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Lapis estaba haciendo surcos en el suelo cuando Jaspe la encontró en la parte trasera de la casa, estaba cubierta de tierra hasta las rodillas, con manchas de barro en la cara y trocitos de tierra entre el cabello. Y aun así, sonreía y se limpiaba el sudor de la frente.

—Sexy—Comento Jaspe sentándose en el pórtico trasero para mirarla trabajar. —Vamos chica, ponte sucia.

Lapis se giró y la fulmino con la mirada, continuo trabajando.

—Quiero un huerto nuevo, ve a buscar semillas.

—No quiero. —Resoplo Jaspe, sorprendida ¿Desde cuándo Lazuli le daba órdenes?

—Bien, entonces trae una pala y ayúdame a cavar un agujero.

— ¿Para qué? ¿Harás un pozo?

—No seas idiota, para la composta, habrá que hacer mucha si queremos cultivar maíz entre estas fresas. —Explico, luego como para probar su punto tomo una fresa del tamaño de su puño y le dio un mordisco.

Jaspe miraba los hilillos de jugo rosa que bajaban por las comisuras de sus labios hasta seguir por su cuello.

— ¿Qué estás viendo, pervertida?—Pregunto Lazuli al ver la mirada hambrienta de Jaspe.

—N-nada, yo solo...

— ¡Ve por una pala y cava un agujero!

Lo cierto es que no tenía nada que hacer, y no leería sino hasta caída ya la noche. Las palas, las escobas y los demás implementos estaban guardados en una caja de madera a un lado de la casa, Jaspe encontró a Lapis, nuevamente cubierta de tierra y suciedad.

— ¿Qué haces, Lazuli?

La vio arrancar una larga raíz del suelo, bañándose de tierra húmeda.

—Eliminando impurezas...—La miro detenidamente de arriba abajo. —Bueno, intentando eliminar las pequeñas.

Jaspe respondió con un gruñido.

— ¿Dónde le abro el hoyo, jefa?

—Por ahí, luego te ayudare a rellenarlo con hojas y hierbas muertas.

Lapis se había enamorado de las plantas gracias a Steven, adoraba el proceso en el cual aquellas pequeñas cositas germinaban y se convertían en árboles, en flores y en este caso, en vegetales que podían convertirse en comida. Jaspe en cambio, miraba a la gema azul tararear como idiota arrancando hierbas y llenándose de suciedad en el proceso, parecía un Rutilo excavando una beta de minerales por primera vez.

Una hora después, un perfecto rectángulo de tierra húmeda de parte de Lazuli y un agujero irregular y poco hondo de parte de Jaspe.

— ¿Qué se supone que es esto?

—Un agujero.

—No es un agujero, ni siquiera es hondo.

—Pues adelante—Jaspe le arrojo la pala y Lapis cayó sentada de culo al atraparla. —Relévame.

—Vamos, Jaspe, ayúdame, usa esos brazos—Lapis le ofreció la pala. —Es una buena forma de pasar el tiempo.

—Prefiero matar moscas con un arco y una flecha—Se quejó Jaspe pateando una fresa y haciéndola estallar, el jugo le salpico el rostro y el pecho. — ¡Puaj! Dudo que estas malditas cosas necesiten más población.

Encontró otra fresa igual de gorda y roja y la aplasto con su bota.

— ¡Detente!

— ¡Oye, hay miles de estas cosas!

La táctica barataWhere stories live. Discover now