Capítulo 2 - La bienvenida de Vicent

Start from the beginning
                                    

Los de Agua eran: de pelo azul en todas sus variedades, verde oscuro o incluso negro, pero con reflejos azules; apenas tenían cejas y, si las tenían, eran negras; su cara también era rechoncha con ojos turquesas y al igual que el cuerpo, aunque bien modelado; y su piel mucho más pálida que los primeros, pero no tanto como los siguientes.

Finalmente, los de Aire eran conocidos por: el pelo blanco la gran mayoría y algunos grises, haciéndoles parecer albinos; cejas normales y claras; cara afilada y cuerpo normal; a veces algunos tenían los ojos grises o blancos, pareciendo ciegos; y su tez era muy blanca, como la porcelana.

–¡Oh! –volvió a exclamar, esta vez más interesado. Seth se juró que si volvía a decir otro "Oh" le pegaría un buen puñetazo en su imberbe cara–Entonces... eres importante... Qu-que bien–no pudo evitar que una sonrisa orgullosa se formara en su cara por el cumplido.

–Tsk–bufó Seth perdiendo los nervios cuando volvió al mundo real. La manera que actuaba el contrario le estaba molestando sin saber por qué. Sus gestos, sus facciones... eran tan aniñadas que le daba rabia. Encima tenía el pelo largo, incluso más largo que el de la gran mayoría de chicas que había en todo Emment–Sígueme, te voy a enseñar las instalaciones–ordenó y, sin esperar a que el otro respondiera, empezó a andar hacia el ala este de la escuela, lugar donde se hallaba la sala de pociones.

"Espero que esté todo listo, este tipo se tiene que largar de aquí ya" pensó. Notó como Vicent le seguía ya que sus pasos eran muy sonoros.

A medida que iban avanzando, Seth soltaba algún que otro comentario sobre la arquitectura del interior de la escuela: algunas puertas gigantes con grabados de historias de Anhar, ilustraciones de cuando hubo tiempos oscuros y tuvieron que luchar contra esa oscuridad que se alzaba poderosa contra ellos; cuadros de pintores destacables; baldosas del suelo las cuales también tenían dibujos; y algunos lugares muy visitados por los alumnos, como es el comedor, baños o biblioteca. A cada comentario que hacía, Vicent solo respondía con sus exclamaciones de "oh". ¿Cómo alguien puede sorprenderse tanto por cosas tan simples? le estaba poniendo de los nervios. Había llegando al extremo de que su mandíbula le estaba doliendo por apretarla tan fuerte, reprimiendo así palabras malsonantes que pudieran salir de su boca. Quedaban dos salas más por llegar a su destino.

–Te voy a enseñar una sala muy especial, seguro que te va a encantar–dijo Seth intentando sonar amable y le indicó dónde debía entrar con un gesto de manos. El contrario soltó otra exclamación de sorpresa, "una más y le mato, lo juro" pensó el pelinegro. En cuanto llegaron, abrió la puerta y se quedó a un lado para que Vicent pasara antes que él.

El castaño pasó el umbral de la puerta confiado, pensando que se iba a encontrar algo espectacular, pero al notar que estaba todo oscuro giró la cabeza hacia Seth buscando alguna explicación. Pero la penumbra de la sala solo le permitía ver su silueta a la entrada de ésta. Seth sonrió y cerró la puerta tras él, el ratón había caído en la trampa. El sonido del portazo retumbó por toda la enorme sala.

Habían entrado en la sala de pociones donde se encuentran, además, todos los materiales indispensables para preparar la gran mayoría de ellas: energía, aguante, concentración, transformación... Pero aparte de ciertos ingredientes, las pociones necesitaban también una mezcla de elementos para que fueran efectivas y usables. Por ejemplo: la de energía necesitaba la combinación de Fuego y Tierra y unos tipos de plantas bien molidas y aguadas. Estas clases no eran impartidas hasta cuarto año ya que hasta este dónde los alumnos se especializaban en el elemento que dominaban. Las clases las daba el señor Vladimir de Tierra, el cual estaba un poco ido de la cabeza. Era raro ver un señor mayor con el pelo verde y sin peinar. Era muy dejado, a decir verdad. Vladimir se dedicaba a hacer la vida imposible a los de Fuego, ya que decía que iban de sobrados por la vida.

Mariposas de fuegoWhere stories live. Discover now