— ¿El elegido?

—Sí, eso quiere decir que podrías viajar a otro planeta alejado como Karnak. Toda persona que ha sufrido una abducción es por una razón, no se elige a una persona al azar.

Yibo asintió nuevamente y decidió detenerse con las preguntas, sentía que tenía mucha información valiosa por el momento y tenía que asimilarla.

— Está haciendo un poco de frío ¿no crees? ¿Entramos? —Yibo sugirió y Xiao Zhan asintió. De pronto había una fuerte ventisca y lo más seguro era estar dentro en el calor de la casa. — ¿Xiao Zhan?

— ¿uhm?

— ¿Qué pasará contigo?

Xiao Zhan suspiró y se sentó en el borde de la cama, no estaba seguro porque ni él mismo sabía que iba a pasarle, el mensaje de Yue Yue a través de su nave no había sido claro y lo que más quería era regresar a su planeta y ayudar a su gente.

Pero hora quería estar al lado del humano quien lo hacía sentir muy bien, sonaba egoísta pero ¿Acaso estaba mal pensar a veces en lo que uno mismo desea? No, si eso no involucra la vida de otras personas. Sabía que su gente lo necesitaba, no podía abandonarlos así eso significara tener que sacrificar su propio deseo.

—No lo sé —Xiao Zhan respondió después de unos segundos —Intentaré comunicarme con Yue Yue y-

— ¿Yue Yue?

—Oh cierto —Xiao Zhan se mordió la lengua, había olvidado aquel pequeño detalle —Yue Yue es mi mano derecha, su familia proviene del planeta Cerabi, un planeta vecino y aliado de Karnak, se le conoce a los habitantes de ese planeta como las "mentes maestras" o "mentes poderosas", no llevan ese nombre en vano, se podría decir que de todos los seres de la galaxia los del planeta Cerabi son los de mente más evolucionada, pueden comunicarse por la mente sin la necesidad de usar la boca para hablar o pueden mover objetos también. Yua Yue pertenece a una familia poderosa de Cerabi, por el momento está habitando en Karnak. —Xiao Zhan se detuvo y observó a Yibo quien tenía el ceño fruncido. Sonrió, el humano lucía gracioso.

—&—

La noche anterior Yibo decidió quedarse en la habitación donde Xiao Zhan dormía. El alienígena le preguntó a Yibo cuál era uno de los tantos cuentos que su abuelo le contaba sobre los seres de otro planeta y Yibo no pudo evitar contarle uno hasta que ambos se quedaran dormidos.

Era época de verano y el sol hacia su acto de presencia a tempranas horas del día, a las ocho y quince de la mañana un rayo de luz iluminaba el rostro de Yibo, quién arrugo la nariz y giró su rostro al otro lado, sin embargo fue en vano, ya se había despertado y el sueño parecía no querer volver.

Se giró de espaldas y estiró sus brazos y piernas, parecía ser un buen día. No solo porque el sol alumbraba fuertemente aquella mañana, sino porque no estaba solo esta vez, había alguien más a su lado Xiao Zhan. Un alienígena que aterrizó causalmente a la tierra, específicamente en el maizal de su abuelo.
Giró su rostro y miró el rostro pacífico de Xiao Zhan. Ahora que lo pensaba, era la primera vez que lo veía dormir, lucía hermoso y tan tranquilo. Sus labios entreabiertos y su respiración lenta y suave. Yibo sonrió.

¿De verdad se había enamorado de un alienígena? Porque sí, sentía que estaba enamorado. Nunca había sentido ese sentimiento antes por lo que suponía debía ser eso ¿Qué otra cosa podría ser?

Sonrió más al recordar los labios de Xiao Zhan sobre los suyos. Había sido tan suave, tan delicioso. Se mordió el labio, debía dejar esos pensamientos de lado, no era saludable, no ahora a tempranas horas de la mañana y con el alienígena al lado. Carraspeó y miró el techo en su lugar. Tenía que asimilar todo lo que Xiao Zhan le había dicho, para ser honesto, se sentía un poco perdido, no era muy inteligente después de todo.
Xiao Zhan le había mencionado que en Karnak ya no hacían abducciones, no desde que su abuelo fue gobernante ya que una de las últimas abducciones se salió de control y mataron al llamado "elegido". Se estremeció.
También le había mencionado sobre un tal "Yue Yue" del planeta Cerabi, quien al parecer tenía una mente poderosa y se podía comunicar de ese modo.
Yibo meneó la cabeza, todo era muy extraño, como sacado de una película de fantasía. Si algún día hacía mención de todo lo que le estaba sucediendo, tendría un pase fijo al hospital mental. Sintió a Xiao Zhan moverse a su costado y sonrió olvidándose de todos sus pensamientos. Estaba claro que no era de ese planeta, su belleza no era de la tierra, definitivamente no.

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