T͜͡w͜͡e͜͡n͜͡t͜͡y͜͡ S͜͡o͜͡n͜͡g͜͡s͜͡-s͜͡h͜͡o͜͡t͜͡s͜͡ ❣︎

I love you, will you marry me?

Todo ese tiempo no hizo más que estar en su casa, salía cada muchos meses, porque Gir le repetía lo aislado que estaba, y sabía que tenía razón, por su humano, se mantendría lo suficientemente cuerdo.

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El entusiasmo del mayor de los Membrana era más que expresado.

«¡Hijo! No es cómo que pienso retirarme, aún tengo mucho que ofrecer, pero tu determinación por la ciencia me ha dado la confianza y orgullo como para ya ceder esta corporación a ti, ¡¿cinco años?! ¡Eres mi orgullo! ¡Lo hiciste casi en la mitad de lo que realmente es! Sabía, que no me defraudarlas» Presumía a todos los vientos mientras paseaba por el establecimiento del edificio donde trabajaba, le mostraba a su hijo las instalaciones, que sólo sonreía "modesto" o. . . ¿impaciente?

«Gracias papá, si quieres, te puedes seguir haciendo cargo, de primera yo no te pedí que ya hicieras la transacción tan rápido, deseaba que siguiera siendo tuya»

«Te lo mereces hijo» Por un momento, los pensamientos habituales de Dib se disiparon, sintiendo un orgullo totalmente sincero, lo recibía gustoso, no por haber complacido a su padre, sino que bien sabía que su progenitor comprendía el esfuerzo que realizó, se sentía más que agradecido.

«Gracias. . . »

«Pero, si tú quieres, yo puedo seguir siendo la cabeza del grupo. Se suponía que estuvieras cinco años más estudiando, creo que te puedes tomar parte de esos cinco años» Dib lo volteó a ver, sin creer lo que su padre le ofrecía, era una recompensa, un regalo, un descanso después de un arduo esfuerzo, no pudo evitar abrazarlo con fuerza.

«¡Si! ¡Si! ¡Los tomaré justo ahora! ¡Debo ir a una parte!» Exclamó mientras lo tomaba de los hombros, se retiró corriendo, salió de las instalaciones y corrió, corrió, sin importar que los demás lo viesen.

Que coincidencia que Zim hacía lo mismo.

Después de la reactivación mental que experimentó, su cuerpo se llenó de adrenalina, tanto que, no se colocó el disfraz de humano, ¡le importaba poco! ¡él quería ver a su humano! Aún así, siendo tan pequeño y llendo a gran velocidad, pocos le prestaban atención o lo alcanzaban a ver detenidamente.

Era su conexión, aquella que hacían cosas sin decir, y aún así, era exactamente lo que el contrario deseaba o necesitaba.

A medio camino no pudieron evitar reconocerse, fue como recorrer por aquella sonada estrella. Dib no pudo evitar que se le parara la sangre, en realidad a ambos, sin embargo la emoción no hizo mucho efecto en el humano, por el contrario, la angustia, ¡¿cómo se le había ocurrido salir a la calle exponiendose como Irken?! ¡Deseaba continuar su vida con él, ahora no era momento para gritarle al mundo "hola soy extraterrestre"!

Se quitó rápidamente la gabardina y la colocó alrededor del Irkiano, que se removió con molestia, lo levantó en sus brazos

«¡Suéltame!» Pensaba

Dib se asomó por la gabardina, sentía que lloraba de felicidad, que mejor que volverlo a ver con su hermosa naturaleza.

— ¡Zim! ¡Mi. . . Mi amor! — Exclamó y el mencionado no podía dejar de verlo, quería hacer solo eso, admirarlo, escuchar como su melódica voz se paseaba a su alrededor, observar sus ojos avellana, que le recordaban a aquello que nunca vio, que su piel lo recorriese, sin que él se negara o resistiera, quería, que lo amara.

— Humano. . . Dib — Sacó su diestra por fuera de la tela y la pasó por la mejilla de Dib, que lo miraba soñador, se estremeció cuando hizo contacto con él, ah. . . Cuánto no lo anheló.

Ya oscurecía y no planeaba que cualquiera fuera espectador que tal amor que tenía declarado para su alien, se lo llevó acurrucado entre brazos, destapó un poco la gabardina, tanto para verlo, pero no mucho para que nadie más lo hiciera.

Zim sólo sentía como su amado hacía cierira fuerza, pero al voltear hacia arriba, veía su rostro, feliz, glorioso, y observaba como se acercaba cada vez más, a la estrella intermedia (como le habían apodado)

Reconoció cuando el azabache tomó asiento, apoyándose en una roca grande, la misma de hace años. Zim asomó la cabeza, reconociendo, solitario como siempre, con una brisa, con un aura, que jamás se desvaneció, ese árbol, que cuando se fueron era un retoño, ahora tenía ramas y hojas, animales e insectos, había crecido.

La roca seguía igual, el pasto, ya no estaba aplastado por la presencia de sus cuerpos la noche anterior, porque nunca hubo una noche anterior, tal vez en otro tiempo.

Los amantes, que en ese entonces eran mayores que ellos (o al menos que el humano) ya no estaban, seguramente casados se encontraban, o separados porque el amor es caprichoso, quién sabe, pero estaba seguro que habían entristecido al notar que la pareja estelar ya no había frecuentado el sitio.

Pero, la estrella, ellos, el amor, la comunicación a mudas, seguía intacta, seguían, ahí.

— Quiero que estés conmigo — Clamó Membrana — Incluso fantasee. . .con que nos casabamos, no sé si te sería extraño. En especial al momento de "celebrarlo", parecería cosas que no son.

— No quiero estar con alguien más que no seas tú, humano.

— Yo igual, chico espacial. — Se recostó en la piedra, Zim le imitó, apacible.

— No me refiero exactamente a como se conocer coloquialmente a "casar", sino a lo que se esconde tras de un trámite. Ser parte tuya, y tú parte mía, que si no estoy completo, me muero.

— Yo morí un tiempo. — Dib supo a qué se refería, y no planeaba reclamarle.

— Yo, moriría eternamente. Si no es que me despiertas con un beso — Recargó su codo en el pasto, en el que de a poco fueron a parar, y su cabeza en su mano, observando a Zim desde arriba.

— Tú has hecho algo parecido.

Membrana rió. Comenzó a acariciar el rostro verde de Zim con delicadeza, sentía que lo rompería, sentía que lo mataría, pero sabía que era lo contrario, lo revivía.

— Te amo, ¿te quieres casar conmigo?

—. . .

Silencio, que no ocupo presentación, el ambiente seguía romántico, y confirmó totalmente cuando se acogió en el pecho de su novio, lo besó corto, y se dispuso a dormir en él, seguro que siempre, pero siempre lo protegería.

❦︎ 𝙸 𝚕𝚘𝚟𝚎 𝚢𝚊, 𝚠𝚒𝚕𝚕 𝚢𝚘𝚞 𝚖𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚖𝚎?