CAPÍTULO 1: "ABURRIDO"

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Mobei Jun, observaba de manera indiferente a quien tenía por concubina.

La chica, quien era abundante de una hermosa belleza, mas no de cerebro, no era capaz de servir correctamente una taza de té para quien era ahora su dueño, su Rey y su hombre. Las manos le temblaban tanto por el frió que emanaba su majestad, que le era imposible no derramar un poco del líquido oscuro sobre la mesita de noche.

Había llegado a ser la concubina del Rey del hielo más por mera casualidad y un poco de capricho del Rey y señor de todos, Luo Binghe. Quien al notar su belleza y sumisión genuina, no dudo en mandarla como regalo para el señor de ojos azules.

Sin reproche termino sirviendo a este hombre, quien a su parecer quería que cometiera errores para echarla lo más pronto posible.

—Vete. Eres inútil. —anuncio Mobei Jun, tal y como lo había predicho la joven.

Sin dudarlo sus piernas temblorosas corrieron hasta la puerta para huir.

Mobei Jun, se sentía aburrido. Muy aburrido.

Hace años que ya no tenía nada nuevo que hacer. Después de convertirse en Rey todo lo tenía a su disposición y para ser sinceros era algo que le gustaba, pero a la vez era una lenta tortura. Nadie se atrevía a replicar tus palabras, nadie se atrevía a hacer algo nuevo, ni siquiera era capaz de tener tan solo un amigo porque todos le temían. Acepción de Luo Binghe.

Menos aún el amor.

Todas las mujeres que llegaban como esclavas, concubinas, sirvientas, solo le temían y si alguna de ella estaba interesada por él era por su belleza y sus riquezas. Nada era real.

Luo Binghe, por su parte se había dedicado por completo al reino.

Aún así, últimamente tampoco hallaba que hacer. Desde que los humanos habían dejado de llevarle la contraria y todos acataban sus leyes sin reproche, no solo todo era más pacífico y lleno de miedo, si no también aburrido para su alma.

Para arreglar esto último, se dedicaba las noches completas a pasar en los burdeles tanto de humanos como los de los demonios, coqueteando con mujer que se le pasara por delante. Mas, nunca llegaba a tener sexo con alguna de ellas, solo las molestaba o hacia que ellas juguetearan con sus partes íntimas.

¿Por qué?

No lo sabía. Solo quería que su primera vez fuera con alguien que realmente le gustara o atrajera.

Es por ello que ahora para poder des estresarse se dedicaba a buscar esclavos y molestarles tanto que estos terminaran por volverse locos. Con algo de crueldad el los intimidaba y se atrevían a mostrar aunque fuera un pequeña pisca de odio en sus ojos, el mismo les cortaría sus extremidades y luego iría a tirar el cuerpo aun viviente colina a bajo.

—Acompáñame—dijo Luo Binghe de manera sonriente a su más fiel seguidor y tal vez el único que pareciera ser un amigo.

—No—Mobei Jun, ni siquiera se giró a verle. Él ya sabía a donde iba todo esto.

— ¿Por qué no? Es un nuevo lugar, tal vez encontraras algo interesante—Luo lo miraba sonriente.

 

—No—dijo con voz áspera.

—Es una orden—Binghe ahora le miraba seriamente. No iba a aceptar un no como respuesta.

Mobei Jun, siempre había rechazado las solicitudes de Luo Binghe, ya que no le interesaba a ir a lugares llenos de gente inmunda. Nunca le habían gustado los humanos y los pocos que estaban en su reino eran esclavos y no podía negar que los trababa aún más mal que a los demás. Lo peor de todo era la bulla de esos lugares, la música y las voces combinándose en un solo lugar, más el golpeteo de las copas y jarrones de vino, era algo que le desagradaba bastante.

Si fuera por el viviría en un lugar aislados de todos, en donde el hielo cubriera cada objeto.

Para su desgracia, no podía desobedecer las ordenes de su superior, a pesar de todo él había jurado lealtad y si no la cumplía seria castigado. Eso era una Ley que Luo había puesto para todo el mundo, no importaba en qué lugar de la jerarquía estuviese, si llegaba a romper la ley su corazón sufriría un fuerte dolor, el cual lo tendría en agonía durante siete días. Esto producto de un hechizo que Binghe había vinculado con aquella Ley.

Lo peor es que ocurría de manera instantánea a penas se contradijera una orden directa. 

ESCLAVO DE TUS DESEOSWhere stories live. Discover now