Volvió hacia él, decidiendo que quería salir de ahí cuanto antes.

—¿Por qué?

Esta vez, Lucius sí se giró a mirarla, aunque solo le alzó una ceja.

—¿Por qué, qué?

—Tú sabías lo que ibas a lograr. ¿Por qué le dijiste todo eso aquel día?

Él le entrecerró los ojos. La observó de pies a cabeza y luego suspiró. Poco a poco se fue poniendo de pie, y a medida que lo hacía, Hermione podía mirar que tenía los pies encadenados hasta un punto en el centro de la habitación, así como también sus manos, pero estas solo tenían unas esposas de hierro que impedían que se separaran.

—¿Vienes a reprocharme por algo que pasó hace tanto tiempo? —se burló—. Diez años después, ¿y aún así no se pueden dejar ir mutuamente?

—¿Qué te hace pensar que no lo hicimos?

—¿Por qué estás aquí entonces?

Hermione no respondió al principio. Se quedó callada, solo mirándolo y obligándose a no apartarle la mirada. Sentía que si lo hacía, perdería alguna ventaja.

—Él me dejó —dijo ella—. Un día solo se fue y ni siquiera se despidió.

Por primera vez desde que entró, miró una sonrisa genuina por parte de Lucius. Solo que no era una de felicidad, más bien parecía de... orgullo.

—Y me culpas a mí por ello —concluyó.

—Sin duda alguna —contestó sin titubear—. Todo había estado tan bien. Habíamos empezado a arreglar las cosas, pero entonces él dijo que iría a verte antes de que fueras enviado a Azkaban y después de eso... Draco ya no volvió. Dejó una carta y no volví a saber de él.

La sonrisa de Lucius se alzó más.

—No eres feliz, ¿verdad, sangre sucia? No parece que te hayas recuperado de su partida. ¿Quieres que te explique qué fue lo que hice para lograr que él te abandonara?

Hermione frunció el ceño, sin embargo, no dijo lo que tenía en mente. En cambio, dijo exactamente lo que él quería escuchar.

—Necesito saber qué fue lo que dijiste.

Lucius asintió, de repente divertido. Se dio la vuelta y se alejó de ella, empezando a caminar por las orillas de la celda incluso cuando no había mucho espacio.

—Bueno, debo decir que primero le conté cuál era mi plan desde un inicio —dijo, moviendo con un poco dificultad sus manos esposadas de un lado a otro—. Le conté por qué me uní a los Lestrange en un principio y cuál era mi intención. Que, por supuesto, era llegar a ti y hacer lo posible por mantenerte alejada de mi hijo.

Hermione le fingió una sonrisa.

—Es una lástima que no lo lograras.

Él se detuvo y entonces la miró. Luego volvió a sonreír.

—¿Estás segura? —preguntó y se giró para enfrentarla directamente—. Porque, según recuerdo, no hizo falta un plan tan bien hecho como el que había tenido, solo hicieron falta unas palabras de cruda verdad para que él se diera cuenta que estaba haciendo mal al quedarse contigo. Solo tuve que hacer eso, lo demás lo hizo él solo. Te dejó, ¿no? Eso era lo que estuve buscando siempre.

Perdóname de mil maneras [1]Where stories live. Discover now