〖Virgen ♔ Kageyama Tobio〗

↬Epílogo

— Kageyama lleva semanas intentando pasar tiempo contigo, mínimo dale los diez minutos del descanso, T/n-chan. 

— Entendido, mamá Suga.

— ¡T/n-chan!

La chica estalló en risas al oír la voz entre reprochante y avergonzada de su mejor amigo al oír tal apodo.

— De todas formas, me pregunto que haremos en el descanso. — Mencionó curiosa.

— No lo violes. — Advirtió el del sexy lunar como advertencia.

— Nah, es mi virgen Tobio-chan, debe seguir virgen.

— ¿Lo prometes?

— Nah.

T/n soltó un suspiro aliviado al oír el timbre que decretaba el primer descanso, salió de su aula esperando ver a su tierno kohai esperándola, pero para su sorpresa él no estaba.

Algo confundida por el repentino cambio se comenzó a dirigir con algo de temor a la azotea.

— ¿Acaso ya se cansó de mí? — Susurró dudosa mientras se mordía el labio con inseguridad.

Por alguna razón ahora los escalones se sentían más gigantes y cada paso le dolía más en al alma y en el cansancio, al llegar a la puerta de la azotea tomó aire con algo valentía así dándose ánimos. En su mente pasaba el rostro de su mejor amigo dándole su apoyo e incluso diciendo que si le rompía el corazón él le compraba helado y la acompañaba en una tarde de películas.

No debía seguir temiendo, Suga estaría ahí para sostenerla en caso de cualquier situación.

Sin esperar más entró cerrando la puerta detrás de sí, con la mirada buscó al más bajo así ubicándolo rápidamente en el centro de la azotea con las manos detrás de la espalda.

— Yahoo~ Tobio-chan. 

Al decir eso pudo ver como este se estremecía y fruncía el ceño, soltó una risa inevitablemente. Sabía que Oikawa lo saludaba así y por eso lo había intentado, quería relajar el ambiente.

— T/a-senpai, hoy no. — Al verlo tan serio hizo una mueca, esto no le gustaba. — Debo decirte algo importante.

— Entendido, habla. — Ordenó mientras se ponía recta y se cruzaba de brazos.

El de orbes azules la miró fijamente con nervios en su mirada y su cuerpo temblando, era raro verla tan seria y sobretodo su mirada fija era mucho más intimidante de esa forma, se sentía pequeño, pero ahora por fin había conseguida un poco de su tiempo.

No podía perder esa oportunidad.

— Yo... Me sueles molestar mucho, te burlas de mí y muchas veces juegas con mis sentimientos. — Al oír tales palabras la chica frunció el ceño y apretó los labios, eso no sonaba nada bien. — Pero aún así me defendiste cuando llegué aquí y me apoyaste y yo... — Kageyama tomó aire y extendió el chocolate oculto tras su espalda. — ¡Me gustas mucho, por favor acepta ser mi novia, senpai!

Al oír eso la chica se descolocó. 

Miró con la boca abierta al chico temblante frente a ella, poco a poco se comenzó a reír así poniendo mal al de cabellera oscura, él pensaba que se estaba riendo de sus sentimientos, pero en verdad ella solo reía para alejar su nerviosismo.

— En verdad... Eres un virgen, pero me encantaría ser tu novia. — Le sonrió aceptando el chocolate y sonrojando al menor.

El timbre se escuchó, pero ninguno se movió de su lugar.

Ella fue la que se decidió a arrastrarlo hasta la pared y obligarlo a sentarse, sin esperar más se sentó sobre su regazo y sacó un cuadrito de chocolate mientras relamía sus labios de forma tentadora para el pobre adolescente de hormonas alborotadas.

— Dime, ¿Quieres comer el chocolate conmigo, novio mío? — Preguntó juguetona mientras ponía la mitad del cuadrito en su boca y acercaba la otra a la boca del setter.

Tobio asintió rápidamente mientras ponía sus manos en la cintura de la chica y apegaba aún más sus cuerpos.

Poco a poco acercaron sus labios hasta comenzar un beso algo subido de tono con tal de derretir el chocolate que en poco tiempo comenzó a caer por las comisuras de sus labios así manchando sus rostros y un poco de su ropa, pero no podía importarles menos.

Solo importaban ellos, porque ahora podían decir con total confianza que se pertenecían mutuamente.