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Capítulo 13

Sin duda alguna necesitaba algo de paz después del suceso que solo me hacía ponerme a pensar en la fragilidad humana, tanto física como emocional.

Pese a eso, había otra cosa que desde varios días atrás me tenía pensativo, era algo que nada tenía que ver con mi familia humana. Así que esa misma noche subí a la azotea y decidí salir de casa con rumbo a aquel basurero que tantos recuerdos me traía.

El fresco de la noche me relajaba durante el trayecto y por extraño que pareciera esta vez nadie interrumpió la quietud, así que sin contratiempo alguno llegué al lugar en cuestión de minutos. Entré al callejón a paso lento y cauteloso, no me animaba a acercarme por completo al basurero pues recordaba el nauseabundo aroma que me provocaba asco pero si el sujeto a quien buscaba no hacía acto de presencia no me quedaría otra opción.

Justo cuando quise dar un paso para aproximarme al gigantesco contenedor escuché un maullido a mis espaldas.

—Así que al fin te decidiste a regresar a buscarme —dijo captando mi atención.

—¡Vaya!, creí que estarías durmiendo, por eso no quise hacer mucho ruido —le respondí dando la media vuelta para al fin encararlo. Él se encontraba parado en la entrada del callejón.

—¿Dormir en la noche? Debes estar bromeando... la noche es el momento en que suceden más cosas interesantes, ¿por qué habría de dormir cuando puedo ir en busca de acción? —dijo caminando para sentarse al fin en su asiento de cartón.

—Bueno... puede que tengas razón, pero ¿a qué tipo de acción te refieres? —pregunté intrigado, más al notar una herida en su oreja derecha.

—Sería... inútil explicártelo, eres un gato casero, pensarías que soy un vulgar buscapleitos y solo conseguiría que me tuvieras miedo como el resto. Mejor dime ¿qué te trae de vuelta? —respondió evadiendo mi pregunta mientras comenzaba a acicalarse.

—En realidad... tengo curiosidad sobre lo que querías contarme la otra vez —respondí.

—Recuerdame por favor de que hablábamos... ¿sabes? Tengo muy mala memoria  —dijo comenzando a hurgar entre el desperdicio.

—Me contabas sobre tu familia, dijiste que buscabas a uno de ellos y que era el único del que tenías esperanzas que viviera —le dije sentándome frente a él.

—Como te gusta echarle limón a la herida... deberías dedicarte a detective camarada —dijo mientras comía sus «alimentos». —Te llamarían detective... ¿cómo dijiste que te llamabas? —dijo haciendo una pausa para voltear a verme.

—Me llamo Chifus, aunque en realidad... no recuerdo habértelo dicho antes —respondí.

—¿Chifus?¿Hablas en serio? —dijo soltando una carcajada mientras se revolcaba boca arriba sin parar de reír.

—¿Acaso tiene algo de malo mi nombre? —pregunté un tanto incómodo.

—No realmente, bueno es decir... solo que me pareció muy cómico, pero si un humano fue quien te puso ese nombre puedo entenderlo —dijo mientras comenzaba a contener la risa.

—Este... si, fue mi pequeño Abdiel quien me puso así, también pensó en ponerme Chichico pero al final quiso dejarme el de Chifus —comenté mientras el sujeto intentaba ponerse serio.

—Creo que después de todo te convino más el de Chifus... —respondió ahogando la risa. —Okey ya, suficiente, lo siento, prometo no reírme más. —dijo levantando la pata.