Antes de lo pensado, yo estaba en frente de un escenario, tocando música clásica para los fanáticos de esta, con gente ofreciéndome millones para que tocara en un cumpleaños, una boda, un bautizo ¡¡todo tipo de reuniones!! Y por supuesto, llenando escenarios fascinando al público, todo eso me hacía muy feliz.

El día que pude salir de casa, yo era Rica, no necesitaba de nadie, pero aún así, me daba el tiempo para ver a mi benefactor; mi padre.

Aún recuerdo su mirada...

Aquel día fatídico, que en un dúo con un joven prodigio de 16 años, perdí la vida. Vi, en la segunda fila, un hombre que apuntaba un arma directo a la cabeza de aquel niño, no se la razón, pero no quise verlo morir. Mi cuerpo reaccionó, se movió y abracé al chico, lo envolví en mis brazos, antes de que la bala llegara a el. Yo tenía 25 años, era joven, pero ya había experimentado muchas cosas que siempre quise hacer, lo único que me faltaba era encontrar al amor de mi vida, pero no me arrepiento de no haberlo hecho.
De lo que me arrepiento, sin duda, fue de jamás agradecerle. Entre el público, la mirada cristalina, en un rostro envejecido resaltaba... era mi padre. Todo respecto a el me arrepentía, jamas hice nada por el, pero el me dio todo; jamás anhele su cariño, pero el desbordaba de amor por mi; jamás le agradecí, pero el jamás me lo pidió. Era un hombre perfecto, y jamás lo vi.

Cerré mis ojos, anhelando poder despedirme de el... no lo llegue a hacer.
Pero de la noche a la mañana, yo estaba viva, respiraba, sentía dolor, hambre y podía ver ¡era imposible! O eso pensaba hasta que me di cuenta minutos después que había reencarnado, con una madre joven, y en estado de pobreza.

Se me dificultó, por qué a mi jamás me faltó nada, si tenía hambre, podría comer lo que sea, si quería ir de viaje, solo necesitaba un boleto, si quería dormir, una cómoda cama me esperaba... pero no me importo mucho, por qué está vez tenía una madre, una verdadera madre.

Me sonreía siempre que me veía, me cantaba, me daba su calor; pero sobre todo, ella me amaba. Jamás se arrepintió de tenerme, jamás me puso de pretexto por lo que hizo. Pensé que yo tenía una familia.

Solo fueron meses para darme cuenta que no fue así. Ella me abandono, me entrego a un desconocido...

Apreté los labios, mi corazón acelero y la tristeza me inundo.

De repente, frente a mi no estaban los recuerdos, más bien, estaba un joven rubio cuyo rostro era borroso, por las lágrimas que caían silenciosamente por mis mejillas y la oscuridad de la noche.

Desperté, todo este tiempo estuve durmiendo y soñando con mi vida anterior...

Aguante la respiración, hasta el momento no había llorado por tristeza, pero por alguna razón, todo en mi me exigía hacer un escándalo, para que alguien llegase a abrazarme; pero me contuve.
Era obvio que en esta casa no tenían experiencia en el cuidado de un bebé, en vez de verme beneficiada, lo más seguro es que recibiría un rotundo odio por parte de los desconocidos, y como ahora iba a vivir con ellos, no podía darme el lujo de tal cosa.

En su lugar, respire muchas veces, para evitar que mis lágrimas siguieran saliendo.

Aún así, una tristeza inundaba mi corazón. Mis lágrimas caían y mi respiración aceleraba. Reprimía mis jadeos de tristeza y me quedaba en una sola posición.

Yo, que era alguien tolerante, no soportaba cuando mi sobrino lloraba ¿como le harás este pobre chico?

Pero como si hubiese escuchado mis pensamientos dolorosos, el rubio abrió  los ojos.

Sus ojos zafiros no mostraron expresión alguna, o por lo menos, eso fue unos segundos, pues al percatarse de mi amarga situación frunció el ceño.

El y yo nos quedamos mirando sin hacer ruido alguno, por algunos segundos, se sintió eterna la situación.

Mis lágrimas dejaron de salir, y volví a cerrar los ojos, para fingir que seguiría durmiendo, era incómodo que me viera llorar...

En cambio, me sorprendió cuando sentí que el rubio me alzó y empezó a caminar en la oscuridad, solo fueron segundos antes de que entráramos a una habitación, sencilla pero elegante, con una ancha cama en el centro.

El se acercó al colchón y cuando mi cuerpo se acomodó en el, sentí que estaba en una nube... era muy comido.

El también se acostó, me miró unos cuantos segundos más, y después volvió a dormir. No tuve más remedio que dormir de nuevo. Esta vez, me aferré al desconocido, como si fuese mi única esperanza.

🌟🌟🌟🌟🌟🌟

Volví!

Lamento la tardanza, aquí está el capítulo U.U

Y perdonen mis faltas de ortografía.

¡si les gusto comenten o voten! Me encanta leer sus comentarios :D

Hasta luego hermosas personitas.

La princesa de la casa (___ x Diabolik Lovers)Where stories live. Discover now