Escena secreta y descartada del fanfic y los libros

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Hola todas.
Cuando planificamos la historia de Cosas del destino metimos una escena sobre un sueño húmedo Clexa que tenía Clarke, pero al final decidimos no meterlo por múltiples razones.
Damos las gracias a todas las que habéis seguido la semana de Cosas del destino en Twitter y que nos habéis dado feedback y cariño a lo largo de los años.
Os regalamos la escena en cuestión en versión Clashley.
¡Disfrutadla!

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Aquella mañana se despertó con una sensación extraña en el cuerpo, tres o cuatro segundos después de abrir los ojos lo recordó: había llegado el día en el que tenía que impartir su primera clase en el instituto. Se le aceleraron un poco las pulsaciones, una aceleración de las buenas, de las de que dejaban entrever nervios y ganas a partes iguales. Dejó escapar una sonrisa perezosa antes de incorporarse en la cama y comprobó que Nick no estaba a su lado, era bastante temprano, pero no le sorprendió demasiado. Ya no. La que sí que estaba a su lado era Cleo, panza arriba y roncando, a aquella bola de pelo el sonido del despertador le molestaba más bien poco.

—Cleo, vamos, que hoy tenemos prisa —trató de despertarla rascándole la barriga, pero solo consiguió que se acurrucara más contra su pierna lamiéndose el hocico en plan «relaja, que hay tiempo».  

Suspiró dándola por imposible, ya se levantaría sola al escucharla trasteando en la cocina, no importaba qué estuviera haciendo, aquella mimada se materializaba a su lado a la velocidad de la luz en cuanto abría el frigorífico con la esperanza de que le cayera algo.

Salió de la cama y fue directa a la ducha, frunció el ceño y se ruborizó a la vez al descubrir su ropa interior ligeramente húmeda y con indicios de haberlo estado mucho más a lo largo de la madrugada. ¿Por qué? Si Nick y ella no habían hecho nada. De hecho hacía siglos que Nick y ella no hacían nada. No tuvo demasiado tiempo para pensar en ello, el tema de estar a punto de dar su primera clase era mucho más importante, así que se introdujo bajo el chorro de agua caliente y repasó mentalmente los puntos clave de su presentación.

Se vistió con Cleo mirándola de reojo y cuando bajó a la cocina engañó a la pobre inocente abriendo la puerta del frigorífico con la correa en la mano. Tal y como acostumbraba apareció a su lado en cuestión de segundos, con cara de hambre y la lengua fuera, cuando le ató con la correa la miró en plan dramático, como si aquella fuera la peor traición a la que había tenido que enfrentarse en lo que llevaba de vida. Así que salió de casa con pocas ganas, pero a los dos pasos ya meneaba la cola y olisqueaba árboles sin otra preocupación en el mundo que la de captar nuevos olores.

Media hora después ambas estaban de vuelta en la cocina, ella dispuesta a preparase un café con tostadas y Cleo con la intención de pasarse la mañana sentada junto al frigorífico con un «perdono, pero no olvido» pintado en la cara. Al dar sentarse a la mesa frente a su taza, se dio cuenta de que no estaba tan nerviosa por ese día como sería de esperar. Una sensación de extraña calma envolvía sus terminaciones nerviosas y si Nick y ella hubieran follado la noche anterior podría atribuirla al efecto de las endorfinas, pero como aquel no era el caso sus orígenes le parecían un misterio. 

Consultó el móvil mientras daba un sorbo a su café y descubrió que Ashley ya le había dado los «buenos días».

ASHLEY DARWIN

Última conexión a las 07.34

Ashley: Buenos días, ¿nerviosa por tu primer día?

Ashley: En cuanto desayune te recojo en la puerta de tu casa con el coche.

Claire: Buenos días, Ash. Es raro, pero no estoy nerviosa.

Cosas del destino (Publicado con LES Editorial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora