»(🗣️)único.

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A veces YoungJo agradecía que las paredes fueran mudas. Porque no podía imaginar lo que sería de ellos si no fuera así.

Los muros de su habitación eran los confidentes de aquella relación clandestina que tenían.

Aunque el hecho de que era prohibido lo hacía más emocionante.

—YoungJo... —el llamado fue acompañado por un par de toques a la puerta—  ¿Estás despierto? 

—Sí.

Sabía que si alguien más los descubría, ellos estarían muertos. 

—Mis papás ya se fueron... —soltó el castaño despreocupado— No importa si hacemos ruido.

HwanWoong sonrió ante tal afirmación. Entró en el recinto, era de noche, pero aún así YoungJo mantenía la luz apagada y la ventana abierta. 

A pesar de la oscuridad logró verlo acostado sobre su cama, detalló su cabello que estaba un poco húmedo y la sonrisa un poco lasciva que solo revelaba sus pensamientos.

HwanWoong agradeció que ambos anhelaban lo mismo. Caminó desde la puerta hasta cerca de la cama. Encendió una pequeña lámpara de lava roja que el castaño tenía al lado de su cama, luego cerró las cortinas, no sin antes ojear el exterior del lugar, en busca de cualquier posible chismoso que pudiera arruinar su noche.

Cuando estaban juntos, sentían que sus llamas internas ardían con pasión. No podían evitarlo, era el instinto más primitivo la raza humana. 

Los estómagos de ambos cosquilleaban, la piel que pedía a gritos ser tocada, el calor tropical de la noche. Todo era perfecto.

Ambos apagaron sus celulares, que quedaron olvidados en un cajón por el resto de la noche.

HwanWoong se sentó a horcajadas sobre YoungJo, quién se quedó acostado, observando el pequeño cuerpo que estaba sentado sobre su cadera, como si fuera lo más normal del mundo.

El rubio lo miraba con picardía, mordiendo su labio mientras se doblaba su torso más hacía su hyung, en busca de eso que ambos tanto deseaban. 

Las manos de YoungJo no se privaron de tocar lo que tenía encima. Rodeó con sus dedos la cintura de su dongsaeng, jalándolo más hacía su cuerpo. Su piel ardía rogando por sentir el roce del contrario.

Querían tocarse hasta deshacerse.

HwanWoong unió sus labios en un beso que transmitía lo urgente de su situación. La experticia de la lengua de YoungJo lo hacía derretirse entre sus manos, dejando que él hiciera con su cuerpo lo que deseara.  

El castaño coló sus dedos por debajo de la franela blanca, detallando la piel sedosa de su amante. 

—¿Cuándo volverán tus padres? —preguntó el rubio en un suspiro en lo que dejaba unos pequeños chupones en el cuello contrario.

—Hasta el lunes. —Ambos esbozaron una sonrisa divertida, tan solo imaginando tener el fin de semana entero solo para ellos.

—Entonces aprovechemos el tiempo.

Otra vez se dieron un beso pasional pero lento. YoungJo posó su mano en la nuca, profundizando con su lengua en la boca contraria. HwanWoong arqueó un poco su espalda, anulando cualquier espacio de pudo haber entre sus cuerpos.

Las incipientes erecciones friccionaban entre sí, logrando que la lujuria se apoderara de ambos cuerpos. No cabía en aquella cama el juicio, solo el deseo, el cuál demandaba más y más con cada toque.

Cada pequeño roce entre pieles solo excitaba más sus precoces cuerpos. HwanWoong añadió algo de romántico al momento, acariciando la mejilla de YoungJo con su pulgar con delicadeza.

—HwanWoong… —suspiró entre besos— rápido...

Ambos estaban al borde de la desesperación. Se desnudaron con prisa, la ropa terminó tirada por el piso de la habitación. YoungJo mimaba los muslos brillantes del rubio mientras seguían peleando con sus lenguas, ansiosos de obtener ese éxtasis que anhelaban desde que se tocaron por primera vez en la noche.

HwanWoong separó sus labios de los contrarios, para quedar sentando sobre la pelvis del castaño, rozando su entrada con el miembro contrario.

El menor rió con picardía, moviendo sus caderas, aumentando suavemente la fricción con el fin de llevar la paciencia de su amante hasta el límite.

—Mmmm… —un pequeño gruñido brotó desde su garganta, HwanWoong solo sonrió al sentir las amplias manos de YoungJo sobre sus caderas, empujándolo hacia abajo— Vamos, HwanWoong… Me tienes loco…

El aludido sólo mordió su labio, volviendo a unir sus labios en un beso sensual, en lo que dejaba que su entrada fuese profanada por el duro falo del castaño.

—YoungJo… —lo llamó en un suspiro, que chocó contra la piel del cuello ajeno— Dios, ¿Está más grande? 

YoungJo dejó escapar una pequeña risa en medio de un suspiro, viendo como HwanWoong se dejaba caer poco a poco, autopenetrándose. 

Cuando sintió que estaba completamente lleno, reprimió un gemido con la palma de su mano, apretando sus ojos con fuerza.

YoungJo lo notó, así que subió una de sus manos hasta la mejilla del rubio, acunando su pequeño rostro en ella. 

—Recuerda, esta vez son solo las paredes quiénes van a escuchar…

HwanWoong sonrió. Esa sería una noche muy ruidosa.

Y las paredes no podrían hablar.







 

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Tuve tres crisis de inseguridad porque no sabía si me estaba quedando bien o no.

Espero que les guste, aunque igual soy re flop manas, nadie va a leer esto. Los tqm.

—hohonnie.

3.ˀˀ  If walls could talk || RavnWoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora