilla y es asmático.

-- Bien, le informaremos de esto a la familia que lo recibirá.

Chan sostenía en sus manos el legajo del chico rizado, con una lapicera anotó algo allí.

Changbin lo miró de repente, y se adelantó a decir:

-- Yo estaba pensando en que tal vez... Él podría quedar bajo mi cargo.

El pelinegro elevó la vista hacia los ojos azules del castaño para luego fruncir el ceño.

-- No, él viajará por la mañana, ya está decidido –- respondió firme con la mandíbula tensa.

-- No, por favor -- suplicó con la esperanza de que le dejara.

-- Changbin, él no es una mascota de la que puedas decidir si adoptar o no –- espetó.-- Necesita una familia que lo cuide.

-- Yo puedo cuidarlo mucho mejor que cualquier otra familia -- aseguró con el entrecejo fruncido, entrando en un estado de frustración.

Necesitaba convencerlo como sea, no podía darse por vencido.

-- No puede quedarse, aquí no está seguro.

-- Conmigo sí lo estará, sabes perfectamente que lo cuidaría con mi vida.

-- ¿A qué quieres jugar, Seo? -– Chan dio un paso hacia adelante, quedando más cerca de Changbin.

La mirada penetrante e intimidante de Bang lograba persuadir a cualquiera en la mayoría de los casos, sin embargo Changbin no le tenía miedo, él sabía que Chan no era capaz de hacerle algún daño físico; aunque lo ocultase bien algo le decía que continuaba siendo su debilidad.

-- No puedo permitir que se lo lleven. Por favor, Channie, lo necesito, mi instinto lo necesita.

Changbin le suplicaba con su azulada mirada que por lo que más quisiera le dijera que sí, que le permitiera el gusto de conseguir la custodia de aquel pequeño que necesitaba con todo su ser cuidarlo como si fuese su tesoro más preciado, como si fuese la persona más importante del planeta, como si de él dependiera que la Tierra siguiera girando; Changbin deseaba protegerlo como si hubiese nacido para eso, como si el destino hubiese planeado todo desde un comienzo.

Chan desvió la mirada de aquellos orbes azules, sin poder evadir que se le ablandara muy ligeramente el corazón. Respiró hondo.

-- Hablaré con Donghae.

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Peligro De Extinción (Changlix)Where stories live. Discover now