"¿En serio?"

Me aclaré la garganta fingiendo que tenía algo atorado allí.

Su atención volvió a mí.

-Se quedó hasta que terminamos la operación, e insistió en cargar a la bebé tan pronto como la tuvimos. Preguntó si podía pasar la noche con ella y le dijimos que lo más apropiado era que la coloquemos en una habitación especial, por la complicación que tuvo al nacer.

"Complicación"
Palidecí.

-Pero no te preocupes, ella está bien.- volvió a sonreirme.- Y luego él se quedó despierto hasta que le dije que yo estaría en la habitación de alado chequeando si pasa algo contigo.

Apreté los labios.
No quería ni imaginar todo por lo que había pasado Ross hace tan solo unas horas.

-Se quedó dormido hace una hora.

-Está cansado.- dije acariciandole el cabello a Ross.

-Y tú tambien.- respondió.- Deberías dormir un par de horas más.

Se alejó hacia la puerta.

-Espera, y ¿mi hija?

Sonrió con amabilidad.

-Estaremos aún observandola.

Quise protestar pero sabía que hacian lo correcto.

-¿Y mi hijo?

Volvió a sonreirme.
Y yo ignoré lo extraño que sonaba eso.
Hija e hijo.
Tenía 2 ahora.

-Durmiendo junto a tus padres.

Apreté los labios indicandole que estaba bien, apesar de que quería levantarme e ir a verlos a todos.

-En serio, duerme ahora. No te preocupes por ellos. Está bien.

Asentí.
Ella iba salir y cerrar la puerta pero se detuvo.

-¿Cual era el nombre de la bebé?- preguntó.

-Ah...mm...pues...

Mi mente paseó por varios lugares, pero decidí no elegirlo yo misma.
No había pensado en nombres, y no lo había hablado con Ross.
Esperaría a que él se despertara para decidirlo.

La enfermera me miraba esperando mi respuerta.

-Pues...se apellida Lynch.

Rió ante lo único que pude decir.

-Claro.- respondió.- La dejaré descanzar, Señora Lynch. Vendré a verla más tarde con más noticias.

-Está bien.

***

Sus manos pasearon por mi rostro.
Y tocó mi labio inferior con su dedo.
Se lo mordí debilmente.
Y supe que sonreiría sin tener que abrir los ojos.

-Hola.- dije con la voz adormecida.
Abrí los ojos y me incorporé.

Ross me miraba con curiosidad y algo de preocupación.
Se veía atractivo como el infierno de todos modos.

-¿Qué?- pregunté cuando estuve sentada.

-Casi te ha matado.

Oh.
Entendí de lo que hablaba y luego me quedé mirandolo a los ojos incapaz de decir algo.
¿Me iba a reclamar por esto?
Decidí dejar de mirarlo y clavé la mirada en las sábanas.

-________, casi te ha matado.

-Te oí la primera vez.

Por alguna razon me sentí fragil.
Talvez porque nada de lo que había planeado había salido como quería.
Y tambien porque me dolía todo.
Me sentía agotada.

YELLOW (Ross Lynch) (Hot)Where stories live. Discover now