Capítulo 8 - Tu olor

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Tres días pasaron y siguieron sin obtener ayuda ninguna por parte de profesores y/o ayudantes. Por suerte, seguían unidos por el miedo y la desorientación y habían conseguido bastantes cosas con las que poder aguantar al menos unos cuantos días más. Tara había organizado todo a la perfección: una especie de cueva a modo de refugio, grupos de expedición para encontrar a más equipos a parte de ellos y otros grupos para encontrar agua, comida y otras cosas de gran utilidad. El tener un grupo conformado por más estudiantes de lo usual les había dado una enorme ventaja de supervivencia y no la estaban aprovechando nada mal. Los heridos consiguieron recuperarse notablemente hasta el punto de poder ayudar con las tareas que Tara dictaba. Seth no podía negar que estaba celoso de ella, pues él podría haber intentado también ser la cabeza del grupo. Pero entraba el riesgo de la salud de los demás y no quería meter la pata, por si acaso. Además, qué más daba ya si no estaban siendo evaluados de todos modos.

Por el momento todo seguía en calma a pesar de que algunos de ellos habían tenido ataques de ansiedad por encontrarse en una situación mucho más diferente y difícil de la que habían imaginado. Tenían la suerte de que entre ellos se encontraban estudiantes muy capacitados de cada elemento para hacer su pequeña pesadilla más llevadera. Las charlas se volvieron algo importante y todos se mantenían animados hablando sobre cualquier cosa que les hiciera olvidar el infierno en el que se habían metido y al cual le faltaba días para poder terminar. O eso era lo que deseaban, que solo fueran días.

En una de las pocas conversaciones entre Seth y Laia salió el tema de que nunca habían pensado el por qué jamás escuchaban muchos detalles de la prueba. Si era cierto que algunas veces podían ver las cicatrices de los participantes a su llegada en primera persona y cómo algunos venían como si hubieran tenido que sobrevivir a un mismísimo apocalipsis. Pero nada más, lo único que conocían de más es por el discurso de antes de que dieran inicio a la competición. Tenían que enfrentarse al menos a tres equipos para poder tener opciones a terminar los primeros y llegar al final de aquella arboleda. Eso les hizo pensar que aún había esperanzas de que todo lo que estaba ocurriendo estuviera planeado para conocer cómo reaccionarían cuando las cosas se torcieran. Pero les desorientaban las reglas que les impusieron al empezar, pues entonces solo servían para engañarlos.

Laia pidió a Seth que no compartiera aquella información con los demás porque los ánimos ya estaban bastante decaídos y había demasiados compañeros afectados psicológicamente como para recordarles, de nuevo, que estaban jodidos.

Por la noche de aquel día hicieron una hoguera más grande de lo normal a la entrada del refugio. Sabían perfectamente que aquello llamaría mucho la atención a las criaturas del bosque, pero así también tendrían más posibilidades que los equipos que pasaran por los alrededores pudieran verlos. Como eran bastantes no tendrían problemas con la mayoría de criaturas que se asomaran a aquella hora. Se encontraban todos alrededor del fuego formando una especie de círculo. Seth y Laia estaban juntos al lado de Tara y Garret. El pelinegro aprovechaba cada momento para estar a su lado pues deseaba que algo pasara ya entre ellos. Se estaba impacientando de tanto esperar alguna respuesta de la chica.

Por otro lado, Vicent hallaba en frente de ellos mirándolos con recelo porque estaba entre completos desconocidos y el único al que medio conocía se encontraba absorto en otra persona. Aunque intentara mirar hacia todos lados, su vista siempre se centraba en Seth. Le estaba obsesionando. Por las noches había tenido sueños extraños y algo salidos de tono con el Líder de Fuego. Por mucho que lo intentara, no era capaz de retener sus emociones y puede que las hormonas de adolescente estuvieran haciendo un gran trabajo con ello. Sentía como una conexión muy fuerte le estaba uniendo a aquella persona que no le veía de la misma forma y le hacía sufrir. Encima, se le estaba juntando con su reciente separación que había sufrido de sus padres, los que siempre había confiado para protegerle, que le habían dado la patada en el peor momento.

Mariposas de fuegoWhere stories live. Discover now