(...)

—¡Apurate!— le dije a Jimin, mientras agarraba su brazo para seguir corriendo.

—Espera Hana, aún estoy dormido. No puedo correr así — habló Jimin agitado mientras se paraba para tomar aire.

—¿Eres consciente que a esta hora tenemos matemáticas?— le pregunté para que entrara en razón.

—Si ¿Y qué?— contestó mirándome.

—¡Que esa profesora nos va a dar una patada en el culo a los dos si llegamos más tarde de lo que ya estamos!.

—Ay Hana, no te alteres. Faltamos a esa clase y ya, no hagas tanto drama— Jimin comenzó a caminar, como si no estaría llegando una hora tarde al instituto.

Será que yo estoy acostumbrada a llegar a horario a clase o como dice Jimin estoy haciendo drama por una tontería.

Llegamos al instituto, el portero nos miro de mala manera diciendo que entremos antes de que alguien nos vea, o más bien, la directora nos vea rondando.

—¿A donde vamos?— pregunté al saber que no íbamos a entrar a la clase de matemáticas.

Jimin agarró mi mano y me condujo entre los pasillos, hasta que supe a donde me estaba llevando. Al salón de baile.

—¿Por que vamos allí?

—Si quieres ir al patio para que algún docente te vea y te regañe, está bien. Yo prefiero evitar eso.

Rodee los ojos mientras entrábamos al salón .

—¿Y ahora que se supone que haremos?— pregunté mientras me sentaba.

—Hoy estas muy preguntona— carcajeó Jimin, sentándose a mi lado.

Hice una mueca de molestia, mientras miraba a otra parte.

—Ya, no te enojes— Jimin me agarró los hombros haciendo que un pequeño abrazo se formara.—No se que quieres hacer tú, yo con solo estar en silencio me es agradable porque estas a mi lado.

Un remolino se armó en mi estómago por las palabras de Jimin.

Bajé la cabeza evitando a que mire el sonrojo que me había provocado.

—¿Que sucede?— preguntó Jimin juguetón, seguramente con una tierna sonrisa—¿Te puse tímida?

—¡Ya Park!— murmuré avergonzada tirándole un manotazo. Jimin comenzó a reír, levantó mi cabeza, cerré mis ojos para no mirarlo. La vergüenza inundaba en mí.

—Mírame Hana— Pidió Jimin divertido. Negué con la cabeza, seguramente mis cachetes debían estar rojos, rojos por la vergüenza.

—Hana— esta vez susurró muy cerca de mi rostro, de inmediato abrí mis ojos. Su ojos color café oscuro chocaron con los míos. Nos mantuvimos en silencio, Jimin estaba sereno, mirando mi rostro hasta que su mirada quedó en mis labios. Por inercia me los relamí cosa que hizo a Jimin tragar saliva.

De a poco Jimin comenzó acercarse, mis latidos empezaron a descontrolarse, la respiración cada vez se iba más al ver aquella mirada de deseo a mis labios, esos ojos brillosos.

Cuando estuvo demasiado cerca de mis labios, casi rozándose, preguntó.

—¿Puedo besarte?— dijo en voz baja, íntimo pero lleno de emociones.

Asentí con timidez, mi cuerpo temblaba, mis pensamientos estaban estancados.

Y sus labios se unieron a los míos.

En ese instante una gran explosión se armó en mi interior. Las famosas mariposas comenzaron a revolotear en mi estómago con furor. Jimin comenzó con el beso suave, lento, disfrutando de los labios del otro. Llevé mis brazos detrás de su cuello y él con respeto y delicadeza me agarró de la cintura. Sus labios eran suaves, su forma de besar comenzaba a gustarme conforme pasaban los segundos.

¿Donde Estabas Tú?; Park Jimin// COMPLETAWhere stories live. Discover now