Capítulo 11. «La lectura del llamado»

Start from the beginning
                                    

—¿Los dioses realmente tienen tanto dominio de la forma en la que se presentan hacia los demás? —preguntó Adaliah, confundida—. ¿Entonces por qué Raniya sigue usando la imagen de Amaris?

—Un dios maduro puede hacerlo. Se necesita cambiar y acompletarse para que las cosas sean así. El cuerpo de Amaris es demasiado joven, tanto como para que aún no llegue a ese dominio. Se requiere una acumulación de poder y dominio más grande para lograr algo así. Raniya está esperando pacientemente, aunque me temo que nunca logre un dominio como el que antes tenía. Ese no es su cuerpo, no es su destino, y mucho menos está preparada para dar a luz a un hijo que no será suyo.

—Pero aún cuando no esté preparada, y aún cuando no es su destino, no podemos hacer nada para detenerlo —se quejó Adaliah, que ya había pasado a sentarse y, pesarosamente, dejó caer la cabeza en el escritorio que estaba frente a ella—. Me siento inútil. Siento que aunque gane esa maldita competencia no lograré nada. ¿Y el plan que tenías? No te he visto hacer nada más que observar, observar con ese porte altanero que tienes de dios.

Eadvin sonrió. Le pareció divertido que Adaliah alivianara sus ánimos y vocabulario para mencionar sus problemas. Era confianza, tanto en ella misma como en él.

—Hasta ahora lo mejor era dejarlos avanzar —dijo—. Mi posición era de observación, apreciación, y confirmación. Mis sospechas son ciertas, y ahora, más que nada, necesitan, todos, saber lo que tienen que hacer.

—¿Y qué tengo que hacer, dios? —preguntó.

—Acércate a Akhor. Deja que te enseñe. No seas demasiado amable de una vez, ve dándole cariño de apoco.

—Cariño —Adaliah no podía creerlo. Entrecerró los ojos, luego, con voz queda, agregó—: ¿Por qué cariño?

—Necesitamos que estén vulnerables. Poner a Akhor de nuestro lado no es tan difícil. ¿Realmente ves maldad en él? Puedes hacerlo cambiar.

—Quieres que lo enamore —Adaliah apretó los labios. Apenas si podía mantener sus pensamientos en un mismo plano. Eran demasiados, rápidos, vibrantes.

—No. No enamorar. Solo ablandar. Además, él ya tiene interés en ti. Solo es explotar algo que ya existe de por sí.

🌺🌺🌺

Ranik pasó de dormir, (o intentarlo siquiera), a nadar. Todas las madrugadas se sumergía en el agua, tibia, que lo mantenía relajado por un pequeño lapso de tiempo, así hasta que el día realmente comenzaba.

Aquel día se sumergió en el agua con la compañía de Varia. Ella sonreía de aquella manera en la que lo hacía siempre, confiada en sí misma, sus ojos brillaban aún en la oscuridad.

—Repito que no tenías que venir —dijo Ranik en voz baja. El agua estaba más fresca de lo normal aquel día, casi fría. Varia negó con la cabeza, él agregó—: Este es mi momento de relajación, y me gustaría estar solo.

—Creo que ya deberías de haber entendido que, digas lo que digas, siempre haré lo que yo quiera —fue lo que Varia contestó—. Y hoy quiero estar aquí, contigo.

Ranik rodó los ojos. Decidió que no podía hacer más que ignorar su presencia, y sirvió por varios minutos, así hasta que escuchó un chapuzón que no pudo hacer más que llamar su atención. Lo sentía todo, y sintió también como alguien más se unió a su sumergida mañanera.

Ranik salió del agua para ver que era Akhor. A la luz de la Luna y el agua que le devolvía su reflejo se veía aún más pálido e inmortal, todo se juntaba de tal manera que parecía estar viendo a una especie de espíritu de ultra tumba.

Murmullos de SkrainWhere stories live. Discover now