Uno

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—¡Clío! ¡Ven, tírate al agua!

Bufé. ¿En serio debía tirarme al agua? ¡Qué pereza!

—No me apetece, y la verdad, no creo que sea buena idea bañarse en un río en plena noche. ¿Cuánto tiempo creéis que van a tardar en notar que faltamos? —Les digo de mala gana.

—Joder Clío, por un momento olvidé que estabas amargada. —Comenta Melanie.

Paso de ellas. Me doy la vuelta y comienzo a caminar. Si me terminan regañando mejor que sea por andar por el bosque a por estar bañándome en el río.

Camino un largo recorrido hasta que algo llama mi atención. ¿Eso es una mansión? Vaya, no la había visto cuando pasé para hacer la acampada.

—¿Qué pinta una mansión en medio del bosque? —Me pregunto en voz baja.

Tomo la decisión de ir a investigar. No creo que esté habitada. Me sorprende que la puerta esté entreabierta, ¿estará habitada de verdad? ¡Qué más da! Total, ya me van a regañar los monitores por desaparecer.

Cuando abro la puerta, esta emite un chirrido que hace daño a los oídos. ¡Lo que me faltaba, me voy a quedar sorda!

—¡Beliath, por última vez, deja de dejar la puerta entreabierta! —Grita alguien de mal humor.

—No sé quién es Beliath, pero creo que deberías tranquilizarte, la mala leche no es buena para la salud. —Le respondo con toda la naturalidad del mundo.

—Pero... ¡No puede ser!

Escucho unos pasos acelerados y al poco veo a un hombre con un bastón en la mano. Su pelo es largo y rubio, y tiene unos grandes ojos negros. Y su ropa... ¿Pero qué clase de disfraz es ese?

—Oye amigo, creo que deberías actualizar tu armario. —Le digo mientras intento salir de mi sorpresa. —Esa ropa no la llevaba ni mi abuelo.

—Niñata insolente. —Pronuncia el hombre con asco.

—Y luego me dicen a mí amargada. —Le contesto mientras subo las escaleras.

—Pero... ¿¡A dónde cree que va!? —Grita el hombre a viva voz.

—A un lugar donde no me quede sorda escuchando tus gritos. —Digo mientras sigo subiendo la escalera.

A este punto, mejor me voy de aventura y exploro la mansión. Lo que he sacado en conclusión es que viven más personas, así que quiero ver las pintas que traen, porque válgame Dios, la ropa de ese individuo...

—¡Aaron, una humana está subiendo arriba! ¡Por Dios, controla a Iván, no quiero más accidentes! —Grita el rubio desde abajo.

¿Una humana? Este hombre ha debido perder la cabeza completamente, pero bueno, saco que hay otros dos: Aaron e Iván, veremos sus pintas.

—Jovencita, creo que este no es un lugar para usted.

Cuando me quiero dar cuenta un hombre pelirrojo y de piel morena que me saca 4 cabezas está a mi lado. ¡Este tiene cicatrices! Bueno, al menos lleva chándal y no la ropa del otro.

—Tengo una duda, ¿todos los que vivís aquí sois tan diferentes?

Mi pregunta sorprende al hombre. Supongo que estará acostumbrado a asustar, pero yo ya estoy curada de espantos como quien dice.

—¡ESA SANGRE! ¡ESA SANGRE! —Grita otro hombre desesperadamente mientras da portazos a la puerta. —¡NO LE HAGÁIS NADA! ¡AARON, NO DEJES QUE NADIE LE PONGA LAS MANOS ENCIMA!

Escuchar esa voz desesperada hace que los pelos se me pongan de punta. ¿Qué me pasa? Nada me suele alterar, ¿por qué un desconocido gritando tonterías me provoca esta reacción?

Cuando me quiero dar cuenta siento que alguien está detrás. Soy rápida y consigo esquivar el bastonazo que me quería pegar.

—¿¡Estás loco o qué cojones!? —Le grito enfurecida. —¡Podrías haberme matado, animal!

—¡CLÍO! —La voz volvió a emitir otro grito, pero esta vez era de terror.

—¿Cómo sabe mi nombre? —Pienso en voz alta, atónita.

El hombre rubio estaba dispuesto a pegarme otro bastonazo, ignorando los gritos del hombre encerrado en la habitación, pero el moreno que correspondía al nombre de Aaron le paró.

—No le hagas nada, Vladimir. —Dijo en un tono de voz autoritario.

—¿¡QUÉ NO LE HAGA NADA!? ¡ESTA CHIQUILLA ES UN PELIGRO PARA TODOS NOSOTROS! —Dice al borde de la ira.

Soy incapaz de moverme de dónde estoy. No paro de preguntarme quiénes son estas personas, de cómo el hombre que está encerrado en una habitación sabe mi nombre, y sobre todo, me estoy arrepintiendo de haber entrado. ¡Joder, en qué líos me meto!

BOOM. Han tirando una puerta.

De la habitación salió un chico -parecía más un adolescente que un hombre- rubio, de ojos color ámbar y delgado. Vestía con ropa más o menos actual, y parecía que la vena de la frente le iba a explotar de la marcada que la tenía. Se me hacía extrañamente familiar.

Los dos hombres, que probablemente estaban peleando, dejaron de hacerlo y miraron al chico. Ambos estaban con los ojos como platos.

—Vladimir, no digas ni una palabra. Vete abajo y no dejes a nadie subir. Yo soluciono esto.

El hombre que me había intentado pegar un bastonazo, bajó no sin antes murmurar. Yo seguía sin entender nada, pero tampoco era capaz de pronunciar una palabra o de moverme.

Mi mirada se cruzó con la del chico que sabía mi nombre, y su expresión se relajó. ¿Quién diantres era? ¡No soporto no poder articular una palabra!

—Cuánto has crecido... —Dice el chico nostálgico mientras se acerca a mí.

Yo sigo sorprendida sin poder hacer nada. Cuando está a nada de abrazarme, Aaron le detiene. El joven mira al moreno sin entender nada.

—¡Aaron! ¿Qué te pasa? ¡Quiero abrazar a mi hermana! —Dice el chico enfadado.

¿Hermana? ¿Qué dice de abrazar? ¿Quién es este ser? ¿Por qué me mira como si me conociera de toda la vida?

Por primera vez desde que aquel joven gritó mi nombre vuelvo en mí. Debo salir de aquí y rápido.

No me lo pienso dos veces y me dirijo hacia las escaleras, Aaron me intenta detener. Eso provoca que pierda el equilibro y caiga por las escaleras.

A partir de ese momento todo se vuelve oscuro. Escucho gritos desesperados, reproches, pero no logro volver en mí.

Poco a poco voy abriendo los ojos. Al principio todo es borroso, tardo unos minutos en poder verlo todo bien. Procedo a levantarme lentamente y a observar lo que hay a mi alrededor. Es una habitación rosa.

—La tonta que quería volar al fin ha despertado.

Pego un grito. ¡Me cago en la estampa de esa persona! Estaba dispuesta a protestar pero cuando me encontré con unos ojos azules no pude articular palabra.

¿Quién era él?

ColdWhere stories live. Discover now