•Capítulo 3: Eren enfrenta al capitán Levi•

Comenzar desde el principio
                                    

Eren apretó los puños sin que el capitán se diese cuenta, por lo que golpeé su costilla con mi codo para que se tranquilizara y no se dejara llevar otra vez. Eren soltó un suspiro y se tranquilizó de milagro, pues es muy difícil calmarlo.

—Dame eso. —Mikasa y el capitán Levi nos arrebataron las bolsas de carne sin esperar respuesta, pues la verdad se notaba el cansancio que cargábamos luego de estar todo el día recorriendo la ciudad, yo buscando a Eren y él quién sabe dónde

Ni Eren ni yo nos quejamos por su acción, ya que el capitán y Mikasa no tenían buenas caras. Ambos se dieron media vuelta y comenzaron a dirigirse en línea recta hacia nuestro hospedaje temporal, yendo unos pasos más adelante de nosotros. Les seguí el paso casi corriendo.

¡Ellos caminaban muy rápido!

Me de tuve abruptamente al notar que faltaba alguien y dirigí mi vista hacia atrás, viendo que Eren no se había ni movido. Ladeé mi cabeza confundida, pues el castaño sólo mantenía su cabeza gacha y seguía apretando los puños con fuerza.

—Yo protegeré a Tn... —murmuró

—¡Oye, Eren! —llamé haciendo que este levantara la vista algo sobresaltado

—Sasha. —pronunció cambiando de expresión a una más calmada, como si acabará de volver en sí

—Deja de decir cosas cursis. Me das diabetes y me quitas las ganas de comer. —lo regañé señalando mi estómago, fingiendo molestia— Eso es malo para mi salud, ¿sabes? —hablé con un tono indignado

—¿Qué? Deja de decir idioteces, ¡chica patata!

—¿Ah? ¡¿Cómo me llamaste, princeso?!

—¡No me digas así! ¡Que no soy un princeso! —se quejó

—Agh, de tanto hablar ya me dio hambre. —comenté sobando mi estómago para cambiar de tema

Rápidamente, al recordar la comida, recordé la carne de hoy, y por ello, me acordé que el capitán y Mikasa se la habían llevado y ya nos habían dejado.

—Por cierto, ¿dónde están el capitán y Mikasa? —cuestionó Eren al notar lo mismo que yo, viendo para todas partes confundido

Ambos nos quedamos en silencio y buscamos con la mirada al capitán y Mikasa, dándonos cuenta de que en verdad nos habían dejado demasiado atrás.

¡Creo que ya hasta se olvidaron de nosotros, porque ni han vuelto!

—¡Ah! ¡Hay que alcanzarlos! —corrí como loca, dejando a un Eren procesando información

—¡Oye! ¡Espérame!

—¡Rápidoo! ¡De seguro siguen molestos los dos y ya no nos sobran comida como castigo!

¡Además de que hoy toca pizza y seguramente también preparan la carne que compramos hoy! Una injusticia total sí considero que Mikasa y el capitán se llevaron la carne justamente por esa razón,¡para dejarnos sin comer! ¡Me sentía indignada!

Al menos por ese momento ambos estuvimos juntos con nuestros amigos y reímos, pese al castigo que recibimos luego, ya que... Nunca imaginamos que en un descuido, Eren iba a tomar una decisión precipitada... Donde los más afectados fuimos todos nosotros, incluído él y toda la humanidad.

Ya han pasado tres días desde que no vemos a Eren y por eso Mikasa cada día se está poniendo más histérica.

Flash back.

—¡Nuestros enemigos son los demonios de la isla!

—¡A los que verdaderamente debemos repudiar son los eldianos que se fueron a Paradis hace cien años! —gritó el señor, provocando que los demás lo apoyaran y le aplaudieran eufóricos

—¡Sí!

—¡Muerte a Paradis!

—¡Que comience la convocatoria para el inicio de guerra!

Fin del flash back.

Desde eso, él se fue... Sin esperanzas y solo.

Creo que adonde fuimos le decían convento o convenio de disputas, ya ni me acuerdo el nombre, sin embargo era un lugar grande y había gente importante de varios países. Esa sala de reuniones era nuestra última esperanza para hacer alianzas o pedir ayuda, pero... obtuvimos todo lo contrario. Todos ellos decían querer la muerte de toda la gente de Paradis, sin excepción.

Ese mismo día, Eren nos escribió una carta diciendo que le confiaría todo a Zeke y no había la necesidad de que fuéramos buscarlo, pues él tomó la decisión de seguir por su cuenta. Luego de ello, la comandante Hanji nos ordenó que debíamos ir a Paradis, con o sin Eren. Fue difícil convencer a Mikasa, pero terminó aceptando a regañadientes gracias a Armin.

¡Voy a extrañar a Tn-chan y a ese idiota llorón que decidió quedarse! Aunque espero que Eren cuide de ella mientras siga en Marley, después de todo él lo prometió... No le haría daño y tampoco la utilizaría, por más ventajoso que fuera tenerla como un as bajo la manga.

Sé que puedo confiar en él, pues Eren también enfrentó al capitán Levi y no se intimidó en lo más mínimo. Hasta los demás se sorprendieron cuando Mikasa y yo se los contamos.

Ahora estamos en un barco, dirigiéndonos a la isla Paradis, así que por fin podré descansar en paz, sin guerras ni nuevas misiones, simplemente estar en casa con mis amigos y terminar con esto de una vez por todas.

Pero cuando todo termine, quisiera reunirme con mi familia, con Kaya, papá, mamá, mis hermanos... ¡Y por supuesto la comida! Deseo probar todos los platillos que Nikolo hace.

—Ah, de tan solo pensarlo ya me ha dado hambre. —suspiré al escuchar mi estómago gruñir igual que un oso— ¡Mejor iré a comer! —exclamé entusiasta

Me pregunto qué comeremos hoy y también cómo le quitaré la mitad de su almuerzo a Connie o Armin.

—Comeré bien por ti, Eren. —hablé mientras avanzaba— De seguro debes estar pasándola mal ahí. —añadí con un deje de preocupación

Yo, Sasha Blouse, prometo que voy a luchar por mi pueblo hasta el final... Y en caso de que me llegue a ocurrir algo malo, estoy segura de que mi muerte no será en vano, porque yo lucharé por la libertad de mi hogar... Sólo espero no morir tan pronto para disfrutar un poco de ésta felicidad utópica, con todos juntos riendo y comiendo algún bufet. Padre, madre, hermanos... Estarán orgullosos de mí, ¡se los aseguro!

—¡Connie! —alcé mi brazo para llamar su atención, pero él mas bien quiso huir de mí, por lo que me puse frente a él— ¿Ah? ¿Qué es eso? —pregunté curiosa

Señalé con mi dedo índice la cosa larga con apariencia crocante por fuera... ¡Era un pan muy largo!

— ¡Dame un poco!, ¡¿si?! —le hice ojitos, esperando lograr enternecer su corazón un poquito

Connie suspiro rendido y me dio la mitad del trozo de pan que tenía. Mis ojos se iluminaron y me lo devoré rápidamente.

—¡Gracias, Connie! —lo abracé lloriqueando de felicidad

Después de todo, Historia no era la única con un buen corazón.

—¡Eh, no me abraces! —me gritó quitándome de su encima con las mejillas ligeramente ruborizadas de la vergüenza. Bufó y me dio un golpe en la nuca— Tonta.

Reí y le di una sonrisa inocente, para luego buscar a otra víctima más, una persona la cual de seguro me invitaría de su comida. Espero que a Mikasa también le hayan dado una porción de pan grande o algún otro manjar para que me invite.

Amor En Tiempos De Guerra (Eren y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora