Wei Wuxian siempre ha estado rodeado de muchos tipos de Alfas, en el mundo del espectáculo es casi imposible escapar de eso. Pero ninguno de ellos había podido llamar su atención hasta que conoció a Lan WanJi, ese hermoso Alfa de ojos dorados que lo...
Wei Wuxian despertó sintiendo como alguien a su lado se movía tratando de llamar su atención.
Sonrió levemente mientras se hacía el dormido, murmurando que lo dejarán dormir un poco más.
-Papá -escuchó mientras una pequeñas manos lo removían.- Despierta
Wei Ying soltó una carcajada para luego envolver en sus brazos a la pequeña persona que rió por la sorpresa.
-Papá -murmuró feliz.
-Buenos días Sizhui -dijo Wei Ying- Parece que te encuentras mejor
Wei Ying colocó la mano sobre la frente del pequeño Sizhui.
-Sizhui tiene hambre
-Oh enserio -sonrió- Pues vamos a ver qué hacemos al respecto, papá debe ir a trabajar en unas horas
Sizhui frunció el ceño. Odiaba cuando Wei Wuxian se iba y lo dejaba solo, sabía que su padre tenía un trabajo importante pero eso significaba que no podía pasar con él mucho tiempo.
-No hagas esa cara -le dijo Wei Ying cuando ambos salían de la habitación del Omega- Prometo regresar temprano
-Papá siempre dice lo mismo y llega tarde
Wei Ying besó la frente de Sizhui, siempre era lo mismo, ponía todo su esfuerzo de voluntad para no mandar todo al demonio y quedarse con el pequeño. Pero la realidad era que necesitaba el dinero por si alguna vez ocurría lo que toda su vida había tenido miedo de que pasará.
-Pero, ¿No te gusta quedarte con el abuelo Fengmian y Madam Yu
Sizhui asintió.
-Quiero que papá me cuide
Wei Ying suspiró, dejando a Sizhui sentado en su silla cerca de la isla de la cocina. En pocas horas llegaría Jiang Cheng para que ambos fueran al trabajo.
-¿Que te parece si hacemos un trato? -le dijo.
Los ojos de Sizhui se iluminaron, a pesar de su edad era muy inteligente.
-Iré al trabajo y cuando regresé a casa tú y yo vamos a tener una noche de películas
-Papá lo promete -dijo el pequeño alzando el dedo meñique.
-Lo prometo -le respondió envolviendo el dedo con el suyo.
Wei Wuxian podía considerarse así mismo afortunado, no podía quejarse. Había muchas cosas en su vida que al aceptar a Sizhui se habían vuelto de cabeza, ya no sólo era él debía pensar por ambos.
Pero cada vez que miraba esos hermosos ojos nada le hacía arrepentirse de su decisión, a pesar de lo que su familia había dicho en su momento. Sizhui les había robado el corazón.
Y ahora Wei Ying no se imaginaba una vida sin él.
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