— Déjame amarte cómo sí no fueras real.— Murmure en sus labios totalmente embriagada por ella.

Fueron las palabras suficientes para ver una sonrisa en su rostro, entonces estallamos en lo que nuestros cuerpos pedían, nuestros labios se buscaron de nuevo con ferocidad, Calle me pego más a su cuerpo cómo sí eso fuera posible, estaba sumida y embrujada  en su aroma, en sus labios, en sus manos, en su cuerpo, en toda ella.

Nuestros labios se movían con tanta frenesí y pasión que era algo impresionante, Calle me tomo del trasero sacando un pequeño gemido de mi garganta, me alzó haciéndo que enredara mis piernas en su cintura, mordí su labio inferior lentamente buscando aire, sentí mi trasero chocar en el escritorio, ella quedó en medio de mis piernas.

Ellos abrió los ojos y fundió su mirada con la mía, me sonrió negando antes de volverme a besar con el mismo deseo, a este punto todo pasaba a segundo plano, sentí su mano colarse por mi vestido, acariciando mi muslo interno lentamente, todo mi cuerpo se erizo por completo en ese instante.

Su dedo pulgar dibujaba mi mandíbula, mientras sus adictivos labios tomaban mi cuello sin piedad, bajo el tirante del vestido dónde beso y mordió mi hombro con demasiada sensualidad, juro que estaba muriendo.

Enrede mis dedos en su pelo pidiendo que bajara más, estaba torturandome porqué sólo sonrió negando con su cabeza, volvió a tomar mis piernas y sentí el colchón de la cama en mi espalda, Calle se coló entre mis piernas y subió la tela de mi vestido para tomar la carne de mi muslo, bajo sus labios besando mi cuello de nuevo de una manera deliciosa.

De pronto la ropa salió de nuestros cuerpos, quedando solamente en bragas las dos, Calle besaba y mordía mis clavículas hasta llegar a mis pechos, tomó uno con su boca sacando un gemido de mi garganta, su lengua hacía maravillas en mis pezones.

Entonces nuestros jadeos fueron reemplazados por gemidos, la habitación cada vez más pequeña, nuestros cuerpos perdidos en ellos mismos, todo era una locura, una excitante y deliciosa locura.

—¿Me deseas?— Esa pregunta era cómo una invitación al pecado, pero pecaría toda mi vida para perderme en ella, en su cuerpo, en su alma.

— Tanto, que no tienes idea.— Respondí sintiendo una mano deslizarse por mi abdomen, su mirada era un mundo del cuál no podía salir.

Su mano quitó la única tela que tenía en mi cuerpo, llegando a mi punto sensible el cuál necesitaba mucha atención, un gemido brotó de mi garganta cuándo sentí sus dedos jugando con mi clítoris, entonces fue cuándo sentí sus dedos entrar en mi, arquee mi espalda.

—¡Oh Dios!— Mordí mi labio inferior queriendo apaciguar mis gemidos pero era imposible, Calle me penetraba con sus dedos haciéndome perder la vergüenza y gritar, me aferre a su espalda clavando mis uñas en ella, Calle seguía implacable y yo sentía que pronto llegaría al orgasmo.

— No pares... Ah... Dios Calle.— Grité de placer, Calle me beso torpemente y fue cómo un detonante, en mi vientre creció esa sensación hormigueante, mis piernas temblaron, mi respiración falló y llegué al orgasmo gimiendo en su boca, caí en la cama extasiada.

Unos besos en mi pecho, clavículas y cuello me sacaron de mi éxtasis reciente, abrí mis ojos y vi a una Calle con el cabello alborotado y la boca entre abierta, eso encendió mi deseo de nuevo, la tomé de la nuca y la besé otra vez, nos rodé en la cama quedando yo encima de ella.

Me separé de sus labios para bajar a su cuello, chupe y mordí sus clavículas para besar la línea de su abdomen, llegué a mi destino que eran sus bragas, las quite dejándola totalmente desnuda ante mí.

Me senté en su regazo y empecé a buscar fricción con nuestros centros, gemimos a unísono, lleve las mano de Calle arriba de su cabeza moviendo más rápido mis caderas, por nuestros cuerpos recorría el sudor, nuestros gemidos se unían cómo sí se tratase de una melodía, Calle soltó sus manos con las mías para sentarse sin dejar de seguir mi ritmo, aprovechó la altura de mis pechos y tomó uno con su boca.

Eché mi cabeza hacia atrás sintiendo que explotaría de nuevo, dejó mis pechos y beso, lamio y mordió mi cuello, tomó mis nalgas pegandonos más a ella, cómo sí eso era posible, sus gemidos era lo mejor que podía escuchar, entonces ambas llegamos al orgasmo en un fuerte grito, caímos rendidas en la cama con la respiración errática.

— Mierda, necesito aire.— Hablé en una risita, escuché una de mi castaña, quite mi frente de su pecho para verla, sonreí dejando un corto beso en sus labios, ella sonrió radiante, cómo muy pocas veces lo ha hecho, pasó un mechón de mi cabello atrás de mi oreja.

—¿Eres real?— Preguntó pasando su pulgar por mi labio inferior, mordí su dedo juguetona, ella rió antes de rodarnos en la cama y besar mis labios.

— Estoy loca por ti, y no quiero que eso cambié.— Susurro antes de besarme de nuevo y hacerme ver el cielo y las estrellas muchas veces.



























¡Buenas pervertidos de closet!

Más tarde otro capítulo :v

El que no comente es hetero :)

Gracias por el apoyo ❤

Inmarcesible || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora