Epílogo.

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- Alex, vamos a llegar tarde. - Le insto. 

- Solo tengo que enviar un documento, será un minuto.

- Cariño, ¿puedes despegarte un momento del trabajo? - Pregunto sabiendo la respuesta mientras me acerco por detrás y le abrazo depositando suaves besos en su cuello.

- Si vuelves a hacer eso si que vamos a llegar tarde, nena.

- ¿El que? ¿Esto? - Le provoco.

Efectivamente llegamos veinte minutos tarde al restaurante donde habíamos quedado con Samuel, su ya oficial novio Cristian, Ruth y Marc. Esta noche es cena de parejitas al completo, con la excepción de Gala. Los humos entre Alejandro y Marco aún continúan algo densos y no hay necesidad de tensar demasiado la cuerda. La cena es una maravilla a pesar de ser la primera vez que salimos los seis juntos. Para mi sorpresa Alex hace bastantes buenas migas con Marc y creo que mi amiga se alegra de tener un punto en común con su jefe. Hablamos de todo un poco, entre los seis y también en algunas conversaciones por separado. Estamos muy cómodos y, como no, el vino es una delicia. 

- ¿Qué tal te va en el trabajo, Mía? He oído que el señor Gutiérrez se jubila. - Me pregunta Ruth y era uno de los temas que menos ganas tenía que saliese.

- No puedo quejarme, la verdad. - Contesto y escucho como Alejandro carraspea. - Y sí, uno de sus hijos ocupará su puesto.

- No paro de decirle que vuelva a nuestra empresa, pero es tan cabezota que no hay manera.

- Alex es tú empresa. - Recalco el pronombre.

- Mía, lo mío es tuyo. - Me dice mirándome fijamente.

- Oh, que bonito. - Salta Samuel. - Cariño, no seas tonta, pónla a tu nombre y quédatelo todo. Bromea y ninguno podemos evitar que se nos escape la risa.

- Ahora en serio, estoy muy bien en NCS y nunca es bueno mezclar lo personal con lo profesional.

- Si lo piensas tiene sus ventajas, y más teniendo despachos privados... - Suelta con segundas Ruth.

- ¡Tía!

- Eso le he dicho yo muchas veces. - Le sigue el rollo Alejandro.

- ¡Mira el otro!

- Nosotros trabajamos de vez en cuando juntos y no nos va nada mal. - Añade en el mismo tono Cristian.

- Marc, creo que somos los únicos normales de la mesa. - Me dirijo directamente a él.

- En realidad pienso que tienen razón. - Responde y ya si que todos comenzamos a reírnos.

- Bueno, dejad de hablar de trabajo que me pongo malo. Mejor pensad a que garito vamos a ir cuando salgamos de aquí. 

Finalmente Samu nos lía a todos y acabamos en esa discoteca que tanto le gusta, encima con la ayuda de Alex conseguimos uno de los mejores reservados del local. Nos pedimos cada uno una copa y seguimos de cháchara con la música de fondo y el ambientazo que hay como paisaje. No tardamos en pegarnos unos bailes y disfrutamos muchísimo. Tenía dudas en como se desarrollaría la noche, pero parece que todo ha ido incluso mejor de lo que pensaba. Hablamos, cantamos, reímos, bailamos... en resumen una salida de las que te dejan un recuerdo de la hostia.

Llegamos a casa de Alex casi a las 5 de la mañana, algo borrachos y con muchas ganas de seguir la fiesta por nuestra cuenta. Entre muchos besos, caricias y agarrones logramos llevar por el ascensor hasta su apartamento. No nos separamos ni para abrir la puerta, y una vez abierta por poco se nos olvida cerrarla. Hacemos un primera parada en la preciosa isla que hay en el centro de su cocina con concepto abierto: tanga roto, ropa fuera y unos preliminares con ayuda de nuestras manos que son una tortura con las ganas que nos tenemos. Me levanta en peso y, ahora sí, vamos directos a la cama. Me tira de una manera brusca y muy sexy que me hace intuir que lo que viene a continuación no va a ser para nada delicado. Cuando Alejandro queda completamente desnudo delante de mí creo que vuelvo a enamorarme de él una vez más. No sé de que museo se ha escapado este hombre o quizá lo haya hecho directamente del mismísimo Olimpo. Solo con ver su cuerpo llego a un nivel de excitación maravilloso y cuando su miembro se cuela entre mis piernas sé que no voy a necesitar nada más nunca en la vida. Empieza tomando el control él, con unas penetraciones duras y a un ritmo frenético que me dejan al borde del delirio, y es cuando me lleva al orgásmo por primera vez. Después de esto cojo las riendas y giro quedando encima de su cuerpo. Empiezo introduciéndome su pene poco a poco pero cuando estoy a punto de albergarlo entero lo saco para después dejarlo entrar de un solo movimiento. Repito esta opción un par de veces más: lo saco poco a poco y lo vuelvo a introducir de golpe. Noto como me pide más mientras me mordisquea los pezones y aprieta con fuerza mis nalgas, así que le hago caso y comienzo a moverme sin descanso rápida y dedicadamente provocando que ambos nos corramos esta vez juntos.

- No me cansaré nunca de esto, nena.

- Eso espero.

- Cariño, ya lo sabes, yo bajaría al infierno por ti y nunca volvería la vista atrás. - Dice haciendo referencia a una leyenda que me contó una vez y que hace que me dé un vuelco el corazón. 

- Te quiero, Alex. - Digo con total seguridad.

- Ven a vivir conmigo. 

Con las ganas.Where stories live. Discover now