Su teléfono se iluminó, tenía los mensajes silenciados, pero cuando lo tomó en la oscuridad y vio que era del dueño de sus pensamientos, sonrió. Como un tonto, como un enamorado.

Había dudado si escribirle antes de ir a dormir por la niña, quizás fuera demasiado tarde, o demasiado temprano. Y con todo lo de Patrick había pensando mejor dejarlo para por la mañana.

Pero Sten se le había adelantado.

"¿Estás dormido?"

"Aún no, cuando he llegado a casa tenía una visita sorpresa"

"¿Quién?"

Solo era un mensaje, sin cara, sin sonido, pero se lo imaginaba mirándole con el ceño fruncido, molesto. No tendría que gustarle, eso era demasiado troglodita.

"Mi primo pequeño, se ha escapado de casa y se ha presentado aquí"

"Me avergüenza decir que me he alegrado de que fuera tu primo, realmente conozco poco de tu familia. ¿Tienes sueño?"

"El sueño se fue"

"Cuéntame cosas de ti, gatito"

Trez sintió como todo su cuerpo se estremecía, no era como si no lo hiciera en presencia del Sten. Pero ese nombre era el que usaba en la cama, y demasiadas imágenes se le vinieron a la mente.

A la mañana siguiente con pocas horas de sueño, pero una sonrisa de oreja a oreja hizo frente a la escena de su primito coqueteando con su compañero de piso y como este comenzaba a entrar en shock.

Café, necesitaba café para no estrangular a Patrick.






Sten también lucía una tonta sonrisa, Sigrid había dormido casi toda la noche, pero al final la había llevado a su cama donde la pequeña siempre dormía mejor cuando se enfermaba.

Las clases estaban por acabar, así que estar en casa trabajando para la próxima excavación no era ningún problema.

La niña estaba viendo dibujos animados en el sofá mientras Sten trabajaba desde su ordenador portátil, pero en realidad lo que estaba es recordando cada detalle de la noche anterior con Trez.

Aquel beso demasiado rápido, la conversación por mensaje.

Tenía ganas de verlo, cuando a Sten le gustaba alguien, le gustaba de verdad, lo que había pasado pocas veces en su vida, se obsesionaba. Y con Trez llevaba demasiado tiempo obsesionado aunque no hubiera querido reconocerlo antes.

Aún tenían una cena pendiente y no veía la hora de poderla celebrar.

—Cariño, ¿tú qué piensas de que dos chicos se quieran?—le preguntó a la pequeña que jugaba con su zumo sin realmente bebérselo.

La enfermedad en los niños era impresionante, la noche anterior estaba completamente febril, y ahora parecía estar como una rosa. Aunque ya sabía que de buenas a primeras podría volver a subirle.

—¿Que sean novios?—preguntó ella como la cosa más normal del mundo. Con Samuel en casa ese tema nunca había sido un tabú, y su amigo no se cortaba un pelo en decir lo guapo que era tal o cual actor delante de su hija.

—Sí.

—¿Trez es tu novio?—La niña era demasiado rápida para su edad, demasiado o él demasiado evidente la noche anterior.

—Todavía no, pero ¿te molestaría que lo fuera?—preguntó él un poco nervioso. Sigrid no le había conocido ninguna otra pareja más que Natalia, su madre. Y en su mente nunca estuvo la idea de tener pareja.

—Mmm, es bonito, no sé.

—También es muy simpático, y le gusta mucho, mucho la arqueología, es muy listo.

¿De verdad estaba haciendo eso?

—¿Vamos a poder jugar y estar juntos los tres?—preguntó un poco tímidamente, alguna vez se había cuestionado si su hija sentiría celos de una nueva pareja suya.

—Si no juega con nosotros no le vamos a querer, te lo aseguro.

—Bueno, podéis ser novios.

Sten se rió de la simplicidad con la que los niños resolvían las cosas.

—Muchas gracias.

¿Se metería Trez en una relación con un hombre cuya prioridad era y siempre sería su hija?

Solo esperaba que sí.




o0o



Nos vamos acercando al final de esta historia. Dos capitulitos, y cerramos.


Me encanta Patrick, jejejeje.


Besos.

Sara

TrezWhere stories live. Discover now