T͜͡w͜͡e͜͡n͜͡t͜͡y͜͡ S͜͡o͜͡n͜͡g͜͡s͜͡-s͜͡h͜͡o͜͡t͜͡s͜͡ ❣︎

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Más sin emabargo, cuando Zim estaba a sólo metros, Dib reconoció aquellas botas negras que se asomaban en su vista y cambió rápidamente de rumbo, dejando al contrario con las manos estiradas con su regalo en éstas.

Zim se quedó estupefacto unos segundos, ¿que acababa de pasar? ¿Lo rechazaron o siquiera lo vieron?En gran parte de su cuerpo se encendió aquella chispa que hacía tiempo Membrana se había encargado de extinguir, sin embargo, ahora había hecho gran presencia, empero, una pequeña porción de sí mismo se quería convencer de que solamente no lo había visto, que no era culpa del contrario, que aún podía alcanzarlo y alegrar su día.

Repitiendo las mismas palabras en su cabeza, se volteó a dónde había caminado el más alto y a paso rápido intentó alcanzarlo, pero le fue imposible, lo había perdido de vista.

Buscó en cada árbol, y cada que su atención era desviada escuchaba los pasos veloces que no hacían más que alejarse. Se dirigía hacia donde pensaba estaría, y no había nada. Toda pizca de atribución se esfumó, estaba convencido de que lo estaban evitando.

En lugar de herirse, como humano, se enfadó, como Irken.

❦︎𝙸 𝚍𝚘𝚗'𝚝 𝚠𝚊𝚗𝚝 𝚝𝚘 𝚙𝚕𝚊𝚢 𝚗𝚘 𝚐𝚊𝚖𝚎𝚜

❦︎𝙸'𝚖 𝚝𝚒𝚛𝚎𝚍 𝚘𝚏 𝚊𝚕𝚠𝚊𝚢𝚜 𝚌𝚑𝚊𝚜𝚒𝚗𝚐, 𝚌𝚑𝚊𝚜𝚒𝚗𝚐 𝚊𝚏𝚝𝚎𝚛 𝚢𝚘𝚞

A pesar de todo, no destruyó él mismo su regalo, lo dejó en el árbol solitario que compartían, con la esperanza de que él lo encontrara.

Entró al salón cuando la campanilla lo indicó, y simplemente éste no entró. Su sangre se calentó aún más, ¡además cobarde!

Al momento del recreo, se dirigió hacia donde había dejado su obsequio, encontrándolo exactamente igual.

La impotencia le llenó las venas, lo tomó bruscamente, sin embargo, aún así no le hizo ningún daño. Sin importarle, salió de la escuela y se dirigió a pasos agigantados al hogar del azabache.

Giró la perilla, entró a la casa, de todas formas estaba desierta. . . ¿o no? Fue escaleras arriba, abrió la habitación de su antiguo enemigo, y encontró una bola de sábanas temblando y moviéndose levemente.

❦︎𝚆𝚊𝚔𝚎 𝚞𝚙 𝚒𝚗 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚋𝚎𝚍𝚛𝚘𝚘𝚖 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎𝚛𝚎'𝚜 𝚗𝚘𝚝𝚑𝚒𝚗𝚐 𝚕𝚎𝚏𝚝 𝚝𝚘 𝚜𝚊𝚢

Dib apenas iba a asomar la cabeza cuando le fue lanzado el maldito obsequio que le llevó hacer toda la puta noche. Más de una espina se clavó con desición en sus cabellos y piel.

Un anillo de juguete dió vuelta hasta caer en su colchón, y un dispositivo de metal fue el que más sobresalió en aquel ataque. La caja quedó arruinada y Zim no paraba de refunfuñar.

El contrario no podía mantenerle la mirada, no sabía que hacer.

— ¡Fue una mera estupidez! — Señaló la caja que ya contaba con varias abolladuras. — ¡Dar y hacer algo por ti! ¡Cuando me lanzas por una puta ventana! — Por primera vez le escuchó escupir tales palabras propias de la raza humana, realmente estaba enojado.