Capítulo 16 (Parte I)

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Owen

Salgo del elevador y el señor Tugwell me saluda desde su puerta.

— ¿Cómo has estado muchacho?—reposiciona sus lentes.

—Muy bien señor—Sonrió mirando a su esposa asomarse por el espacio vacío de su puerta.

—Te estábamos esperando—dice rascando su barbilla.

— ¿En qué le puedo ayudar señor?— pregunto cortésmente.

—Ven chico, acércate—cuando estoy frente a él, la señora Tugwell empuja a su marido a un lado, el rueda sus ojos con diversión.

En sus manos se encuentra una cazuela de pollo y verduras—Toma hijo, prepare esto para ti. Gracias por ayudar a mi esposo con su auto.

Sonrió—No hay que agradecer señora Tugwell, lo hice desinteresadamente—toma mis manos entregándome la comida casera, que huele estupendamente.

—Mi tonto esposo podría haberse fracturado la cadera, si no hubieras estado allí—mira detrás de su espalda.

—Claudia por favor no exageres, todavía soy un roble—levanta su manga mostrando su brazo izquierdo—Mira estos músculos mujer.

No puedo evitar reír, su esposa niega con su cabeza—No le preste atención a este viejo, mejor ve y disfruta de la comida caliente.

—Cuando tenía su edad, tenía mejores pectorales que esos.

—Si cariño ya te escuchamos— Cierra su puerta despidiéndose de mí.

Que buenos vecinos tengo, vuelvo a mi puerta, aseguro la cazuela pegándola a mi cuerpo con una mano, mientras busco las llaves en mi bolsillo.

Cuando estoy dentro, puedo notar que bolsas de comestibles repletas cubrían los mostradores de la cocina, una hoja de papel sobresale de una de estas.

Disculpe el desorden señor Pryce tuve que salir urgente, mi hijo fue llamado a la dirección en su escuela. Tratare de volver lo más pronto posible.

María

Este chico no cambia, busco un tenedor en el cajón de los cubiertos, cuando lo tengo en mi mano tomo un gran bocado de la comida preparada por la señora Tugwell, el sabor a especias llena mis papilas gustativas, suspiro de satisfacción y continúo hasta terminar el último trozo de verduras. Dejo el recipiente y el tenedor en el fregadero para después ocuparme de ellos.

Envió un mensaje breve a María diciéndole que no se debe preocupar, que me ocupare de todo yo mismo. Ella ha sido de gran ayuda desde que me mude a este lugar, mantiene mis estantes llenos y todo impecable.

Abro el refrigerador. Hay una fila de condimentos en la puerta, una caja de pizza en el estante medio y un recipiente de leche de almendras a medio terminar colocado en el estante superior. Tomo una botella de agua y camino hacia la ducha para quitar el sudor del cuerpo.

Hace aproximadamente cuatro días comencé a introducir el ejercicio de nuevo a mi rutina, cuando camino puedo notar una leve molestia en mi rodilla, pero ha desaparecido la hinchazón.

Cuando me estoy deshaciendo de la ropa para ducharme mi teléfono comienza a vibrar encima del mueble de madera, se enciende con una llamada entrante, sonrió cuando veo que es Lucas.

—Hey, polluelo. ¿Cómo va todo? —respondo con una sonrisa en mi rostro.

—Bien. No he dormido demasiado, pero las cosas están bien —dice.

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