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Es sorprendente como a veces somos nosotros mismos quienes saboteamos nuestras propias vidas por miedo, rencor, despecho o algún otro sentimiento negativo

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Es sorprendente como a veces somos nosotros mismos quienes saboteamos nuestras propias vidas por miedo, rencor, despecho o algún otro sentimiento negativo. Dejamos que el enojo o la necesidad absurda de ver sufrir a aquel que nos hizo daño tome el mando de nuestras decisiones, cuando lo mejor es tratar de vivir con ello y no buscar venganza.

Podría usar de ejemplo las pocas, pero existentes, veces en las que la gente se casa por despecho; aunque aclaro: casarse por cualquier otra cosa menos amor siempre va a ser un error, pero eso ya es algo aparte. En fin, estas personas en el mejor de los casos encuentran paz y tranquilidad, incluso satisfacción con sus vidas a largo plazo ¿pero encuentran la verdadera felicidad? ¿acaso existe la felicidad a largo plazo?

Empecemos por el hecho de que la mayoría de los sentimientos son aparentemente efímeros y no duran toda la vida, aunque hay veces en las que dura más de lo que es considerado normal; pero en lo personal creo que depende del sentimiento al que le pongamos más atención.

Si estamos pasando aquella denominada buena racha en cuanto nuestra vida personal y laboral, cualquiera pensaría que se es feliz al obtener todo lo que nosotros nos autoimpusimos como necesario; sin embargo, no quiere decir que sea cierto, pues cada uno de nosotros tiene algo con lo que lidiar, ya sean pensamientos tormentosos, recuerdos dolorosos o incluso algún problema de salud tanto mental como física. Entonces, ¿se podría decir que la felicidad existe? Pues, aunque estoy en un buen momento, me siento mal y no deseo hacer más de lo que ya he hecho hasta ahora.

La magia o brujería en nuestra vida está en nuestra perspectiva, trillado pero cierto.

Si me enfoco en aquello que me duele, lastima o atormenta, no voy a darme cuenta de lo positivo que me rodea, de las pocas cosas valiosas que puedo llegar a poseer en el aspecto espiritual o mental además de lo material.

Hay personas que tienen tan poco y aun así son más felices que aquellos que somos de clase media o incluso alta.

Hay personas de clase alta que se dedican a apoyar y ayudar a aquellos que lo necesitan y también son felices haciéndolo.

Hay personas de clase media que tienen lo necesario y a veces un poco más y creen no necesitar más de lo que tienen y eso está bien.

La felicidad no está en clase social, ni en el sitio en el que vivimos, porque en algún punto de nuestra vida podremos conseguir todo lo que nos propongamos pensando que nos traerá felicidad y en realidad solo nos habrá traído una paz vacía. Tranquilidad vacía.

Así que este es el punto en el que regreso a la toma de decisiones: Para mí, la felicidad llegará en base a nuestras decisiones.

El miedo nos paraliza, nos detiene y nos deja en blanco cuando dejamos que nos domine, pero al final del día está en nosotros quedarnos con el miedo y el millón de hubieras, o afrontarlos y buscar aquello que nos puede hacer felices incluso cuando está asegurado.

Cometemos el error de confundir paz y tranquilidad con felicidad. Yo estoy en paz y aun así estoy en búsqueda de lo más cercano a la felicidad absoluta, porque hay que tener claro que la felicidad eterna no existe, sino nuestra perspectiva sobre nuestra vida y sus momentos.

¿Entonces qué es lo que nos lleva a arruinar nuestra vida? Tomar decisiones pensando en alguien más o en lo que me hizo alguien más en lugar de velar y pensar en nosotros.

No dejes que los sentimientos negativos reinen y tomen decisiones por ti, porque podrías arrepentirte.

No tomes decisiones si no estás pensando en ti primero y luego en los demás.

No pienses que la felicidad llegará inmediatamente después de la paz, recuerda que aún después de la guerra hay que hacer control de daños antes de reiniciar nuestra vida.

Tengamos en cuenta que cada persona siempre será un mundo, galaxia, universo y realidad diferente; hay que apoyarnos entre todos, y a veces la mejor forma de apoyar es apartándose.

Busca tu felicidad o deja que esta se pose sobre tu hombro, para cada uno es diferente.

No sé si alguien lea esto a parte de mí, pero espero que alguno de todos estos párrafos sin sentido haya sido de ayuda si es así.

Cuídate, en serio.

Atte.,

Yo.

Escritos salidos de la cabeza de una dementeWhere stories live. Discover now