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El mestizo

(Xiah)

Por toda Noor había repartidos distintos reinos. En cada uno de ellos se podía encontrar cazadores o guerreros y la misión de todos era la de acabar con demonios y trabajar en conjunto para conseguirlo. Pero dependiendo de la zona, algunos guerreros o cazadores destacaban por sus habilidades y los más conocidos era la familia que servía al emperador del reino de Sutkeh. De apellido Yiong, la mayoría de los miembros de la familia eran especiales. Eran guerreros y por lo tanto, sus habilidades muy variadas; tenían gran agilidad, sanaban con rapidez, eran fuertes, creaban sus propias armas con una energía azulada que creaba su cuerpo, la cual era dañina para los demonios... pero lo que les hacía más especiales, era una maldición que caía sobre la familia... pues cada cuerpo guardaba en su interior otra alma más... no una corriente, sino la de un demonio a la que los más poderosos habían conseguido doblegar... pues quienes no conseguían superar esa prueba, eran sacrificados antes de que otro ente malévolo rondase por su territorio.

Este tipo de guerreros tan escasos, recibían el nombre de Demhu, un juego de palabras que unía las siglas de demonio y humano.

La familia real vivía en un palacio de varias plantas, con tejas azules, columnas rojas y paredes blancas. Todo el palacio estaba amurallado y dentro de los jardines de la realeza había una vivienda. Era pequeña, de una sola planta, de madera, pero amplia, pues cada uno de los hijos del matrimonio tenía su propia habitación.

A pesar del prestigio que contaba la familia Yiong por ser descendiente del linaje de Demhu, había un suceso que había ensombrecido su buena reputación.

El matrimonio lo formaban Shen, el marido, Soo, la esposa y tenían los siguientes hijos. El mayor contaba con diecisiete años y recibía por nombre Zhong. Nació con la marca del clan en su muñeca derecha, un tigre enroscado sobre sí mismo, pero su parte demoniaca, el otra alma que se apegaría a él y le daría más fuerza una vez lo doblegase, aún no se había manifestado.

Era un joven alto, en plena forma, disciplinado, con el cabello negro trenzado, que siempre vestía pulcramente el uniforme de su familia. Ropas negras y cómodas para luchar, con el dibujo de un tigre plateado a su espalda.

Le seguía Kwan, con dieciséis años. Y al igual que le sucediera a su hermano, su parte demoniaca no se había manifestado. Ambos compartían gran parecido e incluso llevaban el cabello de la misma manera; eran disciplinados, volcados en su causa y sobre todo estaban orgullosos de su buen honor, de servir al emperador y era por eso que repudiaba a su madre debido al tercer hijo.

Xiah contaba con doce años y todos se referían a él como mestizo. A diferencia de sus hermanos mayores, era bastardo, hijo de otro hombre... aunque muy pocos conocían la historia sobre lo sucedido a Soo. Muchos rumores decían que había sido violada, otros, que había tenido un amante y la sangre de este amante había tenido más fuerza sobre la del clan, pues Xiah, sobre su muñeca derecha lucía un tigre, ya que era la señal de su madre, pero este se enroscaba con un dragón... símbolo de un clan inferior al que todos repudiaban.

Al igual que sus hermanos, su cabello también era oscuro, pero lo llevaba corto y alborotado. Pues la única singularidad que compartían todos ellos, era el color moreno de sus caballos y el marrón de los ojos, aunque los de Xiah... eran diferentes.

Era una mañana más en los alrededores de palacio. Zhong y Kwan habían sido entrenados por su padre y otros hombres y mujeres expertos en la lucha. Su entrenamiento había acabado y los hermanos habían decidido salir a ponerse a prueba. Tras abandonar la zona amurallada de palacio, se adentraron en un espeso bosque de cañas de bambú, donde esperaban encontrarse pequeños diablillos a los que enfrentarse y así, poner a prueba sus dones.

Exilius I. El despertar de LexiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora