Capitulo 2

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La casa estaba a reventar, había por lo menos doscientas personas en el jardín delantero, la casa, el patio, y otras más que llegaban en sus lujosos autos. Eliot sabia que aquello terminaría en una visita de la policía, uno que otro vomitón y otros muchos con ojos morados. Conocía bien las fiestas de los amigotes de Max, ignorantes grandulones jugadores de futbol americano que utilizaban a los ñoños para pasar las asignaturas, niños con sobredosis de esteroides cuyos papis querían que estudiasen alguna cosa para que luego les dejaran gastarse su efectivo en ropa de marca, autos caros y drogas. Lo típico. No quería estar allí, pero era mucho peor si dejaba a Tory ir sola. Siempre había sido una cabezota, si se le metía algo en la cabeza nadie se lo sacaba ni a palos, y lo más patético era que él la seguía a todos lados, como el fiel amigo, solo eso, Eliot suspiró ante ese último pensamiento.

Desde que eran niños solían pasar todo el tiempo juntos, y Tory era muy reservada, incluso fría y distante algunas veces, se había ganado su apodo “princesa de hielo”, aunque ella eso no lo sabía. La autoestima de Tory había sido pisoteada, y eso ella lo ignoraba, pero la madre de Eliot era psicóloga, y si algo había aprendido era que la gente suele crear una especie de campo de fuerza para protegerse del mundo. Sin embargo nunca había hecho nada para rebelarse, era callada, estudiosa, trabajadora, atenta, pero siempre distante, siempre en su burbuja. Excepto cuando estaba con él. Ella pocas veces reía en presencia de su madre, pocas veces hablaba más de la cuenta, así como en las películas cuando el policía dice “todo lo que digas es y será usado en tu contra”, algo parecido.

Cuando bailaba era definitivamente otra, una nueva Tory, la que estaba escondida muy dentro y pedía a gritos salir. Incluso con Max era un tanto reservada.

-¿No vienes?- preguntó ella abriendo la puerta de auto.

-¿Tengo otra opción?-  Tory sonrío y se bajó. A regañadientes él también lo hizo.

La música estaba a todo lo que daba, y cada persona en el lugar estaba bebiendo como si muriesen de sed, reían, fumaban, y se besuqueaban.

-Mi tipo de fiesta favorita- susurró Eliot con frotación para sí mismo. Pronto perdió la vista de su amiga. Supuso que buscaría al anormal de su novio, volviendo a suspirar, esta vez de resignación se dijo que ya que estaba ahí disfrutaría un poco.

Tory fue hasta la cocina donde supuso encontraría a Max preparando unas bebida o algo así. Al no encontrarlo entre el montón de hombres sudorosos haciendo competencia de quien bebía más rápido, pero no estaba con ellos. Se movió con dificultad por la sala llena de gente que movían sus cuerpos al ritmo de la música, chicas con muy poca ropa y tipos con los pantalones que mostraban medio trasero, ¿Acaso creían que vestían bien? Más adelante miró al DJ que estaba moviendo unos discos o haciendo que los movía, y junto a él estaba Max en la computadora del DJ. Tory se movió con dificultad, y Max se dio cuenta, alzó el brazo para llamar su atención, le dijo algo al otro tipo y bajó del entarimado donde estaba.

Max atrajo a Tory y la besó con rudeza, sus labios sabían a cerveza y whisky, incluso olía a humo, le extraño mucho porque él no fumaba.

-Me alegro que hallas venido- le dijo Max gritando sobre la música. Ella le dio otro beso- Vamos a otro lugar. – Ella asintió.

Ambos subieron por las escaleras, la mirada de Eliot les siguió aunque ellos no se dieron cuenta. Eliot maldijo y apuró otro trago de su cerveza, siempre se quedaba en segundo plano, y ya se estaba hartando, pero sabía que siempre seria así con Tory, aunque le doliera siempre seria el amigo, el confidente, pero nada más.

La chica de cabellos rubios con el vestidito rojo fuego le estaba haciendo ojitos otra vez, Cindy Gind, fácil, muy fácil, pero a Eliot le valía un rábano si la chica estaba ardiente y dispuesta, nunca haría eso, ni con ella, ni con otra,  mucho menos estando Tory cerca, volvió a maldecir por eso, ¡Que carbón se sentía!, volvió a su trago y su vista se centró en la gente que bailaba.

Glass SplippersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora