Capítulo 2: La Caminata.

91 4 0
                                    

Comencé a caminar para volver pronto a mi casa, ya era demasiado tarde.

El tío que había conocido hace unos momentos, me acompaña, esta al lado mio, me irrita.

-Largate.- Le dije seria sin mirarlo en ningún momento, mientras caminaba por las calles de Miami.

-No.- Respondió él con su ronca voz.

-No te necesito aquí.

-Es muy tarde.

-¿Y eso qué?

-¿Siempre eres así?

-Desde que tengo memoria.

-Ian.

-¿Qué?. -Pregunté un poco extrañada por su respuesta, lo miré.

-Me llamo Ian. -Sonrió.

-Te felicito.

No tenía mucha experiencia con los chicos, no sabia como tratarlos ni nada de eso. Solo había tenido uno que otro hombre en mi vida. Solo una pareja estable, que resultó ser fatal.

Lo veo apresurar el paso, hasta situarse justo en frente mío, entorpeciendo mi caminata.

-¿Y tú? .- Me pregunta mirándome con una amplia sonrisa, mientras camina hacia atrás.

-¿Yo qué?.

-Vamos, sabes de lo que hablo.- Me miró sonriendo mientras continuaba con su caminata hacia atrás.

-Cassie, y ahora deja de hacer eso que me pone nerviosa.

-Mucho gusto malhumorada Cassie, es todo un placer.- Se detuvo y extendió su mano en forma de saludo.

También me detuve, y lo miré, rechacé por completo su saludo y pase por el lado de él. Continué mi camino.

-Sabes, no tienes por qué acompañarme.

-No te estoy acompañando.

-Bueno entonces no me sigas joder.

-No te sigo, solo voy en la misma dirección que tu, caminando cerca de ti, nada me lo impide.

Rodé mis ojos y no dije nada.

El ansiado edificio en el que vivía se dejaba ver en mitad de la noche. Pronto terminaría todo esto.

Llegué, o mejor dicho, llegamos al edificio. Me pare en la entrada y lo miré.

-Adiós. -Dije seca, sin expresión alguna.

-¿Te volveré a ver?. -Dijo él serio, pero a la vez tratando de esconder cierto entusiasmo.

-Espero que no, estúpido.

-Al menos se dónde vives, idiota.- Dijo con tono un poco burlón.

Qué se cree al llamarme idiota pensé enojada. Pero lo dejé pasar, no le tomaría importancia a algo tan insignificante.

Me di media vuelta, entré en el edificio, no volteé a ver si él seguía ahí.

Tomé el elevador, estaba justo en frente de la entrada, y vi como él se quedo ahí, parado como imbécil, mirando. Lo miré. Las puertas se juntaron, nos separaron.

Sentí alivio. Sentí lástima.

Entre a mi cuarto, 11:27 P.M.

Que caminata. Tomé un baño. Un agua de hierbas, y me fui a la cama justo a las 00:18.

Estaba cansada. Mañana sería otro día, pero era sábado, no trabajo.

Un aburrido Sábado.

Estúpido, dame amor.Where stories live. Discover now