VI. Sorpresas

42 6 12
                                    


Hoy no es un buen día.

Lo supe desde que me levanté y estaba lloviendo.

Desde que bajé y no vi a nadie desayunando en la cabaña.

Y lo confirmo ahora que llevo media hora parada en la entrada por la cocina del palacio y aún no ha llegado Vincent. Tampoco Lev, así que me paso el rato pensando en si lo que los retrasó es algo importante o grave.

Sigo jugando con mis navajas nuevas, pasándolas entre mis manos ágilmente. Las cocineras me dan miradas de repulsión y las ignoro. Sé que han oído rumores, pero ninguna sabe la verdad.

—Perdón por llegar tarde —escucho una voz decir.

Vincent está frente a mí, pero luce agotado y desganado. —¿Qué te pasó? —le pregunto.

Cierra los ojos con fuerza. —No es tu problema eso, Karma —abre los ojos y fija su mirada en las personas caminando con pescados en una cesta.

¿Qué le pasó a este? ¿Cómo ayer era una persona y hoy otra?

—Voy a entrar a hablar con Lev un momento —le digo—, siéntate y fúmate un cigarro o algo para ese estrés.

Suelta un bufido de exasperación mientras me voy.

Intercepto a Lev antes de llegar a su oficina. —Tengo que hablar contigo.

Levanto mis cejas. —¿Qué sucedió?

—Entra —abre la puerta para mí.

Se sienta y cubre con sus manos su cara en un gesto de cansancio.

—Tenemos nueva información —empieza con un suspiro—, allanaron en una fiesta ayer y encontraron a 10 personas sin ningún registro, sin estudios o conocidos, solo entre ellos. Personas adineradas —hace una pausa—, me dirás tú, ¿por qué 10 personas con mucho dinero no estarían registradas ni tendrían conocidos o justificación de su fortuna?

—¿Delincuentes? —suelto lo primero razonable que mi cerebro piensa. Al decirlo sé que es una estupidez, tiene que ver con los seres de mar, pero tengo que usar la lógica, siempre.

Se restriega con sus manos los ojos. —Piensa mejor, los delincuentes tienen registros, aunque sean falsos, estos no tenían absolutamente nada.

Me estremezco. —¿Murúch?

—Exactamente, estamos todavía en proceso de investigación así que todavía no tengo más información que nos funcione, pero estamos buscando el estilo de persona, quién sabe si el príncipe se puso en bandeja de plata para nosotros.

Lo dice pero aun así sabemos que es casi imposible, si él sabe que lo buscamos y se ha cuidado tan bien todos estos años no se dejaría atrapar como unos adolescentes.

Me despido y salgo a encontrarme con el hijo pródigo del hombre.

Lo encuentro sentado en un ladrillo al salir. —Tardaste mucho.

—Era delicado de procesar.

Se rasca su cabeza y empieza a caminar rápidamente, lo sigo pero no me coloco a su lado, me quedo atrás analizando un poco qué debo hacer además de esperar.

Ya Lev me dio la dirección del lugar pero hoy están investigando, así que tengo cero posibilidades de que me dejen entrar.

Pero no me pueden prohibir hablar con los vecinos, ¿verdad? Quizá ellos saben algo.

—Vincent, los vecinos pueden saber algo. Vamos.

Y lo intenté, pensé que me dirían aunque sea si la música estaba muy alta o si vieron a alguien irse pero lo único que logré es que me cerraran la puerta en la cara.

Karma entre CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora