—¿Qué? Joder, Cyara, se te escucha fatal... ¿En donde cojones estás?

—Shhh, eso a ti no tiene que importarte.

—Maldita sea, estás borracha.

—Por supuesto que no estoy borracha.

—Eso es algo que diría una borracha.

—Que te jodan —espetó—. Estoy harta de ti, un día me dices que me amas pero pones la excusa de que tu mundo y el mío son totalmente opuestos... ¡Si no me amas simplemente dilo! Entiendo que lo nuestro solo iba a ser sexo pero ya estoy harta, no quiero más.

—Por favor, cálmate —murmura con la voz tranquila como si nada de lo que ella había dicho le hubiera afectado en lo más mínimo—. Iré a por ti y mañana hablaremos esto con calma, no estás en tus cinco sentidos...

—No tenemos nada de que hablar —dice antes de cortar la llamada y guardar su celular en el bolso.

Christopher no le toma importancia, solo le toma un par de minutos dar con el lugar donde se encontraba gracias a Alan, en menos de media hora llega al club y busca entre la multitud a la joven que lo trae más loco cada día que pasa.

En cuanto la encuentra no duda en caminar a paso apresurado hasta ella, se encontraba de espaldas bailando con un chico de su edad mientras que su mano derecha tenía un vaso a medio beber.

—Cyara, ¿qué crees que estás haciendo?

—Anda, pero si es el señor del látigo. — murmura antes de soltar una risa y separarse del chico con el que se encontraba—. Te veo más tarde, guapo.

—¿Guapo?—cuestiona Christopher frunciendo su ceño—. Y una mierda, nos vamos ahora mismo de aquí.

—Que aburrido — se queja antes de llevar el vaso a sus labios y beber un pequeño sorbo ya que este es retirado de su mano—. ¿Qué mierda estás haciendo?

—Ya has bebido suficiente —zanjó mirándola con desaprobación.

—Eres una pésima compañía cuando te pones en ese plan... Me caes mucho mejor cuando me tienes atada y me follas.

Christopher parpadeó totalmente perplejo, no se esperaba una respuesta así de la joven, sin importar la cantidad de alcohol que corriera por sus venas esa no era una respuesta digna de ella.

—Confirmo que estás ebria, ha sido suficiente por hoy. Ahora te llevaré a casa y asunto arreglado.

Posa una mano en la espalda baja de ella para guiarla a la salida, sin importarle las quejas de ella mientras dicha acción era realizada.

—¿Sabes? Ahora mismo desearía comerte la boca...

—¿Solo la boca? —pregunta con un toque de diversión en la voz, la situación resultaba graciosa, tener a Cyara en tal estado y con la lengua tan suelta no era algo que pasara todos los días.

—Bueno, también la polla pero ahora mismo estamos hablando de tu boca.

—Ángel, yo también muero por besarte pero no estás en tus cinco sentidos.

Ella no respondió, se quedó con el ceño fruncido mientras él la ayudaba a subir al auto, le abrochó el cinturón de seguridad y cerró la puerta para después entrar al sitio de piloto.

—¿Vas a atarme y azotarme al llegar a casa?

—No digas tonterías, Cyara.

—¿No lo harás?

—Te pondré una mordaza como no te calles, ¿feliz? —dijo poniendo en marcha su auto y manejando bajo la oscuridad de la noche—. ¿Tienes las llaves de tu casa?

La joven dio un leve vistazo a su regazo antes de negar con la cabeza, se había olvidado de sus cosas en el sofá de la discoteca, sólo esperaba que una de sus amigas pudiera darse cuenta para llevárselas.

—No importa, te quedarás conmigo esta noche y mañana puedes volver a tu casa.

Ella se encoge de hombros restándole importancia y apoya su cabeza contra el cristal, sus ojos se cierran para permitirse descansar durante los quince minutos que tardan en llegar a la casa de Christopher.

—Cyara, hemos llegado.

—Uhum...—se acomoda mejor en el asiento del auto como si estuviera buscando la forma de encontrar la mejor posición para dormir cómodamente.

—¿Se puede saber cuánto has bebido? — replica mientras se deshace del cinturón de seguridad de ambos.

—Lo suficiente para quedarme contigo, ¿no es muy de película nuestra situación?

Él sale del auto para después abrir la puerta del lugar de Cyara, debido a que su cuerpo estaba apoyado en esta comienza a caer pero no llega a impactar con el suelo ya que Christopher la toma en sus brazos. Consigue cerrar la puerta con una de sus piernas y se dispone a caminar hasta adentrarse en su casa.

—¿Nos hemos casado? —pregunta de pronto, sorprendido al hombre que la sostenía.

—No, ¿me estás proponiendo matrimonio?

—Ay, no... Ya te gustaría... Es que me cargas como lo hace un hombre con su esposa nada más casarse.

Él suelta una risa antes de abrir la puerta de su habitación y dejar el cuerpo de ella en la cama, no pasa desapercibida la expresión de su rostro.

—¿Y ahora que pasa?

—Me decepcionas, realmente esto estaría más a tu estilo si tuviera látigos y todas esas cosas que tú usas.

—Creo que ya hemos hablado de ese tema, mañana puedo enseñarte el cuarto rojo sin ningún problema pero ahora es momento de que descanses.

Sus manos viajan a su espalda dispuestas a bajar la cremallera de su vestido, nadie en su sano juicio dormiría cómoda así.

—¿Qué crees que haces? —le da un manotazo que hace detener sus movimientos.

—Solo estoy tratando de sacarte la ropa, es un gesto inocente.

—Contigo nada es inocente... Aunque bueno, no me negaría si quisieras follarme —susurra juguetona, sus manos atrapan la camisa de él y lo acerca, su aliento apesta a alcohol pero eso no le importa al dominante cuando posa sus labios sobre los suyos.

En un inesperado movimiento de su parte lo deja sentado en la cama y con ella sobre su regazo, moviendo de forma sensual sus caderas para calentarlo.

—No es correcto, estás vulnerable.

—De todos modos, así es como me siento siempre que estoy contigo.

Los labios de la joven empiezan a explorar la piel del cuello de Christopher, quien muy a su pesar le deja hacerlo.

—Cyara... Detente —murmura, ella no le hace caso en ningún momento—. Cyara. —Uno de sus brazos rodea su cintura para después prisionar su cuerpo contra el colchón, quedando ahora él encima—. He dicho que te duermas.

—Me será algo difícil si te tengo encima.

—Duerme —repite antes de apartarse lentamente.

Ella le da la espalda sintiéndose indignada con él y con su comportamiento, cierra los ojos y trata de dormirse pero el simple hecho de saber que Christopher está a tan sólo centímetros le hace casi imposible su misión.

Por su parte, el dominante se pasa las manos por el cabello mientras mira como la joven se acomoda en su cama con un gesto de enojo.

Mañana sería un día interesante...

Oscura tentación Where stories live. Discover now