Otro Raromagedon
Un trato olvidado
Traición de los que más amas
La receta perfecta para un cambio de bando y tal vez un nuevo amor... para toda la eternidad...
10/11/2019-- 15# en Billdip
9/1/2020-- 5# en Billdip
22/05/2020-- 7# en billdip
24/05/202...
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Dipper sintió como una leve presión envolvía todo su cuerpo y miró asombrado como suya manos empezaron a volverse translúcidas. Podía observar como debajo de sus piernas, los pantalones de Bill se empezaban a apreciar y en cuestión de segundos, todo su cuerpo había desaparecido.
-¿Un truco impresionante, eh?- preguntó hinchando el pecho Bill. Dipper no le pudo contestar, aún anonadado por no ver su propio cuerpo.
La puerta de la sala se abrió bruscamente y de ella entraron un conjunto de pesadillas que forcejeaban con alguien en el medio de ellas, quien parecía que se negaba a caminar, por mucho que le gritasen y gruñesen esa orden.
Dipper se removió incómodo en el regazo de Bill, intentando bajarse, tanto insistió que después de unos cuantos intentos, Bill le permitió abandonar el lugar donde estaba sentado y colocarse de pie al lado de su trono.
Los demonios consiguieron inmovilizar a Ford y dejarlo arrodillado justo al final de las escaleras. Bill extendió los brazos en modo solemne y su rostro mostraba gran felicidad, Dipper se dió cuenta de que a Bill le encantaba tener a sus enemigos a sus pies y de que estaba disfrutando realmente esa situación.
-¡Ford!- exclamó como si saludase a un amigo lejano- ¿Como has estado, que tal la familia?- preguntó irónicamente.
-¡Mi familia está lejos de tus garras maldito demonio!- contestó con furia Ford. Esa primera frase dejo un poco descolocado a Dipper, él estaba capturado allí, estaba en contacto con Bill... ¿Ya no lo consideraba su familia?
Bill chasqueó la lengua repetidas veces a modo de negación mientras movía el dedo índice de un lado a otro, como si regañase a un niño pequeño.
-¿Sabes quién no tenía nada de ganas de verte, seis dedos?- Dipper se tensó inmediatamente.- ¿No quieres saber como está Pinetree?
-No se que le has prometido a Dipper para que se una a ti, Chiper, ¡Pero es muy rastrero aprovecharse de la mente frágil de un niño!
Bill se empezó a reír desquiciada mente, como si le hubiesen contado el mejor chiste de su vida. La visión distorsionada de los hechos desde la posición de seis dedos le resultaba demasiado hilarante. "Pobres seres"- pensó Bill- " tan frágiles y débiles que para no salvar a un ser querido se inventaban una escusa tan barata como esa"
Mientras, a su lado, Dipper sentía que se estaba destruyendo por dentro. Su cabeza maquinaba alguna posible razón por la que su tío hubiese dicho esas palabras; alguna señal, algún plan secreto, una esperanza a la que aferrarse para que su vida volviese a tener sentido. Pero nada. Su tío estaba completamente seguro de sus palabras, lo veía en su rostro. Realmente creían que los había traicionado. Lágrimas empezaron a caer de sus ojos sintiéndose vacío.
-No has perdido tu sentido de el humor seis dedos- dijo Bill aún sosteniéndose la barriga después de la risa.- Volviendo al punto, ¿Ya sabrás por qué estas aquí, verdad?
-¡Jamas estarás a mi mente demonio!- contestó con rabia Ford.
-No necesito entrar si ya me la dices tú- rebatió Bill rodando los ojos.- Nos ahorraríamos mucho tiempo y tormento- añadió con una sonrisa
Estuvieron discutiendo por varios minutos, hasta que a Bill parecía que se le acababa la paciencia y mandó volver a encerrarlo. Observó a su lado como Dipper había estado llorando en silencio todo el tiempo y mirando a la nada.
-No llores pequeño- pidió con tono de voz suave y calmado- en algún momento te ibas a enterar.- Bill cogió su mano intentando acercarlo a él.
-Lo prometimos- murmuró.
-¿Qué?- preguntó Bill confundido.
-Lo prometimos-repitió- siempre cuidar a la familia, lo prometimos hace cinco años- d murmuraba más para si mismo que para Bill- ¿S-se ha rendido? ¿ Jamas tuvieron intención de venir a rescatarme?- esta vez sí miró a Bill.
-Pequeño...- murmuró dulce mientras tiraba de Dipper para que se sentará en sus piernas y escondiera su carita llena de lágrimas en su cuello- llevas demasiado tiempo en tu propia burbuja, Pinetree.- le decía mientras acariciaba lentamente su espalda.
Bill esperó a que se calmara para poder hablar con más tranquilidad. Los hipos se detuvieron y los sollozos menguaron.
-Bill...-llamó Dipper, aún susurrando.
-Dime pequeño.
-¿En serio quieres estar junto a mi?
-Es mi más grande deseo, Pinetree- contestó intentando que no notará el tono de euforia y nerviosismo en su voz. Dipper asintió despacio y luego se acurrucó en su pecho y se dejó dar mimos. Ya está.
