·•❃•7. Amanecer.

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―¿Por eso estás tan enfadada? —inquirió de una forma casi inocente, sin intenciones de minimizar nada.

Esa pregunta la paralizó.

Sin Armin nunca se habría dado cuenta de que (Nombre) se escondía tras capas de aparente calma para reprimir sus emociones, entre las cuales destacaba la ira. Era como estar frente a una tormenta eléctrica en formación que lanzaba señales de querer arrasar con todo lo que se cruzara en su camino, violenta y catastrófica. Entonces la mencionada pudo ser consciente de que sus propios dedos se habían estado clavando en la sábana de su cama hasta volverse pálidos. Sus acciones la delataban y el rubio fue el primero en percatarse de cada una de estas.

Le hubiera gustado contestar que no. ¿Entonces por qué no era capaz de abrir la boca y decírselo?

Porque eso habría sido una mentira.

La pelinegra vio apenas una pequeñísima parte de todas las emociones negativas que esa chica tenía acumuladas cuando fue testigo de cómo sus uñas parecían querer desgarrar la sábana. Pronto (Nombre) suavizó el agarre en la tela y juntó las manos sobre su regazo.

—Me vi obligada a venir pero es algo que debo hacer... sin embargo, no pensé que acabaría gustándome estar aquí —murmuró (Nombre), poniendo una expresión más apacible—. Eso fue porque hice auténticos amigos.

«Auténticos» fue una palabra que no pasó desapercibida para Mikasa.

Llegaron a tocar la puerta, dando el aviso de que era hora de salir. De inmediato, (Nombre) se estiró para agarrar su mochila y Mikasa fue a tomar la suya. A mitad del pasillo, la asiática fue pararse cerca suyo nuevamente.

—Espero que puedas volver a tu hogar cuando nos graduemos. Muchos de nosotros lo perdimos por culpa de los titanes, realmente tienes suerte.

En sus orbes brilló un ápice de tristeza. No podía determinar si fue solo su imaginación, aunque... ¿por qué no se sentiría así? Después de todo ella también pasó un infierno en Shiganshina. Y tenía razón en que (Nombre) era una suertuda, porque a la mayoría ya ni siquiera le quedaba al menos un familiar con vida.

—Sí, lo sé... gracias. —Por alguna razón el nudo que quedó en su garganta creció y se hizo más doloroso, se vio forzada a tragar saliva en un intento por apaciguar la sensación.

—¿Y por qué te uniste a esta División? La más cercana a Stohess es la que se ubica al Este, ¿verdad?

—Habría sido un verdadero desastre si mi hermano y yo nos hubiéramos unido a la misma División —soltó una risita que sonó a suspiro—. Él se quedó allá y yo vine sola hasta acá. Nada más quería cumplir mi meta sin distracciones.

O puede que haya tenido intenciones de mantenerse lejos de casa. Ante la oriental era un enigma que nunca acabaría de resolver, descubrió hace tiempo que Eren tenía razón en eso. Era normal que llegase a desconfiar un poco al principio, (Nombre) sí logró interpretar bien las primeras miradas de Mikasa, pero no poseía el conocimiento de cuándo fue que éstas mismas dejaron de emanar tal cosa.

—Yo solo me uní porque Eren y Armin pretendían hacer lo mismo. —El impulso de decírselo la envolvió cuando el aire de confianza que nació antes se hizo más grande.

Al salir de la cabaña, la luz del sol acompañada por el clima fresco del otoño les dio la bienvenida. El barro que manchó sus botas apenas puso un pie en el exterior, se desprendió cuando pisó un charco de agua.

—He de suponer que tú irás a donde ellos lo hagan —comentó en medio del silencio.

Mikasa asintió bajo su mirada. De repente, (Nombre) movió la cabeza al lado contrario y entre la multitud, reconoció los intensos ojos de Eren observándolas con evidente confusión.

Demonios;; Eren Jaeger x Lectora | Shingeki no KyojinNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ