Capítulo 17

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Entonces sin razón su corazón empezó a latir estúpidamente, la morena regañó a su corazón mentalmente por ser tan bobo, no había ni tocado la puerta cuándo está se abría, se quedó con la mano en el aire mientras veía unos labios sonriendo con alivió, la morena bajo su mano a su costado sin saber que decir.

Entonces Daniela dio un paso al frente, tomó ambas mejillas de la morena y capturó sus labios de una forma lenta, deliciosa, un vaivén dónde María José salía perdiendo con cada roce y nuevo descubrimiento, cómo sí se tratará de dos imanes María José empezó a caminar hacia la habitación sin despegar su boca de la castaña.

Un portazo, un cuerpo presionado contra la puerta, dos bocas buscándose con más ferocidad, unas manos recorriendo una delgada cintura, explorando y colándose debajo de la prenda, un estremecimiento ante el tacto, un pequeño gemido arrancado de la garganta de la castaña con una lenta y tortuosa mordida.

— No, no, espera.— Un alto, un alto que había puesto una morena con respiración jadeante, recargo su frente en el pecho de Daniela que subía con algo de rapidez.

— Lo siento.— Murmuró la castaña con algo de culpabilidad, sabía que tenía que decirle muchas cosas a la morena, pero por obvias razones no sabía cómo decirlas.

— Es sólo que... Te he extrañado mucho.— Confesó aún sin poder ver el rostro de la chica de ojos verdes, María José aún seguía con su frente recargada en el pecho de la castaña.

No quería verla, era tonto para ella, pero sabía que sí la veía perdería el poco autocontrol que había recuperado después de tremendo beso.

Suspiro y vio a Daniela, sus miradas se encontraron y no se perdieron en el camino. La más alta llevo un mechón de cabello detrás de la oreja de la más baja, sonrió cómo sólo con la morena podía hacerlo, acarició su mejilla con su dedo pulgar, trazando círculos, bajo su dedo un poco más para acariciar el labio inferior de la morena, la castaña mordió ligeramente el suyo.

— Calle.— Para la morena se había escuchado cómo una amenaza, pero el nombre de la castaña sólo salió cómo un suspiro.

— Uhm.— Musitó Daniela, mientras bajaba ahora con su dedo índice por el nacimiento de pechos de María José. Una sonrisa maliciosa se dibujó por el rostro de Daniela.

"Eres una maldita." Pensó María José tomando la nuca de la castaña antes de besarla con salvajismo.

Daniela pegó el cuerpo de la morena sacando un risita coqueta de la garganta de María José, sus manos navegaron y llegaron a las nalgas de la morena dónde apretó para que María José dará un brinquito enredando sus piernas en su cintura.

La espalda de la morena tocó el colchón, mientras sentía el cuerpo ya caliente de la castaña encima de ella, Daniela buscó la mano de María José para entrelazar sus dedos, apretó estos jalando el labio inferior de María José.

Los toques, los jadeos, las mordidas, las prendas fuera de sus cuerpos, sus ganas, el momento de olvidar todo, de llegar a tocar el cielo y el infierno al mismo tiempo, todo convulsionando en dos cuerpos unidos en uno solamente.

— Eres la obra de arte que deseo no tocar por no destrozar su belleza, pero hay tanta arte en tus caderas que parecen pinceladas, en tus labios que son una adición,— Sí, María José se iba a volver loca en ese momento, Daniela diciendo eso en su oído, mientras sus dedos hacen cosas prohibidas ahí abajo era algo enloquecedor.

— En cómo tú cuerpo se pierde con el mío sin dar marcha atrás que... No puedo evitar destrozarla y volverla a pintar para repetir una y otra vez el proceso, para descubrir que no puedo cumplir esa regla... Que no puedo estar sin admirarte y tocarte.— María José dio un grito arqueando su espalda cuándo sintió dos dedos entrar en ella.

Vaya que Daniela sí cumplió lo que dijo esa noche, demostró que no puede estar sin tocar su obra de arte.

(...)

Juan Carlos veía la noche de la ciudad bebiendo un vaso de whisky, su mente estaba pérdida, ida totalmente, estaba ida en los recuerdos, en dónde sonreía y se sentía afortunado, eso sólo pasaba cuándo miraba a su esposa e hijas, guardaba esos recuerdos porqué muy pronto no tendría la oportunidad de recordar más.

Faltaban 4 días para su cumpleaños número 50 y no sabía cómo sentirse, cualquier persona sólo diría que estaba envejeciendo, pero él que sabía que ese día era su fecha de irse lo ponía de alguna forma entre la espada y la pared, negó con su cabeza rápidamente.

— No le tengas miedo a algo que sabías que pasaría.— Se dijo así mismo tomando un trago de whisky.

Juan Carlos cerró los ojos y llenó de aire sus pulmones, sintió un poco de paz cuándo una brisa ligera impacto su rostro, su momento fue interrumpido cuándo la mujer de la servidumbre se acerco a él.

— Señor tiene una llamada.— Mencionó la mujer con el teléfono en la mano, Juan Carlos tomó el teléfono.

—¿Aló?











































































Buenaaardas las tengan, prometo hacer maratón sí le dan amor al capítulo, lo merecen por el abandono ;)

El que no comente es hetero :)

Gracias por el apoyo ❤

Inmarcesible || TerminadaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt