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Sueños.
¿Qué son?
Si nos basamos en la definición de la tan confiable Real Academia Española un sueño es "Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse. "
Vaya, que triste. Con esa definición nadie tendría ganas de soñar.
Pero ¿qué hace de un sueño inalcanzable? ¿Por qué los definimos como "sin probabilidad de realizarse"?
No voy a caer en el típico: "Nosotros hacemos nuestros sueños imposibles" porque, si bien es cierto y muchas veces es así, también hay veces en las que las circunstancias, las personas, y nuestras prioridades los vuelven menos posibles.
Alguien que no tiene el dinero suficiente para pagar una buena universidad tiene menos posibilidades de entrar a esta, y si no consigue obtener una beca ¡Bum! Sueño frustrado.
Alguien que quiere abrir y mantener su propio negocio quiera o no va a necesitar apoyo y, si no obtiene suficiente de este, dicho negocio se va al piso y ¡Bum otra vez! Sueño frustrado.
Como estos hay varios ejemplos y sí, muchos dirán: "siempre puedes intentar otra vez" mientras te dan palmaditas de consuelo en el hombro, pero ¿saben qué? Volver a intentarlo da miedo. Volver a intentarlo parece inútil. Volver a intentarlo te hará perder el tiempo que planeaste y podrías usar para otras cosas.
Como estudiante sé lo difícil que es responder y mantener la calma cuando las preguntas sobre universidades, carreas y profesiones vienen a colación.
¿Qué vas a estudiar?
¿Cómo quieres vivir?
¿Cuáles son tus sueños?
Sueños.
Otra vez lo mismo.
Es difícil, complicado y, lamentablemente, estimulante responder esa pregunta.
En mi caso podría decirse que mi problema no es que no tenga sueños. Los tengo, pero son muy ambiguos y generales.
Quiero ser la mejor, y quiero ser notada por lo que haga.
¿Lo ven? Ambiguo. Abstracto. Sin fundamento. En eso el concepto de nuestra queridísima RAE no se equivoca. ¿Poco probable o imposible de realizarse? No, es posible y muy probable, aquí viene el por qué y la explicación a toda mi perorata.
Decidiré que hacer, no porque lo tenga claro o un ángel haya venido a explicarme cuál es mi propósito en el mundo, ya quisiera que eso pase; sino porque, como todos, soy buena en unas cosas más que en otras. Estudiaré y me dedicaré a algo que me llame la atención y considere oportuno para mí. ¿Me equivocaré? Sí, eso si es muy probable, pero mi sueño seguirá ahí.
¿A qué voy con todo esto? A que el problema no está en nuestros sueños ni en nosotros, sino en cómo los planteamos.
Nuestras aspiraciones podrían ser consideradas problemas de ecuaciones, en las que si planteas mal equis o ye todo el procedimiento se irá al piso.
Para mi desgracia y terror, soy joven, demasiado, y a veces creo que no me he equivocado lo suficiente hasta que recuerdo que independientemente de cuánto intente no hacerlo siempre lo haré. ¿Porque soy joven? Bueno, pues mientras dure mi juventud claro que puede ser por ese motivo, pero me inclino más hacia el hecho de que, si bien la edad nos da experiencia, la vida siempre nos pone metas y pruebas diferentes y más complejas.
Aquí es donde el cómo planteaste tus sueños tiene importancia.
Si te equivocaste y tu sueño se derrumbo por ese simple motivo, o no era un verdadero sueño o simplemente no era el correcto: no lo planteaste bien.
Fíjate bien en tus prioridades, alcance y haz planes. Debes tener tantos planes como letras del abecedario o celdas de Excel, pero todos y cada uno de estos planes deben coincidir con tu sueño o tus sueños.
Plantéalos bien.
No es fácil, sobre todo si te confundió la metáfora matemática que empleé; eso quiere decir que las ecuaciones podrían no ser lo tuyo, pero tranquilo o tranquila en algún punto, todos podemos resolver ecuaciones, solo es cuestión de prestar atención.
