25.Dolor Y Felicidad

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Suspiré para esta vez centrarme en el lugar, era una habitación mucho más pequeña, pero extrañamente no estaba atada, al menos un punto a favor para mi. Levanté la mirada y temerosa examiné el cuerpo en frente de mí. Por su musculatura y vestimenta era un chico claramente, no podía distinguirlo del todo porque traía una capucha negra cubriendo su cabeza, ¿quién sera?, me cuestioné automáticamente ladeando la cabeza a un lado. Tal vez otro secuestrado, asumí desviando la mirada por unos segundos, estaba inconsciente por lo que pude notar, pero como la curiosidad mató al gato...

Cautelosa me acerqué un poco más hasta él, y llevé mis manos hasta la orilla del saco, ¿y si era alguien malo?, no, no creo, no lo hubiesen dejado aquí. ¿Oh sí?. Con los nervios comiéndome viva cerré los ojos y la quité de una sola vez

Estaba asustada, no quería verlo pero a la vez sí. Rezando un padre nuestro y rogando a todo Dios existente de no arrepentirme, abrí los ojos, y quedé atontada al toparme con él

—¿C-Christopher?

Cuestioné en un susurro incrédula, las lágrimas no se hicieron esperar, sentía tanto dolor de verlo así, y a la vez una rara felicidad me invadió internamente. Sonriendo y sin poder dejar de llorar lo abracé, aferrándome con todas mis fuerzas a él, su pobre corazón latía con lentitud, y su respiración entre cortada delataba las condiciones por las que había pasado

—Estas vivo, joder, estas vivo—Susurraba entre sollozos sin poder creerlo—No sabes cuanto e sufrido por ti, pensé que te había perdido, mierda, no puede ser—Jadeaba hundiendo mi rostro en su pecho, sabía que estaba inconsciente y que probablemente no me escuchaba pero lo que más me destrozo fue escucharlo

¿C-Cariño?—Oí su voz, apagada y cansada, llamándome con aquel apodo cariñoso que inevitablemente rompió mi corazón en mil pedazos—¿En verdad eres tú?

El llanto aumentó—Perdóname, por favor, perdóname. Todo esto es mi culpa—Fue lo único que logré musitar en aquel momento con la voz rota

Escuché que maldijo por lo bajo, luego con lentitud con su mano alzó mi mentón para mirarme a los ojos, yo no quería, por lo cual intentaba luchar para apartarme—Necesito saber que esto no es una pesadilla, Kris, por favor—Suspiré calmando a mis demonios internos y asentí levemente, cuando nuestras miradas se conectaron noté que sus ojos se cristalizaron en ese instante, y me abrazo como nunca antes alguien me había abrazado, oía como insultaba en un tono bajo mientras intentaba calmarme acariciando mi cabello y arullandome un poco—Nunca hubiese querido que te trajeran aquí, y-yo lo hubiese aguantado todo por no verte en este lugar, incluso creí que los había convencido de olvidarse de ti pero la maldita avaricia los consume. Amor, perdóname por no haberte protegido—Sollozó mirándome con dolor, esos hermosos ojos azules no merecían tener una gota de tristeza en su mirada, y me odiaba por ser la causante de ese dolor

—Todo esta bien—Esta vez intenté calmarlo yo con una pequeña sonrisa fingida, ahora yo quería ser quien le diera fuerzas a alguien—Te prometo que saldremos de esta, arreglaré mis errores, te sacaré de aquí, confía en mi—Aseguré mientras acariciaba su mano con temor, en verdad no sabía como tratarlo, ni como era en actitud, por lo cual cada acto de mi parte era inseguro

Mi hermosa Reina Roja—Murmuró con una sonrisa acariciando mi mejilla, aquel apodo hizo que me sonrojara un poco a lo cual rió un poco—Extrañaba tanto ver esas mejillas sonrojadas—Susurró acercándose para darme un beso, pero instintivamente me alejé, para luego lamentarme al oír su suspiro

—P-Perdón, no era mi intención, es solo que...—Me interrumpió

—No sabes quien soy—Completó rascando su nuca—Lo comprendo

—Lo siento—Dije cabizbaja

—Hey, esta bien, ok?. No debes disculparte por eso, no es tu culpa, tú no lo elegiste—Exclamó mientras cauteloso entrelazaba nuestras manos—Sólo no me niegues tu cercanía, no sabes cuanto la e añorado durante todo este tiempo, si es necesario volveremos a empezar, como dos desconocidos otra vez—Comentaba mientras volvía a acurrucarme, ese calor y seguridad que me proveía me era tan familiar. Probablemente mi cuerpo si lo recordaba, y actuaba a espaldas de mi memoria

Reí un poco y cegandome por unos segundos de pronto me levanté y le deje un beso en la mejilla—Entonces será necesario este dato. Hoy es mi cumpleaños—Susurré en su oído con una sonrisita—Y ahora si quiero un beso

Me miró de reojo, y me conocía tan bien que no me lo negó, como si mis labios se supieran aquel ritmo de memoria me deje llevar, hasta que finalmente nos falto el oxígeno—Feliz cumpleaños princesa

Pasaron unos cuantos minutos, de silencio y de mimos, hasta que el sonido de la puerta abriéndose arruinó aquella tranquilidad. Christopher automáticamente me puso detrás de él de manera protectora

—Hola, tortolitos. Ya es hora de que nos divirtamos un rato

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Cuando estaba con él, mi actitud cambiaba repentinamente a una Kristal del pasado, lo pude notar y al parecer el también lo hizo, ¿que si era bueno?, probablemente, ya que significaba que muy adentro de mí, aun estaba ella, deseando ser descubierta nuevamente. En el momento que escuché la voz de Christopher "por primera vez", me di cuenta de que era la misma que aquella que escuchaba en mi mente cuando estaba inconsciente, mi mente en busca de protección la coloco a ella, ya que esta me proveía seguridad sin duda alguna, solo que nunca había tenido una etiqueta para ella

Te Recordaré |Venganza Y Avaricia: Dos Cosas Que No Deben Juntarse| (LIBRO 1)Where stories live. Discover now