CAPÍTULO CINCUENTA Y DOS

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Dedicado a Darializ1710

Hace 17 años...

Una figura encapuchada se acercó presurosa a aquella sencilla casa. Miró a todos lados, temiendo que alguien pudiera verla, y golpeó la puerta tres veces.

Cinco, seis, diez segundos y la puerta abre.

Detrás se asoma una mujer hermosa y alegre, pero su expresión cambió al ver quien estaba allí.

¿Qué haces aquí?— increpó. Intentaba ser lo más cortante posible, pero era obvio que estaba sorprendida.

Vengo a ver a la niña...

Ni siquiera alcanzó a saludar cuando la puerta se le cerró en la cara, por poco aplastando su perfecta nariz.

Volvió a tocar más fuerte.

-¡No deberías estar aquí!— se oyó desde el interior—. ¡Me repudiaste a mi! ¡La repudiaste a ella!

¡Solo abre la puerta y déjame explicar!

Silencio. Treinta segundos después se le permitió entrar.

Mira, Dromeda...

Andromeda para ti.

Narcisa carraspeo.

Andromeda... Sé que me aparté de ti cuando te casaste. Sé que ni siquiera vine cuando nació Nymphadora. Y sé que me aparte de Kathy... Pero no tenía opción.

«Si me vieran con una de ustedes no solo yo estaría en peligro. También mi Draco. Es un bebé, necesita a su madre. La misma Bellatrix sería capaz de matarme frente a los ojos de mi niño. Sabes que es verdad.

Andromeda Tonks la miró a los ojos.

¿Por qué ahora?

Por que Kathy... Kathy... —intentaba que sus ojos se mantuvieran secos, pero no lo estaba consiguiendo—. ¿Pará qué me haces decirlo si ya lo sabes? No solo era mi hermana. Hasta que salimos de Howarts era también mi mejor amiga. Dejamos de hablarnos, y aunque ignorarla tantos años fue difícil seguía siendo soportable. Pero ahora está muerta. Ya no existe. Y no tengo una sola oportunidad para decirle que lo siento.

«Todo lo que queda es la niña.

«Sé que no he sido la mejor hermana, pero porfavor, dejame verla una vez. Solo eso te pido...—.

Sus ojos estaban rojos y su voz quebrada. Andromeda no quería volver a confiar en ella, pero parecía realmente desesperada.

Se levantó del sillón y le hizo una seña para que la siguiera.

Avanzaron a través de un pasillo angosto y llegaron a un pequeño cuarto sin puerta.

Allí se veía a una niña de cabello rosa chicle sosteniendo un bebé en brazos. Le estaba contando el cuento de La fuente de la buena fortuna.

La cara de la niña se dirigió hasta la de su tía, a quien nunca había visto.

Hola, Nymphadora...

¡Llámeme Tonks! Digo... Por favor, señora.

Narcisa sonrió.

Entrégale a ____, Dora— dijo Andromeda.

Se estaba arriesgando mucho. Si era todo un plan para matar a la niña sin causar alboroto este podía ser el final.

Nymphadora le entregó a la bebé, que no hacía más que reírse, sin entender nada de lo que ocurría.

Narcisa miró a esos pequeños ojos, dulces, inocentes.

De un momento a otro la cara de la niña cambió, resultando en una divertida convinación entre el rostro de la señora Malfoy y el de un recién nacido.

Estiró sus pequeñas y suaves manitas de bebé y las llevó a la cara de la rubia, pinchandole un ojo.

Sin poder ya contenerse, Narcisa estalló en un torrente de lágrimas.

Así, entre sollozos, se prometió que cuidaría a la niña tanto como le fuese posible. Al último legado de Katherine Black.

¡Déjame tranquilo! ||Harry Potter Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora