Él giró lentamente su rostro a ella de nuevo y la vio sentada en el escritorio mirandolo de manera coqueta. Debía admitirlo, ella era realmente hermosa, sin embargo el pensarla de alguna otra manera le hacía sentirse un poco culpable al pensar en su mejor amigo Liam.

-Gracias.

-No fue nada. No me sirves muerto.- simplifico ella efectuando una mueca. Aquel tono de voz que utilizó logró alarmando.

-Supongo que necesitas algo de mí, ¿no?.- preguntó caminando hacia ella a paso despreocupado.

-Así es.- respondió ella y no espero a que él le preguntara.- Escuché por ahí que eras una especie de enfermero para Carrick Cavanagh.

La mención de aquel hombre logró enfurecerlo de inmediato.

-¿Que buscas?.- espetó terminando por acercarse a ella, en un movimiento rapido ella enrollo sus piernas en la cintura de él y lo jaló hacia ella sin soltarlo, llevando sus manos a su cuello, él no supo como reaccionar ante aquel arrebato y mentiría si dijera que aquello no provocó nada en él.

-Tu eres uno de los pocos que saben lo que soy, así que ir con alguien común y corriente no es una opción.- comentó acercando sus labios a los de él, acariciando sin llegar a besarlo.- Creo que tengo un problema y quiero confirmarlo.- murmuró por lo bajo acariciando los cabellos rubios de él al igual que su cuello.- Y si es lo que yo creo, necesito que me ayudes a solucionarlo, Jack.

Él no se resistió mas, no pudo pensar en mas en cuanto vio aquellos ojos blancos brillantes, era como si lo estuviera hipnotizando con aquel brillo y la voz sensual que estaba utilizando. Con sus caricias y su voz que empezaba a ser un eco, sintió sus fríos labios posarse sobre los suyos en un beso pasional.

Y cayó.

Si algo había aprendido Frost últimamente, era que las personas caía voluntariamente ante un Monstruo con cara de angel, aprendió a manipular a las personas. O en este caso, a hombres, era como una especie de arma, los mantenía en un trance y los usaba de la manera en la que ella quería. Elizabeth, atrapada en su propio cuerpo, luchaba contra todo, deseaba tener la suficiente fuerza de voluntad para evitar lo que Frost planeaba hacer.

Pero falló.

Y lo siguiente que ocurrió, se lo reprocharia el resto de su existencia.

((((*****))))

Edward se paseaba de un lado a otro por la estancia, procesando lo que sus padres y el idiota de Liam le decían. Tallo su rostro una y otra vez frustrado, mirando de hito a hito a su creador y al idiota que culpaba por el abandono de la mujer de su vida.

-¿Están diciendome que ya saben su paradero, pero no me van a decir porque no quieren que vaya a verla?.- cuestionó cólerico, ambos asintieron.- ¿¡PORQUÉ!?.- gritó enfurecido.

-Hijo, apenas a pasado una semana. Si ella no ha venido, es porque aún no está lista.- dijo Carlisle con voz calmada.

-Hay que darle tiempo.- agregó Esme.

-¿¡Tiempo!?¡Ni siquera sabemos si es Elizabeth en realidad, podría ser Killer Frost la que este tomando el control justo ahora!¡Haciendo quien sabe qué!.- exclamó el vampiro completamente preocupado.

-Crei que eras tu el que pensaba que ambas eran una sola.- comentó Carlisle mirando a su hijo con curiosidad.

-Ahora lo dudo...- musitó en voz baja.- Mi Elizabeth no es así, ella no actua por impulso.- murmuró pensando en el doloroso momento en que le había lanzado el anillo a la cara, esa fue Frost. Recordó también cuando en sus ojos cafés noto la tristeza y el dolor que sentía, esa era su Elizabteh.

Monstruo.Where stories live. Discover now